domingo, 28 de diciembre de 2014

Espadones y demócratas

La I Repúbica española, como es sabido, tuvo que lidiar con tres conflictos armados: la guerra carlista, la de Cuba comenzada en 1868 y las revueltas cantonalistas, que tuvieron más furor en el sur de España. El general Pavía, que había sido un luchador por las ideas liberales en 1866 y en Navarra, quiso que Emilio Castelar, Presidente de la República desde septiembre de 1873, se afianzase en el poder una vez que había perdido la confianza de las Cortes. En realidad, estas le habían dado poderes extraordinarios para que combatiese la violencia en el país, pero luego consideraron que se había excedido, eligiendo entonces al valenciano Eduardo Palanca. Acababa de comenzar el año 1874.
 
Cuando el general Pavía ofreció a Castelar imponerse a las Cortes y seguir gobernando, las convicciones de este no le permitieron aceptarlo, por lo que se impuso la solución Serrano, ya que Palanca no fue aceptado por el militar al ser aquel un republicano federal. La República continuaba con Serrano al frente, pero herida de muerte al haber sido desautorizadas las Cortes por un espadón como los que el país ya había conocido con anterioridad.
 
¿Como iba a aceptar una solución no democrática el autor de "La Fórmula del Progreso", publicada en 1858 y donde Castelar expresaba su idea de una república democrática? Ahí preconizaba nuestro autor el emparejamiento de los ideales europeos y españoles, según ha demostrado Nancy A. Rosenblatt, como más tarde haría también Unamuno. Inspirado en Víctor Cousin, entendió que así como la Edad Media había sido la época de la aristocracia y desde la revolución francesa la época de la burguesía, ahora tocaba la época de la democracia, algo que para él difícilmente se podía discutir, algo que estaba marcado por los tiempos de la historia.
 
¿Como iba a estar de acuerdo con soluciones antidemocráticas un miembro de la Liga de la Paz y la Libertad que se adelantó a todos los que en el siglo XX propugnaron la unión europea? Fundada en 1867 aspiraba a una federación de repúblicas europeas, cuando en Europa solo Suiza escapaba al poder monárquico. Un repubicanismo el de la Liga que se acercó a las ideas socialistas en la medida en que, en su fundación, estuvo la I Asociación Internacional de Trabajadores representada. Había que ser muy avanzado respecto del tiempo que se vivía cuando Austria había sido aplastada por la potencia de Prusia, Francia lo sería en Sedán, Rusia mantenía sus permaentes contenciosos con el imperio turco y los países más poderosos de Europa se lanzaban a expoliar medio mundo lejos de sus fronteras.
 
Había que ser muy optimista, idealista pero convencido republicano cuando en 1868, aprovechando el destronamiento en España de Isabel II, Castelar pensó que había llegado el momento de las repúblicas europeas. En Francia y España habría que esperar a la década siguiente, con resultados tan distintos; en Portugal hasta 1910, en el resto de Europa hasta 1918, cuando las monarquías alemana y austríaca queden apeadas y los nuevos estados surgidos en el este de Europa se constituyan en repúblicas.
 
L. de Guereñu Polán.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

El gobierno de Procusto

La derecha española, y en particular el Partido Popular, tienden a gobernar de la misma manera que han aprendido de los regíemenes antidemocráticos: valerse de esta o aquella alianza coyuntural o de sus eventuales mayorías absolutas para imponer leyes que, a poco que cambien las cosas, no entrarán en vigor. Pasó así con el Plan Hidrológico Nacional en la negra época del señor Aznar, con la ley de educación de la señora Castillo (ahora muy callada en el Parlamento Europeo), con la ley de interrupción del embarazo, que no convencía ni a algunos obispos próximos al actual papa o con la decisión de comprometer a España enuna guerra ilegal e injusta, la de Irak, en lo que demostró su bravuconería el señor Aznar, tantas veces adalid de las vergüenzas de España y atento solo a su medro personal. 

Faltó que en el año 2004 ganase las elecciones el Partido Socialista para que los soldados españoles volviesen a casa y no entrasen en vigor dos de aquellas leyes citadas. Pero no solo. En ocasiones el Partido Popular ha conseguido aprobar leyes reaccionarias o insuficientes sobre empleo, sanidad, inmigración, violencia de género, fuerzas armadas, medios de comunicación, vivienda... Ahora aprobará una ley sobre "seguridad ciudadana" que todos llaman "mordaza" y que como la de relaciones laborales (que anula virtualmente los convenios colectivos) serán modificadas a la primera de cambio por otro gobierno de signo distinto. Es una necesidad nacional. 

El Partido Popular es responsable de graves situaciones sufridas por la población española: quizá la más trágica la del Yak-42, viajando soldados en un avión que no reunía las condiciones exigibles, mintiendo a la opinión pública, no pidiendo perdón y haciendo análisis forenses que resultaron una farsa. Aún no están reparadas (si alguna vez pueden estarlo) las familias afectadas. La ley del suelo aprobada por el Partido Popular contribuyó, sin lugar a dudas, a la especulación urbanística, porque liberalizó de tal manera la posibilidad de construir en zonas de mayor demanda (las turísticas) que muchos se lanzaron a construir edificios allí donde no había agua, donde las inversiones en infraestructuras nunca se realizaron y ahora dichos edificios están vacíos.

La explotación del terrorismo etarra con fines partidistas es una de las muestras de mayor villanía y mezquindad de los dirigentes del Partido Popular, divididos además en cuanto a la graduación de las medidas, excarcelando masivamente a etarras y luego denunciando que alguno de ellos se paseara por la plaza del pueblo. El carácter antidemocrático del Partido Popular se pone de manifiesto, más que en ninguna otra cosa, en las políticas de inmigración, sanidad y educación. En el primer caso queriendo hacernos ver que los inmigrantes son un peligro para la identidad nacional, para el empleo de los españoles o para el mantenimiento del orden público. Negar que los inmigrantes han contribuido de manera eficacísima a la caja de la Seguridad Social y a que el Estado recaude más impuestos es una actitud no solo retrógrada sino xenófoba. 

En cuanto a educación el Partido Popular niega capacidad a los claustros de profesores, hace desaparecer en la práctica el Consejo Escolar en los centros, prima la "excelencia" sobre la atención a la diversidad y desabastece a los centros públicos en favor de los privados: material, profesores, ciclos formativos en el caso de la Formación Profesional, etc. En sanidad hay un verdadero interés en favorecer a la privada en detrimento de la púbica, sobre todo teniendo en cuenta los intereses que muchos agentes electorales y personal afín al PP tienen en dicho sector. 

El Partido Popular no tiene política de vivienda, ni ha dado un solo paso en la profesionalización de las fuerzas armadas (que están ahora mejor que hace treinta años, sin duda), ha hecho todo lo posible por defraudar a los nacionalistas periféricos, por más que estos tienen muchas cosas en común con el PP. Este partido, por último, no tiene política exterior en muchos de los asuntos que interesan a España, así como tiende al control de los medios de comunicación públicos (en otro ejemplo de antidemocratismo) y en nada ha atendido -hasta ahora- a las víctimas de la violencia de género. 

El Partido Popular en el gobierno es particularmente cruel, desatendiendo las necesidades de la mayoría, en la cual ha tenido un vivero de votos, actuando como el bandido Procusto, a la vez posadero, que daba cobijo en su posada a los viajeros para serrarles piernas y brazos so pretexto de que cupiesen en la cama, demasiado corta, que les había preparado. Un partido hostil a la ciudadanía, afecto a la corrupción, heredero de las peores prácticas políticas de la dictadura precedente, seguidores muchos de la misma, añorando aquellos tiempos en que un sable justiciero "arreglaba" las cosas como Procusto.

L. de Guereñu Polán.

martes, 23 de diciembre de 2014

¿Infiltrados en el PSOE andaluz?

No sé si será cierta la información que dan algunos medios sobre la presidenta de Andalucía, por lo que puede que esta sea la reflexión más inútil por mi parte, pero si tiene fundamento estaríamos ante algún o algunos inquietos dirigentes andaluces que estarían azuzando a la presidenta para que se presente a las elecciones primarias que elegirán al candidato socialista a la Presidencia del Gobierno. 

La señora Díaz ¿tiene un compromiso con los andaluces o ya se ha olvidado de él? Aún no ha tenido tiempo de desarrollar su programa y ¿ya está pensando en otra batalla interna? Creo que un mínimo de seriedad exigiría que cada uno se quede en el sitio donde está y todos colaborando con todos, sin ambiciones a corto plazo, pues no está el horno para bollos. El país desangrado por la crisis, que afecta sobre todo a trece millones de personas, la corrupción campando por sus respetos sin que se le ponga coto (salvo el poder judicial, que parece está en plan reivindicativo, y hay que alegrarse por ello) el desprestigio de España en su plenitud, sin jugar papel alguno a nivel internacional (Cuba, resto de Iberoamérica, Unión Europea, los comflictos en los que deberíamos tener una política de solidaridad: Sahara, Palestina, inmigrantes...) y así sucesivamente. 

¿Se puede exigir a un secretario que no ha sido elegido ni siquiera hace un año que demuestre resultado alguno en las elecciones municipales de mayo? ¿No tiene la presidenta andaluza un merdel monumental con el caso de los Expedientes de Regulación de Empleo, en cuya solución se debe empeñar sin miramientos? ¿Acaso no son responsables del desastre en el que ha caído el Partido Socialista alcaldes, concejales, dirigentes locales, cuadros medios y demás, que no han dado, en muchos casos, precisamente ejemplo? No olvidemos que el señor Rubalcaba ha salido impoluto de la política activa, pero no se puede decir lo mismo de varias decenas -quizá cientos- de dirigentes y cargos públicos locales del PSOE. 

Volviendo a Andalucía, tengo el convencimiento moral de que los señores Chávez y Griñán no son responsbles penales de los múltiples casos ERE, pero tengo el mismo convencimiento para considerarles responsables políticos. ¿O es que se puede estar años dirigiendo una comunidad autónoma y no enterarse, ni por activa ni por pasiva, de lo que se estaba haciendo? ¿Que forma de gobernar es esa? Bien lo entendió el señor Griñán cuando dimitió y se refugió en el Senado. La presidenta actual debe plantear sus discrepancias con toda lealtad al secretario y demás órganos del Partido Socialista, pero debe también entregarse en cuerpo y alma a gobernar Andalucía como los andaluces más necesitados -la mayoría- necesitan. ¿O se ha olvidado de que en las últimas elecciones de dicha comunidad la primera fuerza fue el Partido Popular? Algo habrán hecho mal los dirigentes socialistas del sur...

Algunas frases que son más propias del teatro de la política ("el tren ya paso... ahora vendrá otro tren...) ¿a que conducen sino a la confusión, a la especulación? Ojalá esté equivocado en las interpretaciones que he hecho sobre las noticias de prensa leídas, pero si no es así el Partido Popular entará frontándose las manos, pues los inquietos dirigentes que azuzan a la presidenta para que compita con el señor Sánchez lo hacen mejor que supuestos "peperos" infiltrados en el PSOE andaluz. Dicho esto no niego legitimidad a nadie para que pueda optar a lo que crea conveniente. Otra cosa es si obedece a intereses personales o a los del Partido Socialista y el país. 

L. de Guereñu Polán.

domingo, 21 de diciembre de 2014

Ridículo de España en Cuba

España no ha jugado ni el más mínimo papel en el acuerdo de desbloqueo económico de la isla por parte de Estados Unidos. ¿Es esto de recibo? ¿Es razonable? A cualquiera que se sienta demócrata, español o cubano, le tiene que repugnar que esto haya sido así. ¿En quien estaba pensando el pulcro y atildado ministro Margallo durante estos años? No en los hijos y nietos de españoles, no en los descendientes de españoles desde generaciones, no en una comunidad que habla nuestra misma lengua y que durante siglos ha mantenido relaciones estrechas con España, incluídas aquellas etapas en las que la oligarquía española explotó las riquezas de la isla hasta convertirla en "la perla de las Antillas". El ministro Margallo habrá estado pensando en otras cosas, en ese millar de familias encumbradas cuyos intereses representa junto con un Gobierno en cuyas manos ha caído desgraciadamente España. 

Con la esencia de lo anterior está de acuerdo la revista "Estudios de política exterior". El Vaticano y Canadá sí han jugado un papel de mediadores en el proceso Cuba/Estados Unidos, pero España no, antigua potencia administradora de la isla. Como se abandonó a los saharauis a su suerte en 1975, así se ha abandonado a los cubanos ahora (y digo a los cubanos, no al régimen de la isla ni a sus dirigentes). El atildado y pulcro ministro Margallo, que estuvo en Cuba a finales de noviembre pasado, ni siquiera fue recibido por Raúl Castro como consecuencia, entre otras cosas, del discurso del ministro sobre la transición española, a la que puso de ejemplo para que la siguiesen los cubanos (¡semejante bellaquería!).

Hasta el franquista Fraga, cómplice de los crímenes de ese régimen, tuvo la visión de intentar salvar a algunos compatriotas de las cárceles cubanas, pero el señor Margallo es demasiado atildado, está demasiado ocupado en otras cosas como para pensar en aquellas. 

La Hacienda colonial cubana fue administrada por España durante el siglo XIX, de lo que se beneficiaban o no españoles y cubanos; el flujo financiero entre Cuba y España fue extraordinario, sobre todo hasta mediados de los años sesenta del citado siglo; las guerras de 1868 y 1895 vinieron a poner de manifiesto lo evidente: que la hora de la independencia había llegado y que negarlo era suicida, como algunos políticos de la Restauración comprendieron, entre otras cosas porque, como se ha demostrado por quienes más saben, el tesoro de Cuba era isostenible durante el último cuarto del XIX, lo que intentó arreglar el ministro Gamazo; hasta el Tratado de París, cuando el siglo finalizaba, en el que España -una indignidad más- no pudo evitar que la isla cayese en manos de norteamericanos ricos. Para ese momento España ya había asumido la deuda cubana. 

El papel que España jugó en el poblamiento blanco, después de que la población indígena desapareciese muy pronto como consecuencia de la sobreexplotación a que fue sometida, el papel del clero y de los comerciantes españoles, con sus luces y sus sombras ¿no han servido de nada para que España jugase un papel diligente, humanitario, cultural y económico con Cuba? El ministro Margallo, con el Gobierno del que forma parte, no pensaron en ello. Creyeron simplemente que una dictadura no merecía más atenciones, contrariamente a lo que hacen con China. 

El señor Margallo sonrie con frecuencia a preguntas de los periodistas con una autosuficiencia delatora que le pone al lado de los burócratas de poca monta. No tiene la dignidad de dimitir al comprobar que está rodeado, como el Presidente del Gobierno, de delincuentes por todas partes, en el Gobierno y en el partido que le sustenta. Prefiere sonreir antes que ocuparse de los graves problemas del pueblo cubano, a la postre, heredero de españoles en un riquísimo mestizaje cuyos frutos aún no se han agotado. 

L. de Guereñu Polán.

sábado, 20 de diciembre de 2014

LOS HIJOS DE…CÁNOVAS.


D. Antonio Cánovas del Castillo durante el último cuarto del siglo XIX, fue un personaje todopoderoso de la política española. Creador del “turnismo”, una falsa apariencia de democracia, habilitada tras la restauración borbónica en la persona de Alfonso XII, al amparo del sable del general Martínez Campos…Las restauraciones borbónicas, siempre de mano de un espadón…

El “canovismo”, tan idealizado por los conservadores españoles, es una mera farsa caciquil que aparentó instalar en España el modelo parlamentario británico a través de una democracia domesticada, habilitada por un bipartidismo a la medida, con la corona como coartada y el clericalismo más rancio dando la bendición. Donde el ejército, era clave para la supervivencia del modelo. El artículo 1º del código jurídico castrense  explicitaba: “La primera y más importante misión del Ejercito es defender a la nación de los enemigos interiores”

En 1874 el Sr. Cánovas redactó el Manifiesto de Sandhursts, documento fundacional del “regreso” borbónico, y la Constitución de 1876, que amparaba el “juego electoral” que auspició la llamada “alternancia pacífica”. Curiosamente entre sus coetáneos quien más le apreciaba era el canciller alemán Bismarck. El truco funcionó por las escasas diferencias entre ambos partidos. Caciques, hacendados, empresarios, mangantes de diversos pelaje trabajan a dos bandas según exigiera la situación. Pero siempre al servicio de una elite (¿casta?),  que se sustentaba sobre una parodia de participación popular. La “alternancia” cerraba el paso a opciones políticas ajenas al sistema, con la Constitución, más que garante, como espada de Damocles.

El Sr. Cánovas era un ideólogo bastante parco. Sostenía que “las naciones son la obra de Dios y no el resultado de la acción humana”. Permitir que se menoscabe el poder de España, madre de naciones, seria en consecuencia “un crimen contra Dios”…Pese a sus manifestaciones de ultranacionalismo español, la estima por sus compatriotas era más bien escasa…”son españoles los que no pueden ser otra cosa”…,”el español es radicalmente anárquico e ingobernable, necesita una mano firme que lo guie”…Algo que décadas más tarde haría frase de cabecera el dictador Francisco Franco.  En orden a ello, el Sr. Cánovas consideraba muy útil la monarquía borbónica, a la que identificaba con el ejercicio autoritario del poder – un despotismo ilustrado suavizado-, y con la integridad de la nación española.

El Sr. Cánovas, opuesto a cualquier tipo de reformas, trataba a los regionalistas vascos y catalanes que demandaban más autonomía, como terroristas decididos a destruir la unidad de España. Similar criterio al que manejaba frente a una propuesta de autonomía para la isla de Cuba, contemplada en un proyecto del Sr. Maura, inclinándose por la postura  de “luchar hasta el último hombre y la última peseta”…con el resultado ya conocido… 

Cuando surgen la “Mano Negra”, y los actos protagonizado por anarquistas andaluces,  clama que eso conduce a “acabar con la civilización cristiana” Y su respuesta es brutal al tiempo que asevera  que las políticas sociales, encaminaban España a su destrucción.

Su espíritu profundamente elitista le inspira el máximo desprecio hacia las clases populares. Lo muestra en sus escritos…”tengo la convicción profunda de que las desigualdades proceden de Dios, que son propias de nuestra naturaleza”.  Para él las elites eran completamente diferentes a las masas y su propia superioridad se demostraba  “en la actividad, la inteligencia y hasta en la moralidad” y como consecuencia de ello,  “las minorías inteligentes gobernaran siempre el mundo, de una forma o de otra”…Es curioso remitirse a un artículo publicado por el actual presidente del Gobierno Sr. Rajoy en el “Faro de Vigo” en 1983, haciendo suyas una por una las palabras del Sr. Cánovas…un siglo más tarde.

Para el Sr. Cánovas la ecuación, riqueza, inteligencia y aptitud (por este orden), eran un valor absoluto para gobernar.  De hecho, en el Congreso, afirmaba, “la pobreza es un signo de estupidez”. Para el Sr. Cánovas era una misión casi de origen divino, evitar que los hombres pobres y los que él consideraba estúpidos, gobernasen. Dios había dotado al hombre con “la desigualdad, el gran tesoro de la humanidad” y el estado no debía desafiar los designios celestiales. Su doctrina frente a las penurias y desesperación de la clase obrera solo entendía dos tratamientos…la caridad privada o la represión violenta de cualquier muestra de sentimiento díscolo ante su situación mísera.

Aunque el mote era casi desconocido en España, este político se ganó en la colonia cubana el apodo de “El Monstruo”, tanto por sus medidas sociales, como por su respaldo incondicional a la política militar desplegada por el general Weyler en la isla.

Como remate a este esbozo de la personalidad del autor del “restauracionismo”,- que valdría tanto para el siglo XIX, como el XX y principios del XXI-,  unas palabras suyas en el Ateneo de Madrid pronunciadas el 10 de noviembre de 1890, en este caso, en relación al Ejercito…”será por largo plazo, quizá por siempre, robusto sostén del presente orden social, e invencible dique de las tentativas ilegales del proletariado”…Profético D. Antonio…

No parece exagerado creer que el Sr.  Cánovas, abortó el nacimiento en España de una sociedad civil democrática y con ello su vertebración social. Gestó un régimen que incrementó drásticamente la brecha social y la distancia entre la España real y la oficial. Frenó transitoriamente la voz de la ciudadanía y de  movimientos populares diversos a cambio de dimensionar fatalmente la crisis social, política y territorial.

La herencia de D. Antonio Cánovas, un hiriente reflejo del pasado, es recogida ávidamente en las Fundaciones Cánovas y FAES, arsenal ideológico del actual partido en el gobierno. Lo que en lo cotidiano, deviene en dicha formación, en comportamientos antidemocráticos, propuestas con severo carácter antisocial, restricción de libertades  y  derechos cívicos, así como laxitud e impunidad ante la corrupción, de la que en gran medida es  beneficiario directo, según muestran las diligencias judiciales en curso.

  Antonio Campos Romay

MARIANO RAJOY, A MORIR MATANDO

Se avecina un intenso año electoral cuando las encuestas le vaticinan un descalabro y la credibilidad de Mariano Rajoy está por los suelos. El malestar es general incluso en las propias filas del Partido Popular, y no solo por los muy negativos resultados de la  política del gobierno en casi todas las áreas de gestión y sus desastrosas consecuencias.

Los casos Gurtel y Bárcenas, a los que se han sumado el Caso Bankia y la Operación “Púnica”, han colocado al partido contra las cuerdas. Suman cerca de 300 imputados, entre los que se encuentran ex alcaldes, senadores, diputados y todos los tesoreros del partido hasta el año 2010, así como destacados ex altos dirigentes como Granados y ex ministros como Matas, Acebes o Rato. Ana Mato ha tenido que dimitir y nuevas evidencias implican a la actual secretaria general María Dolores de Cospedal. La financiación irregular del partido a lo largo de su historia es una evidencia que, curiosamente, Mariano Rajoy parece haber admitido al afirmar que no se podría demostrar.

No parece sin embargo que haya intención de admitir errores y por lo tanto de corregirlos. Parapetados tras una esperpéntica campaña de imagen afirmando no solo que ya hemos salido de la crisis, sino que además estamos liderando el crecimiento económico en Europa, se opta por negarlo todo y tratar de matar al mensajero. En esta línea, son de esperar claros apoyos políticos de Merkel y de la derecha europea que nos impuso su política en los últimos años.

La batalla electoral va a ser dura y sucia porque ese es el escenario que Mariano Rajoy y sus asesores parecen haber elegido para intentar salvarse del naufragio que anuncian las encuestas. Fracasados los intentos de reformas electorales que les diesen ventaja, desde el poder que ostentan parece que se opta sin complejos por la manipulación de la opinión pública, de la justicia y de la policía, bajo la idea de que la mejor defensa es un buen ataque.

Ha trascendido ya que efectivos adscritos a las fuerzas de seguridad del estado, y al amparo de pretextos varios, trabajan en la elaboración de información comprometedora sobre sus principales rivales políticos. Se acaba de aprobar una ley represora de las libertades de expresión y manifestación, calificada ya de “ley mordaza”. Se han dado instrucciones a la fiscalía para que se proceda con extrema severidad contra sindicalistas y manifestantes, y de nuevo se incrementa el gasto en material antidisturbios.

Tras haber promovido y conseguido la expulsión de Garzón y de Elpidio Silva de la carrera judicial, se promueve el cese del juez Ruz para paralizar las investigaciones del caso Gurtel y derivados, tratando de evitar que nuevas evidencias e imputaciones puedan estallar en los próximos meses, y sobre todo que el inicio de los juicios no coincida con los procesos electorales. Se han ejercido fuertes presiones sobre el Fiscal General del Estado hasta provocar su dimisión, y, con la colaboración del Consejo General del Poder Judicial con presidencia y mayoría afines al gobierno, poder designar  a una nueva Fiscal General mas adecuada a sus intereses. 

Para relevar Alfonso Alonso como portavoz del Partido Popular en el Congreso de los Diputados, Rajoy designa a Rafael Hernando, un “halcón” agresivo y faltón de polémica y bronca trayectoria, recién condenado a pagar 20.000 euros a UPyD por haber mentido al acusar a este partido de financiación ilegal, y que años atrás incluso intentó agredir al entonces ministro en el gobierno de Zapatero, Alfredo Pérez Rubalcaba.

A finales de septiembre, dimitió Leopoldo González Echenique, abogado del estado y Presidente de RTVE alegando no haber conseguido del gobierno las ayudas prometidas para llevar adelante el plan de viabilidad y negarse a aplicar un ERE en una entidad que de nuevo registra pérdidas que ascienden ya a 716 millones de euros. El abogado del estado fue sustituido por Juan Antonio Sánchez, un avezado periodista y según sus detractores “un manipulador de la información de reconocido prestigio” procedente de Telemadrid y de amplia trayectoria profesional en medios como ABC, Cope y la propia TVE en los tiempos de Aznar. Como Director de los Servicios  Informativos fue designado José Antonio Álvarez Gundín, hasta entonces subdirector del diario La Razón.

Con estas medidas y los consejos de Pedro Arriola, su experto en comunicación y sociólogo de cabecera del partido, Mariano Rajoy se apresta a una larga y dura batalla electoral a la que el mismo concurrirá como candidato a la reelección. Enfrente un pueblo que parece haberle dado la espalda y una oposición dividida y enfrentada entre sí, que puede cometer el error de pensar que esta vez, por la gravedad de los desmanes cometidos, la derecha tiene la batalla perdida de antemano.

Aunque María Dolores de Cospedal lo califica de tan corrupto como sus políticos, dicen que el pueblo español es sabio. Sin embargo ha sido engañado varias veces, y ahora algunos  van a intentarlo de nuevo. Lo único cierto es que todo el país, y muy particularmente sus clases trabajadoras, se enfrentan a un formidable  desafío que condicionará su presente y su futuro durante décadas.

Xesús Mosquera Sueiro / 20 de diciembre de 2014









lunes, 15 de diciembre de 2014

La transición española comparada

¿Alguien puede imaginar que después de haber sido traicionada la República de Weimar y vencido el nazismo, los alemanes restaurasen la monarquía de los káiseres? ¿Puede alguien imaginar que tras la guerra franco-prusiana en 1871, los franceses hubiesen llamado de nuevo a Napoleón III o a un vástago cualquiera de las dinastías reinantes con anterioridad? Tras el establecimiento de la República portuguesa en 1910, que tiene poco que ver con la II española porque en aquella incluso hubo una dictadura, y el golpe que acabó con ella en 1926, los portugueses no llamaron a la dinastía de Bragança, sino que siguieron con el régimen republicano; entre otras cosas porque a partir de 1932 el cruel dictador Oliveira Salazar no estaba sin embargo embrutecido, como el general Franco, que se había formado matando indígenes norteafricanos. 

Tras la derrota de Italia en 1943 y el referéndum que los italianos hicieron poco después, por mayoría, aunque no abundante, decidieron dejar a la dinastía saboyana fuera del país y formar una República. Los búlgaros no han ganado la libertad tras el régimen soviético para reinstarurar a los zares de la dinastía Sajona. Los austríacos no vieron reducido su territorio tras la derrota del Imperio en 1918 para reinstaurar a los Habsburgo; los rumanos no quisieron saber nada de su antiguo rey Miguel y sus sucesores. Los Húngaros no quieren oir hablar de sus reyes si no es para recordar el papel que jugaron al ganar para el país un régimen de autonomía en el Imperio Austro-Húngaro; los polacos nunca han pensado en restaurar el Gran Ducado de Varsovia, a pesar de que el liberalismo se abrío paso en él con la ayuda napoleónica y contra los zares rusos.

Pero España tiene una historia particular. Ya tras el primer golpe de Estado en 1814, a manos del rey Fernando VII, los grupos dirigentes condescendieeron con él y luego tuvieron que soportar que en 1823 se valiese de un ejército extranjero para esclavizar a su pueblo. Tras el destronamiento de Isabel II, quizá uno de los hechos revolucionarios más importantes de la historia de España, no hubo el acuerdo suficiente para evitar la vuelta de los Borbones en 1875, por más que estos se restablecieron en España mediante un golpe de Estado, por lo tanto ilegítimamente. 

Cuando el pueblo español dio su apoyo al nacimiento de la II República (de forma pacífica, como en el caso de la I) y el rey Alfonso XIII se fue al exilio, no dejó de conspirar este, como su hijo Juan, para que aquel régimen democrático, aunque ciertamente defectuoso, cayese al acecho de terratenientes, banqueros, criminales, obispos y generales. Incluso Juan de Borbón colaboró con el general Franco para que este ganase la guerra de 1936... con la ingenua aunque ambiciosa intención de que la corona cayese suavemente sobre su cabeza. 

Cuando en 1975 muere el dictador Franco todavía estaban en pie de guerra los militares que la habían ganado sobre medio millón de cadáveres, como se demostró en 1981. Los grupos dirigentes del país no estuvieron en condiciones de discutirle a la monarquía el puesto que se le había reservado y la misma izquierda vio que no le era posible aspirar a lo que otros países europeos habían conseguido. En cuanto a la mayoría de las monarquías del norte de Europa, estuvieron con sus pueblos cuando fueron objeto del ataque alemán, aunque en el caso danés el rey prefiriese una colaboracón estratégica con el ocupante nazi. 

La historia de España, en los últimos doscientos años, ha sido un cúmulo de despropósitos en lo político, institucional y territorial. Con problemas que hoy se ven todavía no resueltos, como si del siglo XIX de los fueros se tratase. Es cierto que España es hoy una democracia imperfecta, como todas, un país que forma parte del más avanzado bloque de pueblos del mundo, pero un país donde no se cuestionan cosas que debieran discutirse a diario, sobre todo cuando buena parte de los banqueros y empresarios, los partidos conservadores y la misma casa Real están empozoñados en vicios no superados desde hace siglos. 

L. de Guereñu Polán.

domingo, 14 de diciembre de 2014

El caso de Pontevedra

No sé si en alguna de las esferas del Partido Socialista se habrá analizado con la suficiente profundidad y sinceridad el caso de los sucesivos fracasos electorales de dicho partido en las elecciones municipales de Pontevedra. Debo suponer que la respuesta es negativa, pues de los contrario se habrían puesto los medios para que dichos fracasos no se repitiesen una y otra vez, a cada cual con peor resultado. 

Desde el año 1983, en que el Partido Socialista obtuvo ocho escaños, el máximo hasta este momento, los resultados han sido a la baja o, en todo caso, por debajo de aquella cota. El colmo ha llegado en las últimas elecciones locales, con tan solo tres escaños y muy por debajo de los apoyos populares que el Partido Socialista obtuvo en anteriores convocatorias. ¿Solo tres escaños en una capital de provincia, donde se supone que la independencia de criterio está más asegurada que en las zonas rurales, donde el clientelismo es menos probable y capitalizar la marca PSOE es más factible? ¿Donde están los votantes socialistas de las elecciones de 1983 -con aumentos considerables del censo desde entonces- y en las elecciones generales? 

La agrupación socialista de Pontevedra, que conocí bien hasta hace algún tiempo, siempre contó con una militancia sedicente. Ha sido muy difícil aunar a unos y otros en torno a unos objetivos que debieran ser compartidos, máxime cuando en aquel lejano año 1983 la derecha se presentó unida y la izquierda fracturada, capitalizando el PSOE toda la representación institucional de dicho espectro ideológico. En la falta de cohesión de los militantes creo que está una de las causas de los sucesivos fracasos, pero no solo.

Los dirigentes locales no han tenido la oportunidad de consolidarse como líderes para que fuesen identificados por la ciudadanía en su tesón y constancia. Se les sustituyó a la primera de cambio, sin razones de fondo, por un "quítate tú que me pongo yo" tan común también en otras manifestaciones de la vida societaria. La escasa trabazón con la Unión General de Trabajadores, viviendo la agrupación socialista al margen de aquella, creo que es otra de las razones. Más grave aún ha sido el cambalacheo con el gobierno derechista por parte de la minoría socialista.

En la agrupación socialista de Pontevedra no se ha promocionado suficientemente a los líderes vecinales, que escaparon despavoridos en no pocas ocasiones ante la falta de seriedad de unos y otros. Desde mi punto de vista ha faltado un trabajo sectorial en las diversas actividades y facetas de la ciudad: agrupaciones culturales, vecinales, deportivas, profesionales, sectores en crisis... y una indefinición muy contraproducente en temas como la necesaria industrialización del municipio y el mantenimiento de las pocas empresas de dicho sector en el mismo. Nunca el Partido Socialista en Pontevedra ha tenido claro que los puestos de trabajo de los empleados de ENCE deben estar por delante -o al menos formar parte de la discusión- que los inconvenientes medioambientales de dicha empresa, cuyo principal problema es el emplazamiento. 

Ha existido un endémico cainismo entre unos y otros que ha desalentado a no pocos. De hecho, buena parte de los más destacados militantes de los años setenta y ochenta no están hoy en la agrupación pontevedresa (y con ello no estoy aludiendo a mí mismo, que causé baja por mi exclusivo deseo y responsabilidad). Los devaneos con una prensa local ávida de carnaza barata han sido otras de las tentaciones -y de los siniestros- de la agrupación pontevedresa, filtrándose a los medios cualquier desavenencia y tomándola como refugio de vendetas de poca monta. 

Personas de gran valía personal y profesional han preferido buscasrse acomodo -no digo que no hayan cumplido con su deber- en instituciones distintas de la capital, cuando ganar unas elecciones locales hubiese sido un factor de afianzamiento para futuras empresas. No hay razones objetivas para pensar que Pontevedra sea hostil a las candidaturas socialistas, pero sí las hay subjetivas y de una total falta de reflexión (desmiéntaseme si no es así) por parte de todos los que aún están dentro y ocupan puestos de dirección. Formar parte del gobierno local como si de una muleta se tratase (el cojo es el BNG y el bastón el PSOE) es muy contraproducente, porque todo lo positivo lo capitaliza quien tiene la alcaldía y, por lo tanto, los resortes del Ayuntamiento. Permitir gobernar a los nacionalistas y llegar a acuerdos puntuales con ellos, condicionando permanentemente su política, obligándoles a aceptar las propuestas socialistas, es más inteligente que formar parte de un gobierno para ser fagocitados, sin perfil propio. Es de esperar que las razones para hacer lo que se hace no sean honorables.

En el año 1983 la relación de escaños municipales entre el PSOE y el BNG era de 8-0 a favor de aquel; ahora la diferencia de ocho es a favor de este. Para esta deriva tiene que haber causas: discernirlas, corregir los errores y ponerse a trabajar con lealtad son condiciones imprescindibles. Las primeras encuestas que se han hecho públicas para las próximas elecciones locales dan al PSOE un resultado aún peor que los tres escaños que ahora tiene. No creo que se dé este caso, pues el "suelo" de todo partido tiene un límite y más abajo de lo ya caído, es casi imposible. 

L. de Guereñu Polán.

sábado, 13 de diciembre de 2014

El saqueo nacional

Que los grandes empresarios y banqueros saqueaban el país ya lo sabíamos; también deportistas de elite y divas de la música, gentes que no han aprendido todavía que la prosperidad de un pueblo depende de la aportación de todos. No son pocos en España los que participan de este saqueo teniendo en cuenta que se aproximan a 90.000 millones de euros los que han escapado al control de la Hacienda pública.

También sabíamos que hay políticos y altos cargos de la Administración que están ahí para ganar dinero, para saquear el país legalmente, aprovechando la incuria de quienes están obligados de evitarlo, quizá porque así participan también ellos del saqueo, que se vuelve festín. ¿Que hace la gerente de la Zona Franca de Vigo ganando al año 132.000 euros? ¿No hay necesidades que atender? ¿Que cualificación ha demostrado como no sea su capacidad serpenteante para colarse por la gatera apropiada? Cargada de fracasos electorales, su afición se volvió hacia la colocación en un puesto para el que no tiene mérito alguno. 

¿Por que el Presidente del Tribunal Constitucional ha de ganar más de 200.000 euros? Así mismo el del Tribunal Supremo, Secretarios de Estado, Presidentes de empresas públicas, exministros, ex altos cargos de la Administración, los gestores del "banco malo", que efectivamente es malo a rabiar, cientos de personas, miles incluso que exceden con mucho la remuneración razonable que les correspondería...

Hace ya mucho tiempo que esto ocurre, como la ingeniosa y faltal ocurrencia del expresidente González de aprobar una pensión para los expresidentes. ¿A cuento de que? ¿Por que los eurodiputados, además de su pingüe sueldo, cobran 300 euros diarios de dietas si hay personas que tienen pensiones que sobrepasan por muy poco esa cantidad... al mes

La ley de incompatibilidades de España es un cuento para el que quiera creérselo y el Partido Socialista no ha hecho lo suficiente para corregirla radicalmente, dejando que vengan voceros del tres al cuarto a recordárnoslo; pero hacen bien mientras no se corrijan vicios viejos que arruinan al país, que equiparan a los servidores públicos a los más ávidos especuladores que tenemos entre nosotros. 

Más allá de los casos de corrupción que tendrán que ser decididos por la Justicia, ¿no puede haber un partido en España que se haga seguir de otros para dar un verdadero ejemplo de decencia?

L. de Guereñu Polán.

viernes, 12 de diciembre de 2014

Los herederos de Franco

Cada vez está más claro que el Partido Popular es la más clara expresión de la herencia que el franquismo dejó en España. No solo en sus comienzos, cuando se llamaba Alianza Popular, se nutrió de lo más granado del franquismo comprometido con los crímenes de la dictadura, sino que ahora, ya sus hijos y nietos, siguen defendiendo aquel régimen desde posiciones diversas: el atildado y pulcro ministro de Asuntos Exteriores, diputados embrutecidos como Hernando o Fabra, corruptos como la legión de ellos que tiene ante los tribunales de justicia el Partido Popular. 

Naciones Unidas ha urgido al Gobierno español -y al resto de las instituciones del Estado- para que "las víctimas de desapariciones forzadas cometidas durante la guerra civil y el franquismo" sean investigadas y, en su caso, exigidas las responsabilidades que correspondan en justicia. Ha pedido también el compromiso al Estado español "para atender la demanda de los familiares de los desaparecidos". Tras visitar España y hacer públicas las conclusiones a que ha llegado, el grupo de trabajo de Naciones Unidas ha pedido "a los más altos tribunales, al Constitucional y al Supremo, que utilicen los estándares internacionales para llevar la justicia, la verdad y la reparación a las víctimas del franquismo y de la guerra civil". 

El Presidente Rajoy no ha dicho nada sobre el particular, lo que da a entender cual va a ser su grado de compromiso: cero. Pero cabe esperar que -aunque el actual Parlamento español haya anulado la justicia universal- los organismos internacionales presionen para que jueces, magistrados y miembros del Tribunal Constitucional españoles se pongan manos a la obra. Se encontrarán con la oposición de los herederos de Franco, los miembros del Partido Popular que, con ello, se hace cómplice de crímenes contra la humanidad.

Debe de tenerse en cuenta que han desaparecido niños, que otros han sido entregados a familias que no tenían ningún derecho sobre ellos, que se han violado derechos fundamentales de la persona, que se actuó con impunidad, que se aborreció el derecho y que se aplicó la ley con carácter retroactivo en algunos casos. Como ha señalado el más completo investigador de uno de los aspectos principales de la represión franquista, esta fue "constante, periódica, metódica y regular" (J. M. Solé y Sabaté, "La repressió franquista a Catalunya, 1938-1953").

El régimen franquista todavía defendido o escudado por el Partido Popular consiguió imponerse, según Stanley Payne, como resultado de una violencia prolongada que, sobre todo en sus primeros años, se basó en una coacción extremada. La ley marcial establecida por la Junta de defensa nacioal de Burgos, el 28 de julio de 1936, continuó en vigor durante varios años después de concluida la guerra civil. La terminación de esta no puso fin a la represión, sino que facilitó una más eficaz sistematización de ella. Las purgas y consejos de guerra se basaron en fundamentos jurídicos distorsionados. Acabó creándose una nueva base jurídica para la represión con la colaboración de estudiosos y juristas de la anterior monarquía y de los comienzos de la república. El 9 de febrero de 1939 se promulgó la Ley de Responsabilidades Políticas, que establecía penas por actividades políticas y relacionadas con la política, con carácter retroactivo desde el 1 de octubre de 1934.

En el momento de la rendición final de las tropas republicanas, la población carcelaria en la España dominada por el general Franco sumaba 100.292 personas, pero esta cifra no incluye a los que permaecían en los campos de concentración, 400.000 soldados o más del ejército republicano que se rindieron en los últimos días, y tampoco aproximadamente las 70.000 personas que volvieron voluntariamente a España en el último mes. 

El trato que toda esta población recibió fue indigno, oprobioso y cruel, resultando muchos de ellos muertos, eternizadas sus condenas, marginados cuando obtenían una libertad vigilada porque el régimen no daba respiro a quien tenía una ficha en la Dirección General de Seguridad. Los padres de estos que ya están fallecidos, los que sufrieron en primera persona la feroz represión, los hermanos, esposas e hijos, nietos y biznietos de aquellos, son acreedores de una reparación pendiente. Pero los herederos de Franco no quieren dársela. 

L. de Guereñu Polán.   
           

El cazador de elefantes

Antonio Elorza ten escrito (14 de abril de 2014) que segundo Santiago Carrillo, había unha trama política, impulsada polo Rei, para un goberno de concentración. (...) O informe de 26 de marzo de 1981 a Helmuth Schmidt do embaixador alemán... sinalado por EL PAIS, segundo o cal o Rei, sobre o golpe: 1) non se mostrou contrario os seus protagonistas: "é máis, mostrou comprensión, cando non simpatía"; 2) "Os cabecillas -dixo- só pretendían o que todos desexábamos": orden; 3) Aconsellara reiteradamente a Suárez "que atendera ós plantexamentos dos militares; ata que estes decidiron actuar pola súa conta". O relato de Carrillo a García Montero e Lagunereo cerra o círculo: existira unha trama política, impulsada polo rei, para un goberno de concentración presidido por Armada (presión rexia para traelo a Madrid), e aínda cando o Rei preferise a solución Calvo-Sotelo o dimitir Suárez, Armada ensaiou o golpe, que facasou por Tejero. O constitucionalismo do Rei ante TVE e os capitáns xenerais foi claro; a súa actuación precedente, cuestionable, como Rei que quixo indebidamente reinar, en medio do "ruido de sables".

A noite en que o rei Juan Carlos de Borbón parou o golpe de Estado coa súa comparecencia en televisión, non fixo outra cousa senón cumplir co seu deber legal, o cal é de agradecer non obstante, pero a monarquía española, en xeral, ten sido máis unha rémora que un factor de progreso. 

O citado rei, a pesar de ter sido formado durante a ditadura e polos esbirros do ditador, probablente ten certas conviccións democráticas, algo que non tiña o seu pai, segundo ten demostrado o historiador Javier Tusell, nin o seu avó, o rei Alfonso XIII, que autorizou un golpe de estado en setembro de 1923 para prolongar un estado de cousas que non arranxou cos graves problemas do país; tamén para evitar que un informe parlamentario, levado a cado polo deputado Picaso, revelara as responsabilidades do rei nos desastres militares -que custaron moitas vidas- no norte de África. 

Noutro orden de cousas, a casa real non ten dado precisamente exemplo de honradez nos comportamentos de varios dos seus membros: o propio rei Juan Carlos de Borbón viuse na necesidade de pedir perdón por dedicar parte do seu tempo o que non debía, así como unha das súas fillas enriqueceuse a costa de caudais públicos xunto co seu esposo. O de menos aquí é se será xulgada, condenada ou exculpada: o convencemento moral da cidadanía -creo interpretar- é que delinquiu gravemente, como así o fixeron os seus socios. 

O rei Alfonso XIII, cando se exiliou de España en 1931, levouse consigo unha riqueza da que nunca se aclarou a súa licitude. En realidade non hai rei que non poña a salvo os caudais necesarios para levar unha vida relaxada en caso de perder a coroa. Iso mesmo debeu pensar Alfonso XIII, como a súa aboa Isabel II e a rexente María Cristina de Borbón, que desde o exterior conspiraría para poñer todas as dificultades á democratización de España, conseguíndoo coa inestimable colaboración de dirixentes políticos no interior.

A monarquía é unha institución que leva consigo unha certa sacralización das persoas que a encarnan. O mesmo artigo 56º.3 da Constitución española vixente, sinala que "a persoa do Rei é inviolable e non está suxeita a responsabilidade". En dito artigo, os lexisladores non matizaron que tal norma debía ser interpretada para os actos públicos ou oficiais do rei, é dicir, en tanto que tal, pero non na súa esfera privada. Porque se o rei delinque, será de aplicación este artigo? Que eu saiba non ahi intérprete constitucional que se teña pronunciado o respecto, o que debera ser tido en conta para cando se reforme a actual Constitución. 

Non sabemos o patrimonio do anteior Xefe do Estado, o rei Juan Carlos de Borbón. Porque de ser certo que o seu pai viviu na "indixencia" en Portugal, o que xa está demostrado que non é tal, cales son os bens monetarios, en valores e patrimoniais do citado ex-Xefe do Estado, a súa orixe e licitude? Por que non pode a nación sabelo? Unha persoa particular non ten por que dar conta a ninguén -salvo ás autoridades e en casos predeterminados pola lei- das súas operacións mercantís e financieiras, pero alguén que ocupou a máxima maxistratura do Estado debe estar libre de toda sospeita tamén neste materia. O feito de que a casa real, o propio "interesado", sexa renuente e incluso reacio a facilitar esa información o país, di moi pouco sobre a honorabilidade que se lle supondría.

O actual rei de España non parece interesado en poñer en cuestón un patrimonio do que -o fin e o cabo- é potencial herdeiro. Cazar elefantes, aínda durante o tempo de traballo, non é o peor que se pode facer. En cambio si é imperativo dar contas da riqueza acumulada cando esta se formou en pleno exercicio de tan alta maxistratura. 

L. de Guereñu Polán. 

martes, 9 de diciembre de 2014

¿Que es la democracia?

Antes de nada pido perdón por pregunta que puede considerarse tiene una respuesta muy elemental, pero a los tiempos que hemos llegado, cuando la democracia está amenazada por todos los costados, no vendrá mal recordar cuestiones elementales. 

Una vez que sabemos que la democracia de los antiguos griegos no tiene nada que ver con las aspiraciones de millones de personas en el mundo, porque en aquel lejano tiempo lo único que se consiguió fue que los hombres libres (una minoría) accediesen a las magistraturas, pudiesen participar en la asamblea de la polis y votar, tampoco podemos sertirnos orgullosos de la democracia actual. En primer lugar porque se encuentra vicidada de dirigentes que no reciben el merecido castigo, pero también porque la pasividad de buena parte de la población permite que gobiernen. Leí una vez un pasquín portugués en el que se decía que no se podía protestar como un león y votar como un jumento (en portugués tenía aún más gracia).

En cierta ocasión los alumnos del Instituto donde yo impartía clase no se pusieron de acuerdo respecto de a donde ir de excursión por el fin de estudios: unos fueron partidarios de un periplo por el centro de España y otros qusieron ir a Nápoles. La dirección del centro (contra mi opinión) lo permitió, de forma que aquel año se hicieron dos excursiones, una para los alumnos de padres con posibles y otra para los menesterosos. Fue una medida antidemocrática a más no poder, porque se puso de manifiesto que era la renta disfrutada la que permitía apuntarse a una u otra opción.

La democracia plena, la de verdad, la que no quieren los poderosos, es aquella en la que la población tiene un nivel de renta, de riqueza y de formación muy simililar, de forma que a la igualdad jurídica conseguida por las revoluciones liberales del siglo XIX, se haya unido la igualdad económica que está por conseguir. Lo que más se parece -muy de lejos- a esta democracia de la que hablo es el "estado del bienestar" que algunos países europeos empezaron a extender tras la segunda guerra mundial. Ni siquiera en Estados Unidos se ha llegado a ese estado del bienestar, pues el porcentaje de pobres sobre la población total es abrumador. 

Si la legislación de nuestros estados no va dirigida a reducir las diferencias de renta y de riqueza, ya podemos extender los derechos civiles, lo que está bien, ya podemos tener derecho al voto, a manifestarnos, a pleitear, a no ser tratados como vasallos, etc., que no habremos avanzado gran cosa respecto de lo ya conseguido. Y téngase en cuenta que en muchos países se ha retrocedido, en los últimos años, respecto de la situación hace una década, por ejemplo. 

Las mafias se han extendido a China, Rusia y otros países emergentes; los paraísos fiscales niegan datos a los jueces que intentan perseguir el crimen (Suiza es un ejemplo, el corazón de la democrática Europa); las mafias italianas, japonesas, mexicanas, estadounidenses, etc. no son las únicas. En España hemos vivido las mafias del contrabando y la droga; en el sur de Francia ha sido endémico el caso de la mafia marsellesa. ¿Para que seguir?

El poder judicial es un baluarte fundamental para conseguir la democracia a la que algunos -creo que muchos- aspiramos: el poder que, con los medios extraordinarios que debe tener, persiga a los poderosos que tienen patente de corso para delinquir. Es cierto que la lucha contra el crimen ha tenido éxitos clamorosos, pero son muchos más los casos en que no es así. Esto desalienta a las personas de buena fe, incluso a las que no aspiran a la democracia plena, sino que se conforman con que haya más honradez que delito, más riqueza que miseria, que aspiran a que los primeros que den ejemplo sean los gobernantes, los empresarios, los que están en la cúspide de la sociedad, que no dan ese ejemplo. 

Ya sé que los ensayos que la historia la legado para igualar a las personas mediante la abolición de las clases sociales, mediante el control de la economía por parte del Estado, han fracasado, pero esto no quiere decir que se deba abandonar todo ideal de democracia plena, que todavía creo merece el nombre de democracia socialista, aunque algunos le llamarían de otra manera y otros no quieren ni oir hablar de ella. 

Para empezar creo que los estados, en manos de gobiernos de izquierda, debieran volver a ser fuertes, intervencionistas, resueltos colaboradores a nivel internacional para acabar con la hegemonía de las grandes corporaciones económicas que dominan al mundo. Claudicar de este ideal es estar perdidos, es hundirnos más de lo que estamos. Un Estado con recursos para atender tantas necesidades como la sociedad tiene es absolutamente necesario, por mucho que se critique la burocratización del mismo. Un Estado débil es el "estado gendarme" que quisieron siempre los liberales doctrinarios, partidarios de predicar una cosa y hacer la contraria. 

Luego está otra amenaza: la de los nacionalismos y populismos de estrema derecha, que avanzan en Europa como las hordas medievales. Estar atentos a este fenómeno no es cuestión baladí. Es fundamental para empezar con buen pie una nueva etapa del avance de la democracia en el mundo. 

L. de Guereñu Polán.

lunes, 8 de diciembre de 2014

Ante el aniversario de la muerte del fundador

En abril de 2005 decía Gómez Llorente: "Pablo Iglesia creó dos organizaciones con un solo y el mismo fin: la emancipación de la clase trabajadora... Tan socialista se es luchando por aquel ideal en el Partido como en la Unión. Algunos, que iniciamos temprano nuestra vida cívica reorganizando las Juventudes Socialsita allá por los últimos años cincuenta, encauzamos luego nuestra militancia preferente en el Partido, habiendo desembocado finalmente en poner nuestros conocimientos y lo mejor de nuestros afanes al servicio de nuestro sindicato...

Hay un motivo por el que los socialistas de viejo cuño nos sentimos a gusto en los sindicatos: los partidos pueden evolucionar hacia el interclasismo, y hacia una praxis política contemporizadora con los poderes económicos, así como con la estrategia internacional de las potencia hegemónicas, y a veces -preciso es recordarlo- no tienen otra alternativa... Pero los sindicatos son siempre, por definición, organizaciones de la clase trabajadora. Son inexorablemente y mientras existan, los más legítimos herederos y continuadores de cuanto significa en la historia el movimiento obrero. La tarea sindical no es otra sino la defensa de los intereses de la clase trabajadora, sea frente a la patronal, sea ante el Gobierno del Estado...

Un financiero inteligente y experimentado como George Soros, que no ha olvidado su formación intelectual originaria centroeuropea, no tuvo inconveniente en su más famosa obra ('La crisis del capitalismo global') de citar a Carlos Marx, elogiando en este punto su certera predicción de que el sistema capitalista acabaría penetrando hasta el último rincón del planeta y hasta el último aspecto de la acticidad humana susceptible de ser mercantilizado...
 
Especialmente debe preocuparnos que el pensamiento y el gusto queden cada vez más subordinados y condicionados por las manipulaciones del mercado, sometidos a las exigencias de los intereses mercantiles. Esto afecta a la investigación, a la producción estética y literaria, a la conducción del gusto para que se encauce la demanda de unos determinados consumos; a la idea misma de felicidad que conviene imprimir en las grandes mayorías a fin de que se sostenga un modelo de desarrollo económico a cualquier costo...

Si alguien me pregunta: ¿Que es lo diferencial específico del socialismo? Le respondería sin vacilar: LA IGUALDAD. La igualdad entendida como igual libertad para todos... Si se me pregunta en que ha consistido lo específico-diferencial del socialismo español, contestaría con una palabra: PABLISMO. Pablismo es el estilo que infundió Iglesias a las organizaciones por él creadas. Iglesias se consideraba a sí mismo un fiel marxista, pero fue sobre todo un gran humanista y un regenerador de la vida pública. Por eso lo respetaba tanto Ortega y Gasset, y por eso lo admiraba y quería tanto D. Antonio Machado.

Sus principales virtudes fueron la laboriosidad incansable al servicio de los trabajadores, su seriedad, es decir, la implacable coherencia entre lo que pensaba, lo que decía y lo que hacía; su sereno arrojo para estar donde creía debía estar, lo que le llevó siete veces a la cárcel. Fue laico y republicano sin estridencias. Hay que destacar su prudencia, por eso desconfiaba del mito de la huelga general revolucionaria. Sin negar que en la sociedad habría un día un corte drástico, operaba cotidianamente como un gradualista, pero sin abdicar de la meta. Ese conjunto de rasgos perfilan el pablismo y evocarlos, así como difundir los conceptos de las grandes figuras de la historia del socialismo, es otra de las tareas que creo debemos asumir sobre todo quienes estamos alejados del fragor del día a día...".

En honor y recuerdo de Pablo Iglesias (1850-1925) he puesto esto aquí, por si sirve de algo.

L. de Guereñu Polán.

domingo, 7 de diciembre de 2014

La decadencia de España

No me refiero a la que de tanto se ha escrito durante el siglo XIX, sino a la actual, a la situación a que hemos llegado por la acción da algunos, la negligencia de otros, el adocenamiento de muchos y el triunfo de ese espíritu que tanto mal ha hecho a las sociedades de uno y otro lado: la meritocracia. Para medrar hay que hacer méritos sin miramientos, sin sentido moral alguno, dando el máximo de codazos posibles para apartar a los competidores y ponerse uno en el lugar adecuado.

España ha salido hace menos de cuarenta años de una dictadura de la que han quedado, al menos en las dos primeras décadas, no pocos resabios. La transición democrática -no creo que lo duden muchos ya- no fue modélica aunque sí realista, pues quizá no fue posible otro camino con un ejército encolerizado y todavía activo aunque con el dictador muerto. Los revisionistas del régimen le traicionaron, pero se guardaron para sí las prebendas en el nuevo con el que no se identificaban mas que de nombre. Por eso no ha sido posible juzgar a ninguno por sus crímenes, por eso el Gobierno actual niega la justicia universal a requerimiento de una potencia económica (o a requerimiento de su propia conciencia) por eso la insatisfacción de muchos veteranos y de las nuevas generaciones que ven las insuficiencias de lo conseguido hasta ahora. 

No ha sido poco el esfuerzo, no han sido pocas las víctimas que han quedado en el camino y a las que debemos honrar, no han sido pocos los logros pero, aún así, desde la década de los años noventa pasados, el desdén, el desinterés por corregir las graves desviaciones que se estaban produciendo, sobre todo en la moral pública, han traído el hartazgo actual. Luego hemos estado gobernados por un criminal de guerra, por más que al expresidente Aznar no le veamos nunca ante un tribunal internacional; ahora estamos gobernados por una pandilla de delincuentes, ya por acción o por omisión, que han llenado de oprobio y mezquindad a todo el país, de pillos y ladronzuelos, de ladrones de postín y de miserables sin cuento. El presidente Rajoy ha estado toda su vida política rodeado de delincuentes: cuando fue presidente de la Diputación de Pontevedra, cuando fue vicepresidente de la Xunta de Galicia, cuando fue ministro de varias carteras y ahora. Pero él sin rubor.

La crisis económica ha hecho el resto, y creo que al menos ha tenido una faceta positiva (ojalá no hubiera dejado en la cuneta a millones de españoles) y es que ha puesto al descubierto la corrupción generalizada en el sector de la construcción, en la administración pública, en los Ayuntamientos y Diputaciones, en los partidos políticos, en la banca, en la patronal, en los sindicatos (más en unos que en otros) en los medios de comunicación, incluso en la Universidad y en casi todos los sectores de la vida nacional. El partido en el que se apoya el Gobierno de España es una gran cloaca que lo ifecta todo, que desalienta a la población, que desmoraliza a muchos, que da el peor ejemplo a la juventud y a cualquiera que tenga un mínimo escrúpulo.

El partido que sostiene al Gobierno actual tendrá unos cuantos millones de apoyos en las próximas elecciones (municipales y generales). Se trata de personas con menos escrúpulos que las demás, personas que serán fieles al partido de la corrupción antes que dar paso a otros, los fieles de una España tradicional, retrógrada, sumida en la mentira y que defrauda incluso a sectores de su propio electorado (ley de interrupción del embarazo, por ejemplo). 

España vive un mal momento, puede que como otros países, pero a nosotros nos interesa poner de manifiesto lo que más nos toca, denunciar a aquellos que han tomado al país como un patrimonio que es factible repartir a unas cuantas familias que, a la postre, son las que siempre lo han tenido. 

L. de Guereñu Polán.

sábado, 6 de diciembre de 2014

DESPUES DE TREINTA Y SEIS AÑOS.


España es una República democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de libertad y justicia….así comenzaba el texto constitucional aprobado el 9 de diciembre de 1931...

Una Constitución que contemplaba los procesos autonómicos, el matrimonio civil y su disolución, daba el voto a la mujer, eliminaba que el estado financiase al clero de una confesión religiosa que durante siglos había pesado –y sigue- como losa sobre la sociedad española, declaraba tajantemente la laicidad del estado, y en suma era un texto de los más avanzados de la época.  Época turbulenta la del nacimiento de una Republica heredera de un legado de varios siglos de atraso, caciquismo, fundamentalismo religioso, incultura, corrupción administrativa y escasa práctica de la libertades públicas. Y con un ejército anclado en sus propias derrotas, hipertrofiado, escasamente dotado y con una tradición intervencionista enfermiza en la vida civil...

España que jamás protagonizó un proceso revolucionario autentico, más allá de las trifulcas palaciegas y pronunciamientos de salón, asistía con la Republica a la caída acelerada de viejos esquemas a través de grandes conquistas sociales. Un periodo en el que tomaron carta de naturaleza a la par que el crecimiento urbano de forma substantiva, los conflictos de clase. Los viejos pleitos sociales pendientes como la distribución de la tierra se abordan por primera vez, así como las políticas laborales y sobre todo un esfuerzo gigantesco en educación publica

La República, heredera del funesto legado de los Borbones llegados a España en una guerra de sucesión en la que se dilucidaban exclusivamente los intereses de dos familias foráneas, la francesa y la austriaca, disputándose nuestros despojos, soportó tensiones sociales por la impaciencia de los secularmente marginados, en las que el anarquismo en no pocas ocasiones fue un elemento inconsciente al servicio de la reacción. Y feroces y sin tregua desde su proclamación de los grupos ultramontanos, latifundistas, el clero, un gran sector de las fuerzas armadas (instrumento predilecto de la reacción), grupos económicos…Todos conjurados en un bloque de extrema beligerancia frente a los vientos de democracia política, social, cultura y de libertad que protagonizaba aquel régimen joven que rompía con un pasado mísero fenecido con el agotamiento de la política caciquil de la I Restauración.

El primer proyecto auténticamente revolucionario de España fue ahogado a sangre y fuego por los que con la palabra orden en la boca desordenadamente pisotearon los derechos de la nación. España sumida en las negruras tridentinas del nacionalcatolicismo vago por las cloacas del miedo y la indigencia en un país sometido a una férrea dictadura donde el ejército hacia  veces de fuerza de ocupación acuartelado en toda las ciudades en labor de policía política. En paralelo se sometió al país a una campaña de manipulación e intoxicación en escuelas, iglesias, periódicos, radios y cualquier otro medio con capacidad de condicionar a la ciudadanía – los vasallos-, en orden a satanizar la Republica y culparla de todos los males habidos denigrando su memoria con el odio patológico que los actores del franquismo albergaban contras los valores cívicos, éticos y morales que aquella sustentaba.

 La Transición, con grandes aciertos y aspectos positivos tuvo como pecado original, la cobardía –a la que no era ajena la situación histórica en que se produce -, de dar la espalda a la Republica, como fórmula garante de un estado moderno, allanándose a las imposiciones del dictador que desde su tumba imponía la forma de estado. Con escasa sensibilidad cívica e histórica, en un ansia disparatada de borrar el pasado en lugar de asumirlo y razonarlo, metió en un mismo envoltorio a la dictadura fascista, los demócratas, la guerra, la represión, las miles y miles de víctimas, victimarios e inmolados, para arrojar en un totum revolutum al pozo del olvido…

De la Transición salieron indemnes los que asesinaron las ilusiones y esperanzas de un pueblo. Los que lo sojuzgaron. Y una confesión religiosa,  que mimó a los protagonistas del atropello, los bendijo, y sirvió de brazo inquisitorial que humilló y acoso los derechos de la mujer, del librepensamiento, de la cultura, invadiendo las esferas privadas y familiares. Comportamiento de carácter usurpador de espacios ajenos,  en que insiste aun a día de hoy, con el beneplácito no solo de los gobernantes actuales sino de gobiernos socialistas, aferrándose tenazmente a privilegios acaparados a la sombra de su incondicional apoyo al régimen totalitario.

Tras treinta seis años de la aprobación de la Constitución española de 1978, el poder civil  es una  realidad, así como la conciencia democrática de la sociedad. Ha sido un  aprendizaje del que no podemos desistir y que requiere  todo nuestro celo. Pero es hora también de la revisión democrática de un texto que se va quedando obsoleto por el propio paso de tiempo que cada vez discurre más cambiante, y por la evidencia de que las condiciones bajo las que se redactó están superadas.

Devolver la palabra al pueblo. Armonizar los desajustes territoriales para que “mejor juntos” sea una expresión que responda a la realidad. Y que los derechos sociales y estado de bienestar que hemos saboreado, se recuperen y consoliden en su texto como una realidad solidaria acorde con nuestra cultura.

Y también para despertar del ñoño cuento de hadas que ya no tiene ninguna gracia, y cuyo último capítulo nos lo impuso un sangriento dictador muerto entre vómitos de sangre, enviándolo sin complejos al baúl de los recuerdos de  nuestra historia. Una ciudadana o un ciudadano, elegido democráticamente por sus compatriotas debe ocupar la jefatura del estado por tiempo tasado esa magistratura, dándole la dignidad, honorabilidad  y credibilidad que corresponde a tal Institución.

Desde el agradecimiento cívico a la Constitución de 1978, es hora de dar la bienvenida la Constitución del siglo XXI. La de la III REPUBLICA. 
Antonio Campos Romay

martes, 2 de diciembre de 2014

A medio siglo de las huelgas del norte

Hace medio siglo que los mineros de Asturias y las mujeres de aquella tierra, los obreros de las empresas navales de Vizcaya, los trabajadores de varios sectores industriales de España, en el año 1962, iniciaron una serie de acciones reivindicativas y huelguísticas que son un ejemplo de solidaridad, de lucha, de entrega y valentía. Creo debemos recordar aquellos hechos porque anticiparon las conquistas que, tras la II República española, disfrutamos más tarde, hoy mismo a pesar de las dificultades. 

En la cuenca minera asturiana, en sus pozos de La Camocha, María Luisa, La Nueva... y en trantos otros que se encontraban -y aún se encuentran- en los valles de Laviana, El Entrego, Langreo, Sotrondio (siguiendo el Nalón) Mieres, Turón, Figaredo, Lena, Moreda (siguiendo el Caudal) y en otros pueblos encajados entre los verdes y lluviosos prados de la Asturias interior, en contacto con la vecina provincia de León, se dio hace algo más de cincuenta años uno de los testimonios más señeros, honrosos, notables, de la lucha de los trabajadores por sus derechos, por su dignidad y por las libertades que hoy disfrutamos. 

El franquismo y sus secuaces, pandilla de criminales que se habían encaramado al poder sobre casi medio millón de cadáveres, se encontraban en la fase "dulce" de su tétrica existencia. Superados los años de hambre profunda, reconocido el régimen internacionalmente, entrados los tecnócratas del OPUS en los gobiernos del dictador, parecía que se abría un camino de prosperidad limitada para España. Es cierto, pero las desigualdades entre unas regiones y otras, entre el campo y la ciudad, entre el sector servicios y los más esforzados mineros, metalúrgicos, estibadores, mujeres y hombres que vivían todavía con rentas bajísimas, sin derechos, sin libertad, demostraba que el franquismo había fracasado, si esto no fuese evidente por su sistema de oprobios y crímenes. 

Todo empezó porque una nueva generación de trabajadores, que no habían participado en la guerra civil directamente, aunque la habían sufrido, creyeron que era el momento de de decir que los salarios eran de miseria, que las condiciones en la mina eran peligrosísimas e inhumanas, que la falta de libertades les constreñía ante necesidades imperiosas. La tracción de las carretas aún animal, los entibos de las minas sin seguridad alguna, los números en los pozos que recordaban a los muertos, la silicosis haciendo estragos a edades relativamente tempranas... 

Los ugetistas que militaban también en el Partido Socialista, los comunistas que luego formarían Comisiones Obreras, los trabajadores de las cuencas que escuchaban Radio España Independiente (emisiones desde Bucarest) los trabajadores de la JOC (Juventud Obrera Católica) y de la HOAC, todos hicieron piña para hacerse oir, para una huelga extraordinaria, heroica, en el año 1962, que luego se prolongaría con otra más, masacrados en esta última por la represión franquista, exitosa la primera al conseguir un aumento sustancial del precio de la hulla y de los salarios, y que se extendió al naval de Vizcaya a la provincia de Guipúzcoa, a pequeñas empresas auxiliares del metal y de la siderurgia. 

Intelectuales y estudiantes se sumaron a la lucha de los trabajadores (inéditamente encontramos a Menéndez Pidal firmando un documento de solidaridad), en Madrid y Barcelona surgen movimientos de protesta y apoyo a los huelguistas del norte, donde encontramos líderes forjados por sí mismos, donde ya despuntara en Vizcaya Nicolás Redondo. En las campas, en las bocas de las minas, en las plazas de los pequeños pueblos apiñados en la estrechez de los valles, en los chigres asturianos, en cualquier sitio suficientemente liberado de la policía franquista, se sucedían las reuniones. Los tenderos fiaban a los huelguistas, las mujeres echaban maíz a los que no abandonaban el trabajo ("gallinas")... los jefes y administrativos que no se sumaron a las huelgas pero sí se beneficiaron del aumento salarial que se consiguió. Palizas terribles en los calabozos, crímenes más cobardes que otros crímenes, abusos, heridas y lesiones padecidas, cabezas rapadas a las mujeres para humillarlas, pero aquellas fuerzas policiales miserables no consiguieron sino el efecto contrario. El arrojo y la decisión más ejemplares.

El ministro Solís Ruiz, hipócrita y sonriente, demagogo y cobarde, bajó a a uno de los pozos para "negociar", no con los "representantes" del sindicato vertical, sino con los trabajadores y sus líderes espontáneos, o forjados durante años en el silencio más o menos forzado por la dureza de la vida. Aquella visita legitimó, sin quererlo el régimen, al movimiento obrero asturiano, a los mineros que se plantaron durante varios meses, sin medios, sin salario, con la hambruna acechándoles, con los hijos esperando un mendurgo de pan, con el país atosigado por las contradicciones y la miseria de buena parte de la población, con las mentiras del régimen, con el "seiscientos" y el comienzo de un turismo cutre de españoles engañados. 

Libros y películas ya se han hecho eco de aquellas gestas, que se prolongaron en los años siguientes, que tenían sus precedentes en los últimos años cincuenta, mientras en la bávara ciudad de Munich se celebraba la reunión que Franco tachó de "contubernio" y los que habían mostrado una oposición tímida al franquismo se arrimaron a los mineros a la vista de otros tiempos que adivinaban próximos. Aún faltarían trece largos años para la muerte del dictador, algunos más para el gran salto hacia una Constitución que devolviese a España su dignidad, la legalización de todo el mundo, la salida de la cárcel de los presos políticos... como aquellos cientos de mineros que fueron arrastrados a las celdas en la segunda huelga de 1962. 

Honor a los que nos marcaron el camino aunque vivamos tiempos muy distintos (no tan distantes) porque vendrán otros años en los que sus enseñanzas nos serán útiles, pues vanamente creen los estúpidos que no volverán tiempos en los que las viejas luchas sindicales tendrán que ponerse otra vez sobre la mesa.

L. de Guereñu Polán.