viernes, 28 de marzo de 2014

Proponer alternativas

Los que suenan como posibles candidatos a unas elecciones primarias en el Partido Socialista Obrero Español hacen de todo menos proponer alternativas. Creo que esa sería su principal misión, pero no hay manera. No he podido tener la información de la que voy a hablar aquí directamente de los laboristas británicos, pero por un artículo de Antonio Estella veo lo que el líder del laborismo británico ha puesto sobre la mesa en materia económica. 

En efecto, mientras que el socialismo clásico cuestionaba la economía capitalista y considereaba que la función del Estado era fundamental para sustituirla por otra, desde hace unas décadas el socialismo que poco tiene ya de ello, ha optado por ir haciendo propuestas parciales que se han quedado en garantizar ciertos servicios sociales pero sin cuestionar el actual orden económico mundial. Y podría hacerlo, porque una cosa es que sea posible a corto o medio plazo, una cosa es que las dificultades sean enormes cuando se gobierna y otra muy distinta renunciar a un ideal que nunca debiera haberse abandonado.

Dice el señor Miliband que "la socialdemocracia no tiene ni idea de cómo generar una economía socialmente justa". Creo que tiene razón y a las pruebas de remito: por ahora el socialismo en el poder político lo único que ha hecho (a salvo las primeras décadas tras la segunda guerra mundial) es corregir las acciones perversas del mercado. En definitiva, el socialismo ha renunciado a reformar la economía contentándose con garantizar los derechos civiles y aún así con reparos. Miliband, desde el laborismo bitránico, propone intervenir en la economía de una forma distinta a como hasta ahora se ha hecho o se ha dejado de hacer: llama a su fórmula "predistribución" y consiste en que "sea la propia economía la que genere resultados socialmente justos". 

En una economía globalizada los Estados-nación pueden hacer menos en materia económica que cuando la economía funcionaba a escala más pequeña. Miliband propone "establecer una ratio entre sueldo medio y sueldo de los ejecutivos de las entidades financieras, hasta el establecimiento de un máximo de cuota de mercado que los bancos y las entidades financieras puedan acaparar". De esta manera se estaría en el camino de evitar las tendencias monopolísticas de toda economía capitalista que ya autores muy conocidos preconizaron hace más de un siglo. De esta forma también se evitarían los riesgos (o se reducirían) derivados de corporaciones financieras poderosísimas. 

No es mucho, pero al menos hay algo de lo que partir. ¿Que tienen que decir sobre esto los dirigentes socialistas españoles que están pensando en ser candidatos a las primarias? ¿O es que no se han enterado de en que andan pensando los socialistas británicos? El socialismo actual no genera doctrina ni en dosis de píldora, por lo que algunas ideas de los laboristas británicos deben ser bien recibidas, sobre todo sabiendo que de todo debate suele salir una floración de ideas que lo enriquece y amplía.

L. de Guereñu Polán.

miércoles, 26 de marzo de 2014

INFILTRADOS

Lo sucedido en Madrid el pasado día 23, no puede archivarse sin más. El Congreso de los Diputados, si de verdad quiere representar al pueblo, debe ocuparse del tema y hacerlo con urgencia.

En primer lugar asumiendo y haciéndose eco de las demandas que llevaron a cientos de miles de hombres y mujeres a manifestarse, y que muchos mas, desde los diversos rincones del país comparten. El Congreso de los Diputados no puede  ser indiferente o mirar para otro lado, sobre todo  por parte de quienes se consideran de izquierda, progresistas o simplemente demócratas. ¿Acaso no presumen de que sí, nos representan todos?

En segundo lugar, el Congreso debe ocuparse de la manipulación informativa de que ha sido objeto la manifestación y las marchas que previamente atravesaron el país desde sus costas al centro de Madrid. ¿Cuales son los datos de participación reales de que dispone el Gobierno? ¿Acaso se trata de un secreto de estado? La policía municipal de Madrid dio la cifra “oficial” de 50.000 manifestantes, que sirvió de coartada a medios tan importantes como “El Pais” para difundirla como cierta. Si al propio tiempo se desplegaron 1.700 policías anti-disturbios, resultaría un policía por cada 29 manifestantes. En que se basa la policía municipal de Madrid para dar esa cifra, cuando otras fuentes (incluidos importantes medios de comunicación extranjeros) hablan de mas de dos millones ¿Por qué este continuo mamoneo con las cifras? ¿Tanto cuesta en democracia decir la verdad?

Está también el tema de la Seguridad y del comportamiento de la policía. Las fuerzas de seguridad están para protegernos, a todos, incluidos claro los ciudadanos que, como  demócratas, ejercen se derecho a manifestarse. Parece sin embargo que desde mucho antes de llegar a Madrid, el gobierno consideró a estos ciudadanos como “enemigos” etiquetándolos de “peligrosos radicales anti-sistema”, y augurando enfrentamientos ¿Por qué? Da la impresión de que se utilizó a la policía no para proteger los derechos de los manifestantes, sino contra ellos. Esta actitud es muy grave y absolutamente antidemocrática.

Se ha dicho, también desde el principio, que en las marchas de las diversas columnas, en las concentraciones previas y en la propia manifestación de Madrid, se habían infiltrado policías o confidentes de la policía ¿Es esto cierto? ¿No debieran comparecer en el Congreso el Ministro del Interior y los representantes de los sindicatos policiales que piden la destitución de sus jefes? ¿No debieran los grupos parlamentarios tener acceso a las grabaciones de las conversaciones telefónicas habidas entre la policía y sus mandos?

No estamos solo ante simples “excesos”, sino ante cuestiones mucho mas graves, de fondo. Está en juego la democracia. Bien está rendir honores a Adolfo Suárez, y celebrar la llegada de la democracia hace 35 años, pero ¿Estamos ejerciendo como demócratas en la actualidad? Lamentablemente, más bien parece que estamos asistiendo a comportamientos y actuaciones que nos retrotraen a los tiempos de aquella dictadura franquista que presumimos  haber dejado atrás.


Xesús Mosquera Sueiro / 26 de marzo 2014

lunes, 24 de marzo de 2014

22-M

Tengo a la vista el manifiesto unitario de los manifestantes en Madrid del pasado 22 de marzo: "no al pago de la deuda, ni un recorte más, fuera los gobiernos de la troika, pan, trabajo y techo para todos y todas". Excepto lo de negarse a pagar la deuda, que conduciría a España a su exclusión de la economía mundial, lo demás parece muy razonable. Más adelante se hace referencia a la reforma del artículo 135º de la Constitución, acusando al Partido Socialsita, cuando el Gobierno de dicho partido se ajustó estrictamente a la legalidad y se hacía absolutamente necesario limitar el gasto de las diversas administraciones, que llevadas de un descontrol desmedido, estaban hundiendo institucionalmente al Estado: se trata de de que "los créditos para satisfacer el pago de intereses y capital de la Deuda Pública del Estado se entenderán siempre incluidos en el estado de gastos de los presupuestos y no podrán ser objeto de enmienda o modificación mientras se ajusten a las condiciones de la ley de emisión". No se podrá atender a las necesidades de las personas mientras España tenga una deuda monumental, pero esto no quiere decir que el pago de esta deuda deba ser una prioridad ante las necesidades del gasto social, lo cual depende de quien gobierne y de las ideas sociales que sostenga.

En otro orden de cosas, ateniéndome a la cifra de manifestantes que han dado fuentes fiables, cincuenta mil personas parecen pocas, lo cual quiere decir que los que se manifiestan en España (nos manifestamos) cada vez que esto ocurre, son los mismos y ello no debe dar una imagen de que el clima de protesta está generalizado. Otra cosa es la protesta en el bar o en el corrillo de barrio. La derecha mientras tanto está agazapada disponiendo de datos que demuestran que no todo está perdido para ella: cuenta con el apoyo de la Iglesia, de la banca, de las corporaciones industriales, de muchos medios de comunicación, de cierta meritocracia hispana que ha hecho sus delicias durante siglos... 

Si el número de manifestantes el 22-M no fuese tan bajo y se pudiese admitir que llegaron al doble (100.000) aún así, para ser una manifestación convocada en toda España, no estaríamos ante un hito, sino ante un importante acontecimiento de alcance limitado. Las fuerzas del orden, mal dirigidas por un ministerio que no sabe lo que es garantizar las libertades de las personas, han incurrido en algunos abusos, pero no parece que muchos a tenor de la existencia de unos pocos gamberros violentos (no radicales, que es otra cosa) que, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, fueron a jorobar tanto a los miles de manifestantes honestos como a las fuerzas del orden que nos defienen una y mil veces. 

Un análisis que creo correcto es que el conjunto de los manifestantes del 22-M no obedecen a unos mismos objetivos: en unos casos la intencionalidad es más bien social, en otros política (ambas legítimas) en otros casos no se trata de posiciones maximalistas, lo contrario de lo que algunos líderes cívicos quieren ver, y en general puede decirse que los manifestantes del 22-M seguramente votarán a todo el espectro político español casi en la misma proporción que indican las encuestas, por muy separadas que estén estas de las elecciones generales, para las que todavía falta año y medio (si no ocurre algo que me gustaría, y es que este gobierno no aguantase toda la legislatura). 

Debe tenerse en cuenta -para explicarnos el que no hubiese, por ejemplo, un millón de personas en la manifestación- que la convocatoria estaba hecha por grupos heterogéneos sin programas unitarios, con posiciones muy diversas y vagas en muchos casos. ¿Y si se hubiese sumado a la convocatoria el Partido Socialista, por ejemplo? Quizá los organizadores cívicos no se lo hubiesen permitido, quizá sí, pero quizá también un número determinado de manifestantes no hubiese acudido. Todo un enigma. La verdadera lectura de la importancia del 22-M estará en las próximas elecciones generales, las verdaderamente significativas porque deciden quien gobernará el país después de este desastre; lo demás son espejismos en los que conviene no caer.

L. de Guereñu Polán.

Rusia no es Irak

En agosto de 1990 el ejército irakí invadió Kuwait, seguramente en una acción de Sadam Hussein por reivindicarse ante su pueblo y arrebatar al pequeño país (hechura del colonialismo) el petróleo tan abundante en la región. Irak había librado una dura y larga guerra contra los chiíes de Irán y debía pagar una enorme deuda. Entonces la bravuconería del Presidente Bush (padre) y el resto de occidente, en una lógica que tuvo toda la legalidad, pues estuvo amparada por la ONU, invadieron Irak y comenzó lo que luego se conocería como primera guerra del Golfo. 

Ahora se ha producido la anexión de Crimea por parte de Rusia, pero ninguna bravuconería (aunque verbalmente sí la ha habido) se ha atrevido con el gigante euroasiático. Si en vez de Rusia hubiese sido Irak u otro pequeño país el agresor, las cosas se habrían desencadenado de otra manera. En el año 1992, en medio de la desintegración de la URSS, Ucrania firmó un acuerdo de secesión con ciertas condiciones, una de las cuales era garantizar los derehos de la minoría rusa allí donde se encontrase, entre otras regiones en Crimea, de ahí que contase con un Parlamento autónomo que ha decidido, en una acción ilegal, declarar unilateralmente su adhesión a Rusia. Si no fuese porque muy cerca estaba el poderoso ejército ruso tal hecho no se hubiera producido o no hubiese tenido valor fáctico alguno.

Al populista Putin le faltó tiempo para recordar a occidente -y con razón- que este había reconocido a Kosovo cuando se separó -también unilateralmente- de Serbia, aliada tradicional de Rusia (hermandad eslava de por medio). Ciertamente, Alemania y otros países de la Unión Europea se apresuraron a reconocer a Kosovo para meter la nariz en los Balcanes por un procedimiento que recuerda tiempos muy antiguos y no tan antiguos. España no reconoció a Kosovo entre otras razones porque estaba candente el problema vasco en nuestro país. 

La ONU, Estados Unidos, la Unión Europea y occidente en general no tienen ahora respuesta (y menos unánime) para condenar la acción de Rusia, clara violación del derecho internacional, pues si se empieza por no respetar la integridad de los estados-nación apaga y vámonos. Hitler viene aquí a cuento aunque solo sea porque también inició una escalada de ocupaciones territoriales que desembocaron en la segunda guerra mundial. Seguramente la anexión de Crimea por Rusia no desencadenará un conflicto de tal magnitud, pero queda para el futuro ver las consecuencias de esto. Por lo de pronto cabe distinguir entre los protagonistas: si el invasor es un pequeño país que dispone de petróleo se le invade; si es una gran potencia militar, no.

Obviamente no estoy abogando por acción militar alguna contra Rusia, pero sí poniendo de manifiesto la debilidad del derecho internacional y el enorme despiste de los dirigentes mundiales ante conflictos que pueden parecer pequeños pero que podrían degenerar en grandes. En primer lugar la U.E. no ha actuado conjuntamente, lo que no debe extrañar a nadie porque es lo que suele hacer. En segundo lugar no hay un liderazgo en Europa para atajar problemas de esta naturaleza, inmersos como están los dirigentes políticos de cualquier ideología en asuntos domésticos. En tercer lugar Estados Unidos ha demostrado que no tiene unos servicios de "inteligencia" como presume, pues la CIA, una vez más, no previó el caso que aquí comento. 

Los rusos de Ucrania, de Rusia y de cualquier otro estado debieran preocuparse, porque podría ocurrir que a quien ahora aplauden, a un despótico Putin sin ideología como no sea el nacionalismo y la alianza con las mafias rusas del dinero, tendrían más tarde que demandarle romper unas reglas de juego que ya jugaron un papel protagonista en otras muy tristes y trágicas horas de la historia. La veda se ha abierto: cualquier potencia, siempre que lo sea, puede anexionarse un territorio de soberanía ajena. Estados Unidos lo ha hecho a mediados del siglo XIX y luego se ha dedicado a invadir países, desde América hasta Asia. Parece que no hemos aprendido nada. 

L. de Guereñu Polán.

domingo, 23 de marzo de 2014

Adolfo Suárez González

Ante la enorme cantidad de opiniones y versiones que se han dado sobre la figura de Adolfo Suárez, casi todas elogiosas, creo que es obligación de algunos que salgamos también a la palestra pública para poner el contrapunto a alguna palabrería huera, a cierto papanatismo y también -como no- a sentimientos sinceros y justos. Ante todo vaya por delante mi pesar, humanamente hablando, por el fallecimiento del hombre, más aún por el drama que su familia tuvo que vivir durante la última década por lo menos. 

Dicho esto conviene no olvidar -si queremos ser justos- que Adolfo Suárez fue, durante buena parte de su vida, servidor de un régimen criminal. Pudo haber elegido la oposición, el apartamiento, una actitud crítica ente los desmanes de una dictadura cruel y asesina, pero prefirió acomodarse a ella. Luego, ante la encrucijada de la historia, creo que sin ideología definida, eligió servir a los intereses de una monarquía que sabía solo se sostendría si abrazaba la causa democrática, pero Adolfo Suárez no se movió por ello de sus posiciones conservadoras bajo el paraguas del centrismo (para la época, la derecha civilizada).

Constituyó un partido que no lo era, sino una amalgama de intereses personales de entre los que destacaban franquistas convictos y confesos, antiguos gobernadores civiles que -como él- habían utilizado las fuerzas del orden para reprimir a los demócratas, sus manifestaciones y sus reuniones pacíficas. Escaló puestos en el franquismo hasta servirle manipulando la televisión pública; luego, como digo, fue llamado por el rey para que hiciese un trabajo especial y creo que esto le reconvirtió en demócrata de toga, más que en demócrata convencido, pues nunca había practicado tal doctrina, antes bien, la había combatido. Servir al rey y a sus colaboradores creo que fue la máxima de Adolfo Suárez, tanto si este le encargase lo que le encargó como si le hubiese encargado lo contrario (otra cosa es que no tendría sentido esto último). 

Luego se reveló como un político hábil, generoso incluso, falto de ambición llegado un momento. Creo que debe reconocérsele el mérito -a él y a los asesores del rey- de la Ley para la Reforma Política que la oposición democrática no votó (creo, yo con ella, equivocadamente) pero no así el mérito de la Constitución, que se debe sobre todo al Partido Socialista y a la minoría catalanista, aunque también pusieron lo suyo los representantes de aquel conglomerado de intereses que dio en llamarse UCD. 

Cuando dejó de ser Presidente del Gobierno y recibió el galardón de duque de Suárez, concedido por el rey, quedó demostrado que la derecha y la monarquía del país no habían pasado la página de rancias costumbres más propias de principios del siglo XX. Creo que el Gobierno de Adolfo Suárez, cuando se iba a producir el golpe de estado fracasado de 1981, no estuvo todo lo fuerte y agudo que debiera, no informó debidamente a la oposición, hasta el punto de que sorprendió a todo el Gobierno sentado en sus escaños sin, ni siquiera, estar informado de lo que pasaba el ministro del ramo, un ingenuo empresario de poca monta como Rodríguez Sahagún.

Todo lo que se dice sobre que Adolfo Suárez y el rey fueron los hacedores de la transición política a la democracia en España es una falsedad manifiesta; contribuyeron a ello sin duda, y desde puestos de privilegio, de manera que si no hubiesen colaborado probalemente las cosas hubiesen sido de otra manera, pero los verdaderos hacedores de la democracia española -con todos sus defectos- son una parte del pueblo español, aquella pate que se arriesgó, que militó, que luchó y salió a la calle; no la parte que se quedó en casa a ver que pasaba o que incluso recelaba de cualquier cambio.

Adolfo Suárez hizo un sucedáneo de partido político con los retales del franquismo, con algunos sectores del empresariado y del clericalismo, siempre bajo la atenta mirada del ejército; por eso creo que la transición española a la democracia no fue modélica (aunque no solo por esto). Al rey cabe reconocerle, de manera objetiva, que parase los pies al ejército, dado que era su jefe orgánico, aunque también ha de tenerse en cuenta que los asesores del rey sabían que la monarquía no sería viable en España si no estaba comprometida con la democracia. 

Adolfo Suárez descansa ya en paz, honor a él y condolencias sincieras a los suyos, pero no sirven mejor a la memoria del personaje los que le adulan, sino los que itentan acercarse a la verdad de su drama, en definitiva de su vida.

L. de Guereñu Polán.

miércoles, 19 de marzo de 2014

¡ES EL TRABAJO Y EL PARO ESTÚPIDOS!

¡
Con el mayor respeto a todos y cada uno de quienes integran el Congreso de los Diputados y otras instituciones y foros de representación política, parafraseo con el título a Bill Clinton cuando le espetó a George Bush padre aquella famosa frase de ¡es la economía estúpido!, y lo hago para intentar provocar, llamar la atención, no cerrar los ojos ante el drama del paro en nuestro país.

Es muy mal síntoma, y hasta una auténtica vergüenza, la escasa atención que en el debate sobre el estado de la nación celebrado recientemente ha merecido la apremiante y angustiosa situación del desempleo y sus principales consecuencias: el crecimiento de la pobreza, la desintegración social, y la descomposición del tejido económico del país. Para colmo, en plena melopea triunfalista, y buscando quizá  titulares tras los que ocultar la ausencia de medidas serías para hacer frente al desempleo, el Presidente del Gobierno se permite anunciar muy serio algo que en medio de la gravedad del asunto, parece un chiste, una broma de mal gusto. Sus medidas de una “tarifa plana” de 100 euros a la seguridad social para los nuevos contratos indefinidos que supongan un aumento de plantilla, y la exención de pagar el IRPF a quienes cobren menos de 12.000 euros al año, medidas estas que ni van a crear nuevos puestos de trabajo, ni a reducir la precariedad, ni a corregir la gravedad de la situación fiscal. En todo caso reducirán los ingresos de la seguridad social, y las pensiones futuras de los trabajadores.

De malos diagnósticos no pueden surgir soluciones. Tal como llevan anunciando los sindicatos y expertos solventes, las reformas laborales, los despidos fáciles y baratos, los recortes, las privatizaciones, las rebajas salariales, la congelación de las pensiones, el capado de la negociación colectiva, etc., lejos de servir para crear empleo, han traído consigo recesión económica y más y mas paro. Las verdaderas beneficiadas han sido tal vez las multinacionales instaladas en España y dedicadas a la exportación, que han reducido plantillas, salarios y cotizaciones sociales, ganando así  “competitividad”. Sin negar la importancia de estas empresas, la economía española es mucho mas, muchísimo mas.

Sabido es que cada año, y en los diversos sectores, nacen y mueren miles de empresas. En los últimos años sin embargo son muchas más las que mueren y desaparecen que las que nacen. Entre el 2008 y el 2013 el saldo supuso la desaparición  de 275.000 empresas en España. Según datos del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, las 3.195.210 que quedan en España se distribuyen así según su tamaño:

-          Microempresas sin asalariados, 1.763.120 (55,2%).
-          Microempresas con 1 a 9 asalariados, 1.286.587 (40,3%)
-          Pequeñas empresas, con 10 a 49 asalariados, 121.601 (3,8%)
-          Medianas empresas, con 50 a 250 asalariados, 20.108 (0,6%)
-     Grandes empresas, con mas de 250 asalariados, 3.794 (el 0,1%). Un buen número de estas empresas son multinacionales instaladas en España.

De lo anterior se concluye algo también sabido y obvio: que el 95,5% de las empresas españolas tienen menos de 10 trabajadores, y que solo un 3,8% de las empresas tiene entre 10 y 50 asalariados, y que ambos grupos representan el 99% del tejido productivo del país, de manera que reactivar este tejido es lo prioritario e imprescindible para crear empleo.

Por su parte, la Encuesta de Población Activa correspondiente al 4º trimestre del 2013, ofrece los siguientes resultados:
-     Población mayor de 16 años, 38.121.700. Un descenso de 211.300 (-0,55%), sobre el mismo período del año anterior.
-     Población activa, 22.654.500, lo que supone un descenso de 267.900 (-1,17%) sobre el mismo período del año anterior. De entre la población activa, los ocupados son 16.758.200, registrándose también una caída de 198.900 personas (-1,17%). Los parados por su parte ascienden a 5.896.300, lo que supone un descenso de 69.000 con respecto al 4º trimestre de 2012.
-          Población inactiva, 15.467.200, lo que significa 56.600 inactivos mas (0,37%) que hace un año. En este grupo se incluyen los 8.300.000 jubilados, así como estudiantes, incapacitados, labores de hogar, y otras situaciones (rentistas…)

¿Por qué en medio de tantas cifras negativas aparece un descenso de 69.000 en el número de parados? Es debido al saldo migratorio. Según la última nota sobre este tema publicada por el Instituto Nacional de Estadística el 10 de diciembre de 2013, España registró un saldo migratorio negativo durante el primer semestre de ese año de -124.915 personas, un 50% mas que en el semestre anterior. Cabe estimar por lo tanto que en el conjunto del año se haya alcanzado la cifra de las 250.000 personas emigradas.

Por lo que respecta a Galicia, y según los datos de la misma EPA del 4º trimestre del 2013, cabe señalar que su población mayor de 16 años se sitúa en 2.329.000 personas, con un descenso de 31.400 (1,33%) sobre el año anterior. Su población activa, con 1.285.100 personas, también desciende en 38.200 (2,93%). Lo mismo sucede con la población ocupada, que con 987.300 registra un descenso de 38.600 personas (3,77%). El paro, con 277.800 desempleados, aumenta en 400 (0,16%) con respecto a diciembre del 2012.

La tasa de actividad en Galicia se sitúa  en el 54,32%, frente al 59,43% de la media española. Por lo que respecta a la tasa de paro alcanza en Galicia el 21,96% y en el conjunto de España el 26,03%.

Al preocupante panorama descrito, cabría añadir que entre la población ocupada aumentan los asalariados con contratos en precario, a media jornada o por horas, y que la EPA contabiliza como ocupadas a las personas que hayan trabajado al menos 1 hora en la semana anterior a la celebración de la encuesta. Que el deterioro de las relaciones laborales y el aumento del fraude, sobre todo en las pequeñas empresas que son la mayoría, está alcanzando niveles muy preocupantes: Contratos a tiempo parcial pero con exigencia de trabajar mas horas que no se cobran; mensualidades pendientes de cobro; reclamaciones por vía judicial que tardan hasta más de dos años en resolverse; reclamaciones de pago al Fondo de Garantía Salarial (ahora privatizado) que llevan años pendientes de pago en muchos casos. Los salarios se han devaluado de un modo generalizado, en contraste escandaloso con las retribuciones e ingresos de los dirigentes de las empresas del IBEX y los bancos que registran aumentos crecientes año tras año en plena crisis. El Salario Mínimo Interprofesional, se mantiene congelado desde hace varios años. La negociación colectiva ha desaparecido  en importantes ámbitos del tejido productivo, y las situaciones de abuso por parte de quienes pueden ofrecer trabajo con respecto a quienes lo necesitan, han crecido de modo preocupante. Hasta la OIT, en mas de una ocasión,  ha llamado la atención y alertado sobre el deterioro de las condiciones de trabajo en España.

Son las consecuencias de una reforma laboral que lejos de haber servido para crear empleo, lo ha destruido y precarizado, apostando por un modelo de “competitividad” basado en los bajos salarios y el trabajo sin derechos, del que no cabe esperar nada importante en términos de empleo, mas que las indudables ventajas que ello les reporta a las multinacionales instaladas en España, sobre todo a las que fabrican para exportar.

Con la desfachatez propia de un ignorante irresponsable, o de un mentiroso compulsivo, el señor Rajoy, Presidente del Gobierno, se atreve a vaticinar en pleno Congreso de los Diputados, que la “crisis ha terminado” y que a partir de ahora se trata de saber “cuanto vamos a crecer” y “cuanto empleo vamos a crear”. Preocupante actitud, que parece reflejar la opinión de que, atendidas las demandas de los mercados, con la reducción de salarios, el despido más fácil y barato, desmantelada la negociación colectiva, quebrada la fuerza de las organizaciones sindicales, recortados y privatizados los servicios públicos y las ayudas sociales, abierto el camino para el negocio de las pensiones privadas, llegarán en cascada (cual abejas al panal de rica miel) las inversiones de capital privado revitalizando el tejido productivo destruido, generando millones de empleos, y alumbrando así el ansiado paraíso neoliberal. Un cuento, un engaño descomunal, que si el pueblo se lo llega a creer y no lo impide, el país tardará muchas décadas en recuperarse, si es que no se hunde definitivamente en el atraso y la pobreza.

Se presume del “aumento de la inversión extranjera”, pero en gran medida no son inversiones nuevas generadoras de empleos, en realidad se trata de adquisiciones de acciones o compras directas de nuestras mejores empresas, a precios de saldo, después de haber sido saneadas con dinero público (despidos incluidos), en sectores como el financiero, los seguros, el turismo, la construcción o los servicios públicos privatizados, entre otros.

Los grandes fondos de inversión, las multinacionales, los bancos españoles o extranjeros, poco empleo nuevo van a crear. Éstos últimos, ni siquiera están cumpliendo su función de facilitar crédito a las pequeñas y medianas empresa. El ahorro que en las circunstancias actuales son capaces de generar particulares y empresas, lejos de reinvertirse en el tejido productivo, y en la economía real del país, sirve a la especulación en busca de beneficios allá donde más les convenga a quien lo controla.

Tienen razón los que piden un plan de choque. Hacer frente a la dura realidad de los seis millones de parados, más de la cuarta parte de la población activa, exige medidas concretas desde el Gobierno, esperar a que lo hagan los mercados por sí mismos, sin más, es una quimera y una peligrosa irresponsabilidad.

Xesús Mosquera Sueiro / 19 de marzo 2014






lunes, 17 de marzo de 2014

Crimea y el derecho internacional

Bajo dominación del imperio romano en el mundo antiguo, cuando el imperio bizantino cayó a manos de los turcos otomanos en 1453, Crimea pasó a ser gobernada por estos entre el último cuarto del siglo XV y el último del siglo XVIII. El expansionismo del Ducado de Moscú, que luego ya se conocería como Rusia, hizo que a principios del siglo XIX (dentro de la política imperialista de la época que llevó también a Estados Unidos de Norteamérica a extenderse hacia el oeste y luego arrebatarle a México millones de kilómetros cuadrados) Crimea pasase a soberanía rusa. Es el momento en que el país empieza ser rusificado sobre la base del asentamiento de rusos en la península y áreas aledañas.

Cuando triunfó la revolución rusa en 1917 y como consecuencia de la guerra civil subsiguiente, Crimea se constituyó en un efímero estado independiente, hasta que el Ejército Rojo la incorporó a la Rusia bolchevique. Cuando se desintegró el imperio soviéitico entre 1989 y 1990, por acuerdo de las partes, pasó a estar bajo soberanía ucraniana, pero con mayoría de población rusa.

El tema de la soberanía de Crimea, por lo tanto, es de una gran complejidad y el derecho internacional no se encuentra tan desarrollado, ni sus instituciones (ONU y otras) como para hacer valer la legalidad en contra de los hechos consumados. Que una mayoría rusa decida en un referéndum ilegal declarar la integración de Crimea en Rusia es un hecho, pero no quiere decir que sea un derecho. Para que fuese un derecho tendrían que darse otras condiciones que no se dan, por ejemplo, revisar los acuerdos por los que Rusia y Ucrania acordaron separarse y seguir cooperando en el seno de la CEI (Confederación de Estados Indpendientes). 

Ni Estados Unidos ni la Unión Europea tienen fuerza diplomática suficiente para hacer cumplir la ley a un poderoso estado como Rusia; otra cosa es si fuese Togo o Birmania... Militarmente sí se puede intentar dar solución al conflicto planteado, pero quizá no sea aconsejable, por más que las autoridades rusas ya han hecho uso de la fuerza y en esas condiciones se ha celebrado el referéndum ilegal. Si la incorporación de Crimea a Rusia se confirma por la fuerza de los hechos, quedan por garantizar los derechos de las minorías no rusas en la península, la más numerosa la ucraniana. 

En realidad se repite la historia: es lo mismo que pasó con la minoría alemana en Checoslovaquia, Polonia y Rusia; la minoría polaca en el Imperio Austro-Húngaro, la minoría italiana en este mismo y así sucesivamente. Los estados del Este de Europa no son iguales en esta materia que los del Oeste, creados desde la baja Edad Media o desde el siglo XVI. Lo que está claro es que Crimea no se integra -por la fuerza de los hechos- en un país democrático, sino en un estado oligárquico, corrupto y dirigido por el populismo más temerario. En algunas de estas características no muy distinto de lo que ocurre en otros países del occidente de Europa, por ejemplo España. 

La ONU ni sabe ni contesta, entre otras cosas porque cualquier condena por parte de esta a Rusia no tendrá valor legal alguno, porque Rusia tiene derecho de veto (un anacronismo de todo punto inadmisible) en el Consejo de Seguridad de la organización supranacional. La política exterior de la Unión Europea se ha manisfestado una vez más inoperante y falta de vigor. Las autoridades rusas no quieren perder la hegemonía en Asia, parte del Este de Europa y el mar Negro como ya la tuvieron en las épocas de los zares y soviética: en esto no se distinguen nada los absolutismos de las dictaduras. 

Es pronto para decir que será de todo esto, pero lo cierto es que se abre un problema de largo recorrido en una zona a donde se asoma la Turquía de la OTAN, el Irán de los ayatolás y los grandes intereses estratégicos de todos los países europeos (incluida Rusia) en relación con los oleoductos y el gas ruso. Putin ya ha demostrado ser un criminal al que reciben jefes de Estado y de Gobierno (porque no hay más remedio). Lástima que Estados Unidos no sea un ejemplo a seguir en materia de anexionarse territorios por la fuerza y ocupar otros expeditivamente usando a un ejército a veces corrompido (el caso de Irak está muy reciente).

L. de Guereñu Polán.

domingo, 9 de marzo de 2014

Preguntas a Martin Schulz

El socialista alemán Martin Schulz es candidato de los socialistas europeos para presidir la Comisión en los próximos cinco años cuando todavía no se nos ha explicado a los ciudadanos por que se apoyó, años atrás, al conservador Durâo Barroso, un burócrata sin más méritos. 

A mí lo que me importa es lo que piensa y está dispuesto a plantear el señor Schulz en materia de inmigración: ¿el peligro son los imigrantes subsaharianos, norteafricanos, iberaoamericanos, de los países del este, o los deportistas de "elite" que defraudan a las haciendas públicas, los banqueros que se venden al mejor postor, los usureros y especuladores que gobierrnan la economía mundial? Podría decir algo de esto. En materia de propiedad ¿considera que el que los medios de producción estén en manos privadas, sin que los estados controlen sectores estratégicos básicos, es bueno para los europeos de a pié o no? ¿Ha de existir un sector público en materia de crédito o todas las finanzas han de estar en manos privadas? Porque si no sabemos lo que el señor Schulz piensa y piensa hacer sobre estas cuestiones, las sonrisas y abrazos con el candidato conservador, Juncker, me importan poco.

¿Que papel cree el candidato socialista que debe corresponder al Estado en la economía mundial, en la prestación de servicios públicos, en el control de los resortes financieros, en la persecución del frauce, en la desaparición de los paraísos ficales? Son preguntas que considero necesarias se responda a ellas por persona tan destacada y de tan altas responsabilidades. En materia de corrupción ¿va la Unión Europea en sus manos a acometer las profundas reformas que necesita la moralidad pública sobre todo para atacar la corrupción en España, Italia, Francia, Alemania, Gran Bretaña, Grecia y otros países? 

¿Que me dice el señor Schutz sobre los privilegios de todo tipo (fiscales, económicos) de que gozan los diputados, comisarios, funcionarios y demás personal de la Unión Europea? ¿No ha llegado el momeento de rebajar sus salarios y estipendios de todo tipo a la mitad por lo menos? A mí es lo que me importa a la hora de votar el próximo día del mes de mayo; el resto me importa poco. En cuanto a la energía, el medio ambiente, las finanzas, las relaciones exteriores ¿que propuestas tiene el señor Schulz? No las conozco aunque las puedo intuir. La mera intuición me desanima ante los próximos comicios, pero una aclaración terminante por su parte podría hacer cambiar mi parecer.

¿Que política tiene el señor Schulz y los que le apoyan con respecto al tercer mundo? Porque creo que de ahí vendrá la verdadera renovación de la sociedad mundial, no de los dirigentes europeos, americanos, japoneses y chinos, procedentes de familias políticas distintas pero inmersos todos ellos en las mismas contradicciones. En materia de derechos humanos ¿va a transigir el señor Schulz con el caso de Guantánamo, con los crímenes en China, con la violación del derecho internacional por parte de Estados Unidos, Rusia e Israel? (por poner solo algunos ejemplos).

¿Cree el señor Schulz en las incompatibilidades para que nadie pueda percibir varias rentas al mismo tiempo? ¿Va a proponer verdaderas reformas para democratizar la Unión Europea? Tengo para mí que el mivel de abstención en sus diversas formas será enorme, prueba de lo mal que se han hecho las cosas y de la complacencia de diputados, comisarios y consejeros en sus opulentos puestos. ¿Cuando dejará de gobernarnos, siquiera condicionarnos, una supuesta "troika" que no ha sido elegida por nadie? ¿Va el señor Schulz a proponer la ampliación de competencias legislativas para el Parlamento Europeo, verdadero foro de expresión de la voluntad de los ciudadanos?

En cuanto a América Latina ¿va a haber alguna política que está dejada a su suerte, y de ahí la proliferación de los populismos en Venezuela, Ecuador, Bolivia, etc.? ¿O es que los socialistas de la U.E. consideran socialismo lo que se hace en los paíse citados y otros? Porque si es así, apaga y vámonos. El populismo europeo es tanto o más peligroso que el iberoamericano: ¿como se va a combatir a la extrema derecha en Francia, en Italia, en Alemania, en Austria y en España, donde dicha derecha extrema está en el Partido Popular con el que tan prontos están los socialista europeos a pactar?

En materia de rentas, ¿van los socialistas europeos a combatir las propuestas sobre contención de salarios que han hecho ciertos comisarios ultimamente? ¿Para cuando una verdadera convención entre sindicatos no burocratizados y el socialismo europeo? Mucho agradecería tener noticia de algunas de estas cuestiones, de la misma forma que sobre las relaciones entre los socialistas en las instituciones, los diversos partidos socialistas europeos y la Internacional Socialista (desaparecida, al parecer, en combate...). Gracias.

L. de Guereñu Polán.

viernes, 7 de marzo de 2014

Navarra, el peor ejemplo

Así no hay manera de que uno se ilusione con lo que cabe esperar de un Partido Socialista que, después de errores a mansalva, dice estar en el camino de la regeneración. Un revuelo que ha trascendido a toda la nación para que las cosas sigan como están: Navarra seguirá gobernada por la Presidenta y la Consejera de Hacienda corruptas, como ha quedado demostrado fehacientente por testimonios directos y pruebas irrefutables. 

En el Parlamento de Navarra hay siete grupos parlamentarios, prueba de la pluralidad del país foral: Unión del Pueblo Navarro, Socialista, Bildu-Nafarroa, Aralar-Nafarroa, Popular, Izquierda-Ezquerra y No adscritos. Al grupo Socialista le cabía, como principal de la oposición, presentar una moción de censura que anunció a bombo y platillo y esperar -sin pactar absolutamente nada con nadie- el resultado de la misma. Con toda probabilidad contaría con mayoría para desalojar del poner a la Presidenta y a la Consejera corruptas, formándose un nuevo Gobierno que -a mi modo de ver- tendría el solo objeto de convocar elecciones y disolver el Parlamento. Que los navarros decidiesen sobre lo que tienen entre manos.

No dispongo de datos para saber cual podría ser el resultado, pero probablemente la formación de un nuevo gobierno sería difícil al no aceptar casi ninguna fuerza la colaboración de Bildu-Nafarroa. A quien le tocase gobernar lo tendría que hacer en minoría y pactando durante toda la legislatura ley a ley. No es malo ese ejercicio en democracia. Así se han forjado verdaderos dirigentes políticos y así se han gobernado muchos pueblos. Lo que sí es cierto es que estarían fuera de toda posibiliad de volver a sus poltronas las dos corruptas (Presidenta y Consejera). 

Pero el Partido Socialista no ha querido dar el paso presentando la moción de censura: ha podido más la amenaza de que tendría que pactar con otros, incluido Bildu-Nafarroa. Falso: el Partido Socialista es muy libre de presentar una moción de censura sin pactar con nadie y presentar su propio candidato a la espera del resultado. Si no prospera la moción, el Partido Socialista ya habría hecho lo que estaba en su mano. No ha sido así y seguimos con el tembleque y la merengada de siempre, sin decisión firme de luchar contra la currupción, sin decisión firme de desalojar a la derecha del poder, sin decisión firme de cumplir con unos ideales que parece no lo son tanto. 

L. de Guereñu Polán.

martes, 4 de marzo de 2014

El misterioso caso de la prescripción de delitos

Cesare Beccaría
Por las previsiones que en el Código Penal español existen, muchos delincuentes se han ido de rositas sin tener siquiera que devolver el dinero que han defraudado o robado. El tema de la prescripción en el derecho penal fue "inventado" por los ricachones del siglo XIX porque los delitos en los que solían incurrir ellos eran del tipo que se prestaba a ello. Sin embargo las clases menesterosas solían caer en otro tipo de delincuencia para la que no se previó el caso de la prescripción. Ya hayan gobernado socialistas o conservadores, en España la prescripción sigue siendo un tubo de escape muy rentable para los delincuentes de guante blanco. 
 
Además de los delitos que prescriben cuando la pena máxima no haya superado determinado número de años, no se entiende que los delitos de injuria y calumnia preciban al año, cuando el daño causado a la víctima dura bastante más. Un alcalde o ministro que ha sido inhabilitado por prevaricación (pongamos por caso) se verá libre por prescripción si la Justicia no le pesca a tiempo. Los casos más llamativos son los de aquellos que se han hartado de robar al erario público y pueden librarse de prisión si el caso no se inicia a su debido tiempo. Es sabido que la comisión de muchos delitos se descubre cuando un hilo permite ir tirando hasta llegar al ovillo, por lo que el que se ha enriquecido ilícitamente puede estar ya libre de pena y viviendo a cuerpo de rey en alguna isla paradisíaca burlándose de la ciudadanía y de la ley. 
 
Dicha ley no ha sido hecha con criterios de racionalidad y restitución a las personas agraviadas -generalmente el resto de la ciudadanía- y así vemos a la ministra Mato (en la actualidad) lucir su palmito sin tener que dar cuentas a la justicia porque los delitos que ha cometido (y los ha cometido porque así lo ha establecido el juez competente) ya han prescrito. De la misma forma la enormidad de la defraudación fiscal de un tal Bárcenas que se ha hecho famoso hace aproximadamente un año por sus desmanes durante veinte. Nada menos que 11,5 millones de euros defraudados, pero el delito ha prescrito porque la Agencia Tributaria no ha actuado a tiempo. Y ¿como se va a actuar a tiempo con determinados elementos? Contra el delito -y esto ya lo dijo hace siglos un tal Beccaria- no hay Estado que pueda, existirá siempre, por lo que el Estado debe armarse hasta los dientes contra los delincuentes, reeducarlos en cuanto pueda pero no hacer que prescriban sus delitos, hacer que paguen hasta el último céntimo robado y la sociedad se resarza y vea que realmente la justicia existe de vez en cuando.
 
El que fuera presidente de la Comunidad mallorquina, un delincuente que ya ha sido condenado a pena de cárcel y que -misteriosamente- no ha entrado todavía en prisión, ha visto como parte de las penas que debiera sufrir han prescrito, por lo que anda por el país riéndose a mandíbula batiente del paisanaje, supongo que con el beneplácito de los corruptos miembros del gobierno que nos gobierna. Otro es el caso del "afortunado" expresidente de la Diputación de Castellón, un tal Fabra, que ha robado a diestro y siniestro, sobre el que también ha recaído sentencia firme de prisión, sigue en libertad y se ha librado de penas mayores (no ha cumplido aún ninguna) porque sus delitos han prescrito. Un extorero que en un ejemplo maldito de imprudencia mató a una persona, sin arrepentimiento respecto de la familia ofendida (otra cosa es ante la galería mediática) sigue en libertad aunque ya ha sido condenado por sentencia firme; igual que un dirigente futbolero que se hartó de robar dinero del erario público, ayudado por uno de los personajes más siniestros de la España de los últimos tiempos en el sur del país. Los diez años de prisión a que ha sido condenado -y no ha entrado aún en prisión- podrían haber sido más si algunos de sus delitos no hubiesen prescrito. 

¿A que la prescripción? Puede entenderse si -en algunos casos muy estudiados- pasan veinte o treinta años, pero, ¿por que al año o a los cinco años, cuando el delincuente está en perfecta forma de burlar a la justicia y disfrutar del desvarío y el robo causado? No oigo a ningún partido -tampoco al socialista- hablar de una revisión en esta materia de nuestro Código Penal. Peor para los que tenemos entre nuestros ideales un país justo. 

L. de Guereñu Polán.
 


El cuento de los "emprendedores"

En los últimos años la derecha ha extendido con éxito (ya la izquierda ha mordido el anzuelo) que la solución a muchos problemas económicos está en que los jóvenes y no jóvenes aprovechen sus habilidades para hacerse emprendedores. Se evita la palabra empresarios porque tiene implicaciones de todo tipo, pero aquella de emprendedores no es más que un eufemismo por autónomo, pequeño empresario, etc. Luego la burocracia y la fiscalidad les pondrá todos los inconvenientes a los incautos que aspiren a ser emprendedores.

Hay personas que han tenido éxito con su inventiva y empeño, han conseguido establecer su pequeña empresa y están en marcha. No sabemos cuanto tiempo el pequeño pez será engullido por el grande, que en ocasiones es la propia dinámica económica del capitalismo. El caso es que el sector público se haga más flaco, se reduzca el número de funcionarios, de personal laboral que trabaja directamente para el Estado, y cada cual se aventure como pueda entregado a los más variados peligros, sin apenas protección. 

En España se han suspendido durante cinco o seis años las oposiciones a los diversos cuerpos de la Administración, de la Enseñanza y otras. Hacen falta jueces pero se pretende que los licenciados en Derecho se establezcan como "emprendedores". Hacen falta docentes pero se les invita a que "emprendan" algo, que se lo inventen, que busquen en la basura del sistema por si aparece alguna escrecencia aprovechable. Hace falta personal para que atienda a las personas de la tercera edad y a los dependientes, pero se les dice que establezcan su propio servicio y lo ofrezcan como un producto del mercado; el Estado se desentiende... Incluso algunos han encontrado empleo estableciéndose como autónomos, cotizando por ello y trabajando para otra empresa de la que son asalariados. Esta empresa evita los costes sociales.

España tiene una tasa del 104% de inscripción escolar en el nivel primario, por encima de la media de los países de la OCDE (datos del Banco Mundial referidos al año 2011), los españoles tienen una esperanza de vida al nacer de 82 años, por encima de la media de los países de OCDE (misma fuente y año), los españoles tienen unos ingresos anuales "per capita" de 29.620 dólares (misma fuente y año 2012), por debajo de la media de los países de la OCDE. Pero las ayudas, subvenciones y préstamos para empresas, otorgadas y convocadas por las Administraciones del Estado, autonómicas, locales y otros organismos públicos son difíciles de conseguir, exigen muchos requisitos, en muchos casos no están relacionados con los verdaderos intereses de los "emprendedores"... Véase, sin no, la página http://www.emprendedores.es/buscador y dígaseme cuantas personas se han beneficiado de dichas ayudas en los últimos años. Es una falacia. 

Solo se han beneficiado aquellos que han "emprendido" en los sectores agrario, ganadero y en el sector de la construcción. Pero casi nada los que lo han intentado en los sectores agroalimentario, artesanal, comercial, cultural, comunicación, energía, enseñanza, actividades forestales, industrial, investigación, desarrollo y minería. Las ayudas que conceden los Ayuntamientos más valieran que se centralizasen en las Comunidades Autónomas; las que concede el Estado implican una carrera de obstáculos que desalienta a cualquiera. Los mismos emprendedores -pocos- que han triunfado, confiesan que lo han hecho a partir del crédito privado (ahora desaparecido en parte) o mediante la ayuda de familiares y mucho esfuerzo, mayor incertidumbre y dudoso futuro. 

El Estado conservador en el que estamos quiere emprendedores, quiere desprenderse de funcionarios, de empresas públicas, que estas se conviertan en privadas, quiere que la enseñanza se potencie en el sector privado, que la sanidad engorde en el mismo, que los dependientes y pensionistas acudan a empresas privadas, a fondos de pensiones gestionados por bancos, los mismos que han estafado a "preferentistas" y ahorrardores. Es una trampa en toda regla.

L. de Guereñu Polán.

lunes, 3 de marzo de 2014

Los que van a morir

Si el conflicto desatado en Ucrania no se reconduce por la vía diplomática, una guerra en la que Rusia sería el país agresor, puede llevar a miles de personas a morir por una causa que no es la suya, sino la de los nacionalismos ruso y ucraniano que, como en otras ocasiones, ha llevado la desgracia a los pueblos, pero no la prosperidad.

Cuando se desmontó de forma totalmente inconveniente la Unión Soviética, sin la voladura controlada que pretendía M. Gorvachov, Rusia impuso a las nuevas autoridades ucranianas ciertas condiciones que ahora afloran (lo harían antes o después). Además de garantías para que la minoría rusa fuese tratada en igualdad de condiciones que la población ucraniana (lo cual es pefectamente comprensible) el control sobre los puertos del mar Negro, particularmente los que se encuentran en la península de Crimea, los más importantes para el tráfico mercante y los buques de guerra rusos. Una situación inconveniente derivada del hecho de que Rusia exigió que dicha flota fuese reconocida de su propiedad y no ucraniana por el solo hecho de encontrarse en este territorio. Una anomalía que presagiaba males futuros.

Historicamente en Rusia siempre ha habido un alma eslavófila y otra occidentalista, pero esta, en momentos de fuerte nacionalismo como el presente, queda en minoría ante aquella. Por su parte, Europa no ha hecho bien cuando ha pretendido aislar a Rusia y restarle protagonismo en áreas que considera estratégicas para ella: el mar Negro, los Balcanes, Turquestán... En Ucrania, además de ucranianos y rusos, hay minorías tártaras, bielorrusas, húngaras, búlgaras, rumanas, polacas y de otras nacionalidades, consecuencia de una historia en la que el actual estado formó unidades políticas con Polonia, Rusia y otros en momendos distintos a lo largo de siglos.

Por si esta complejidad no fuese poco, también la economía está desigualmente repartida, pues el este del país, con los distritos e Járkov y Dónetstk está muy industrializado, justo donde la mayoría de la población es rusa, mientras que las zonas montañosas del oeste tienen una economía sensiblemente más débil. Todo el valle del río Dniéper, hasta las llanuras litorales del mar Negro y la península de Crimea es una vasta región que siempre se ha considerado como el granero del estado al que ha pertenecido. Cuando Hitler mandó ocupar militarmente Ucrania lo hizo para tener un abastecimiento suficiente de carne y cereales. 

La ONU tiene un importante papel que cumplir en este asunto, máxime cuando no solo las vidas de muchas personas están en juego, sino que el suministro de fuentes de energía (gas) y otros bienes de consumo pueden procurar el desarrollo de muchos países o su depauperación. El alocado Putin, que tiene como base el nacionalismo ruso para auparse en el poder, no puede encontrarse enfrente con un alocado "occidente", como ocurrió hace más de siglo y medio con la guerra de Crimea. La Unión Europea tiene ahora una ocasión de oro para mediar entre nacionalistas de uno y otro lado, y tiene la ocasión de que no sea solamente Estados Unidos quien marque la pauta, que estará guiada por sus intereses estratégicos en la zona (Turquía y oriente próximo) con un Reino Unido agazapado para saltar sobre la presa cuando esté madura. 

Mientras tanto las autoridades ucranianas y sus bases sociales, que en principio no han dado muestras de inteligencia, deben mostrarse equidistantes entre la Unión Europea y Rusia, pues sin este poderoso país no se entiende una Ucrania próspera; sin la Unión Europea no se entiende una Ucrania democrática, por muy pocos ejemplos que en los últimos años haya dado aquella organización supranacional. Entre tanto ¿que hará la diplomacia? Si fracasa y da comienzo una guerra, a Europa le tocará de lleno en su economía (precio de los combustibles) pero los derechos humanos y la vida de las personas estarán de nuevo pisoteados por dos nacionalismos que, lejos de verse como excluyentes, debieran intentar comprenderse: ojalá los lazos familiares que se han formado entre unos y otros hagan más que las bravuconadas de Putin y de algunos jefes militares ucranianos.

L. de Guereñu Polán.

¿Quién manda en el mundo?


Mucho antes de que se impusiera el concepto de globalización, Ortega y Gasset, ya sostenía que el gigantesco proceso de unificación estaba en su término, y que existía un influjo autoritario ejercido en todo el mundo.

En los comienzos del siglo XX, Ortega y Gasset acertó en muchas de sus previsiones respecto al futuro, o en los fundamentos en que se basaba el poder real, y también como se ejercía ese influjo autoritario, manteniendo que el uso del mando se sostenía siempre en el apoyo recibido desde la opinión pública, o casi siempre, ya que admitía como posibles otros componentes. Pero no fue capaz de adivinar la capacidad de conducir a esa opinión pública, incluso en dirección absolutamente contraria a los intereses de la mayoría, mediante medios solo al alcance de unos pocos, con las notables excepciones que representan algunos iluminados al inicio del camino de sus experiencias seudo-religiosas o sociológicas. Como consecuencia situaba el poder saliendo de Europa hacia USA y la mayor concentración del ejercicio del mismo en los gobiernos.

Hoy, bien avanzado el siglo XXI, a la propiedad de los medios de producción, señal de identidad que en los programas máximos socialistas señalaba a quien se apropiaba del trabajo de otros, y a cuyos intereses servían gobiernos y partidos burgueses, habría que sumar un especial apartado con los que son propietarios de todos los medios que generan opinión pública. Cierto es que las nuevas tecnologías han abierto brechas, que los defensores de los que se consideran dueños del mundo intentan controlar, afortunadamente no siempre con éxito. Respecto a los medios históricos  tradicionales: la fuerza, la religión o el control del comercio, hace tiempo que son meros instrumentos, y no fuente, del mencionado influjo autoritario.

El resultado es que los ciudadanos que se creen libres, por vivir en democracias, y en consecuencia dueños de la riqueza que generan con su trabajo, son poco conscientes de que todas las democracias son imperfectas y están demasiado condicionadas por las decisiones que toman unas pocas grandes fortunas y especuladores, que ejercen de amos inmisericordes, mediante dirigentes interpuestos, más dependientes de los medios que les permiten su elección, todos aquellos que generan opinión, que de sus programas políticos y no digamos ya de la ideología, hoy sustituida por la “eficacia” y “el mercado”.

Las excepciones, en ausencia de democracia, dirigentes de algunos estados, incluso tan inmensos como China o Indonesia, concentran en sí mismos en control de todos los instrumentos. El conjunto del mando hoy se define como principio de multilateralidad, pero no deja de ser el influjo autoritario de unos pocos, muy pocos, sobre la inmensa mayoría y, en su mayor parte, no está residenciada en los gobiernos y parlamentos.

Para cambiar esto hacen falta un par de cosas, según Mao: “los oprimidos no deben confiar su liberación en la sensatez de los opresores”, y,  “deben unirse y perseverar en la lucha”. No parece que los ciudadanos de a píe estemos en proceso de unión y lucha, y confiar en la sensatez de quienes nos exprimen, en su beneficio, como dice en cómico: “es tontería”.

Isidoro Gracia