sábado, 22 de octubre de 2011

EL FIN DE ETA: CALMA, TRANQUILIDAD Y SOSIEGO

La importancia del hecho del anuncio unilateral por parte de ETA del fin de la acción armada, debido al aislamiento político, nacional e internacional, al buen trabajo de policía, guardia civil y servicios de inteligencia y sin ningún tipo de contrapartida, está provocando una euforia que conviene enfriar.
Además del riesgo que, de las pocas decenas de terroristas activos y aún libres, algunos pocos se descuelguen y, si tienen acceso a las armas, intenten una operación del tipo “ETA autentica” existen algunas certezas que hay que digerir.
La primera es que, tal y como están las cosas, la llamada izquierda abertzale tiene prácticamente garantizado un grupo parlamentario en el Congreso de los Diputados que va salir de las próximas elecciones generales, con lo que eso supone en términos sociales , políticos, jurídicos y económicos. Una cuestión no menor es que tendrán tribuna para decir lo que quieran, desde la inmunidad parlamentaria, y los demás, todos los demás, tendremos que admitir que lo digan y no podremos hacer otra cosa que responder solo con la palabra.
Otra es que se den los pasos que se den, e independientemente de la dirección en que se avance, las victimas más directas siempre estarán insatisfechas y tendrán motivos de queja, porque su deseo más intimo, el que lo que les pasó no les pasará, es un imposible. Por lo que será necesario evitar que tengan la última palabra, en las decisiones que haya que tomar, aunque nos duela.
Una más, que el poso de rencor que queda por las acciones, de ETA y el que con esa disculpa se siembra desde tribunas públicas, por los que se aprovechan del sistema democrático para envenenar conciencias, no va a desaparecer con la disolución de ETA, al contrario al desaparecer algunas auto-justificaciones, es muy probable que el rencor, que ya se destila a cara descubierta contra el adversario convertido en enemigo, se incremente.
Otra certeza es que la inmensa mayoría de los etarras que aún están libres no se van a entregar, y su oficio tiene amplia demanda“laboral” en este convulso mundo. Demanda que no solo es de parte de estados y organizaciones que actúan al margen de las leyes, algunos servicios de inteligencia de estados, aparentemente libres de toda sospecha, tienen amplia experiencia en fichajes de seres del rasero moral y experiencia personal similares a la de los miembros de ETA. Por lo que su conocimiento de la realidad española podrá ser utilizado contra nosotros, a precio razonable.
Queda mucho camino y trabajo, la alegría de estos días hay que disfrutarla con mucha calma, tranquilidad y sosiego, para que quede alegría a las siguientes generaciones, esas que si verán el final de ETA, ese final del que hoy estamos disfrutando solo de su principio.
 
Octubre de 2011
 
Fdo. Isidoro Gracia (DNI 7752400C)

viernes, 14 de octubre de 2011

ELOGIO DE LA POLÍTICA, Y DE LOS POLÍTICOS.

Según el barómetro del CIS, la tercera de las preocupaciones de los españoles es su escasa confianza en los políticos. Los españoles los consideran, estadísticamente hablando, mentirosos,  corruptos y poco eficaces, pero lo hacen sin caer en la cuenta qué esos vicios son posibles porque nuestra sociedad los consiente y practica, es decir que  muchos de los que así se manifiestan son de los que juzgan la condición de los demás basándose en la propia.
Algunos por el contrario creemos, quizá equivocadamente,  que la política es una de las actividades, no solo más imprescindibles, duras y exigentes, sino  más dignas de elogio. Y coincidimos en ello con pensadores como Aristóteles quien sostenía que “es necesario para quien quiera lograr algo en el orden de la política, sea él personalmente hombre de buenas costumbres”, o como Burke (considerado el padre del liberal-conservadurismo británico): “la política es una de las más nobles vocaciones a las que puede dedicar su vida una persona decente”.
La elección de las referencias no es casual, Aristóteles era del partido aristocrático, y defendía la guerra como instrumento para conseguir esclavos, y Burke acérrimo adversario de la Revolución francesa y su lema “Libertad, Igualdad, Fraternidad”, según sus biógrafos desde la humanidad, la razón y la justicia. Pero ambos eran reflejo de lo mejor de su sociedad y de lo que entonces sus vecinos más próximos consideraban sus objetivos personales más deseables. Los políticos actuales no se diferencian en esto de los hoy considerados dos grandes pensadores y políticos, son la imagen reflejada de su sociedad.
Nuestros políticos serían mejores de lo que son si las cátedras universitarias se adjudicaran con objetividad,  al margen de amiguismos, si los jueces actuaran con más equidad y rapidez, si los periodistas fuesen menos partidistas y distinguieran claramente la información de la opinión,  si en los negocios se actuase con  una ética que hoy está total y absolutamente ausente, si los ciudadanos, que tan mal los califican, actuaran en su vida diaria de la misma forma que demandan a sus representantes.
Decía Baltasar Gracián: “sin valor es estéril la sabiduría”, y estarán de acuerdo conmigo, que con lo que está cayendo, actualmente hace falta valor para dedicarse a la política. A ver si todos esos sabios que desde los periódicos, TDTs, tertulias y reuniones varias, predican en contra de los representantes democráticos dan dos pasos: el primero, actuar en su oficio como exigen actuar a los políticos, el segundo, presentarse.

Octubre de 2011

Fdo. Isidoro Gracia (DNI 7752400C)

lunes, 10 de octubre de 2011

TODOS ESTAMOS EN CAMPAÑA

En campaña no están solo los candidatos y los partidos políticos, sino todos los ciudadanos y ciudadanas. Pocas veces como en esta ocasión se ha puesto de manifiesto la importancia de la democracia y de la política. Los trabajadores nos estamos jugando mucho, casi todo, y creo que cada vez son mas las personas que empiezan a percibirlo con claridad. La crisis, y sobre todo los supuestos remedios que algunos quieren aplicar, nos empujan a las calles, a la protesta indignada ante tanto escándalo y tanta injusticia. La crisis que sufrimos tiene culpables que no somos precisamente los que estamos sufriendo sus peores consecuencias. Es tiempo para no callar, para hablar, para protestar, para comunicar, para rebelarnos, juntos si podemos, también cada uno como pueda y con los medios de que disponga. No es tiempo para dejar que nos emboben los medios de comunicación, cómplices de los que nos niegan nuestros derechos y nos quitan nuestro dinero.
Les sobra saber que es mentira que los recortes de salarios y de derechos sean la única solución posible a la crisis que ellos causaron. Hay otras soluciones y las conocen bien, pero no quieren aplicarlas. Les sale más a cuenta que paguen los más débiles, los trabajadores, los pobres, los enfermos, y si hace falta el país entero desprendiéndose de su patrimonio y de sus servicios públicos más esenciales como la enseñanza o la sanidad. Mientras, nuestros “altos dirigentes” siguen autoaplicándose con vergonzosa impunidad retribuciones y prebendas de escándalo. La mayor desfachatez es la de atreverse a decir con todo descaro que “sus medidas son técnicas, son científicas” y por lo tanto las únicas posibles para hacer frente a la crisis. Con el mismo descaro, sus propagandistas afirman que si no se les deja tranquilos y se les importuna con impuestos y exigencias semejantes, entonces ¡se irán para otros países!, es decir dejarán de robar y forrarse aquí para pasar a hacerlo en otros lugares. ¿Acaso no es esto el colmo del cinismo más impresentable?
Pero no son sólo las grandes fortunas. También los altos dirigentes de bancos y cajas (los últimos escándalos producen sonrojo), altos ejecutivos de empresas privadas y públicas, culpables directos de una malísima gestión en muchos casos, que piden a sus trabajadores apretarse el cinturón, mientras se aplican a si mismos emolumentos de escándalo, justificándolo con que es para evitar la “fuga de cerebros y ejecutivos de alto nivel” ¡Increíble!
Con este panorama las elecciones del 20 de noviembre no son una rutina. Nos va mucho en ello para permanecer indiferentes. No podemos ser meros espectadores de la contienda electoral, limitándonos como algunos desean a “votar y callar”, o a “votar pero no opinar de política”. No es cierto que para hablar de política “haya que saber y si no es mejor callarse”. En esto como en todo “se hace camino al andar”. Tampoco dice verdad quien pregona que votar no vale la pena porque todo seguirá igual. Como no cambiará nada, sino que irá a peor, es si renunciamos a nuestro derecho al voto, si no lo ejercemos.,
Además de votar, en esta ocasión hay que moverse desde ahora, todos y todas, participando y siendo protagonistas e impulsores de nuestra propia y particular campaña electoral, impulsando conversaciones, debates y contraste de opiniones e información, leyendo y difundiendo los programas electorales, y comprometiéndonos a favor de la opción política que consideremos mejor y mas favorable a nuestros intereses como clase trabajadora.

XESUS MOSQUERA
10 octubre 2011