Cuando
el presidente del gobierno desde Panamá anuncia urbi et orbi su proyecto
regenerador de la democracia, al que los máximos dirigentes de su partido se
suman embelesados, cabria pensar que estamos ante una actuación de gran calado
propia de un estadista y en vísperas de una acción quirúrgica dispuesta a
extirpar el tejido gangrenoso que compromete gravemente la salud democrática
del país.
Cabria
albergar la esperanza, que como partido confesional y tácitamente brazo político
de los postulados de la Santa Madre Iglesia, (ó al menos de la Conferencia
Episcopal), por coherencia con ello, haga suya la sentencia bíblica de atender
a la viga en su ojo y luego la paja en ojo ajeno. Lo que cabria traducirlo en
animo de abordar la regeneración en primera persona. Tanto en conductas morales
(moralidad económica) como política (no usar las mayorías absolutas en vano
para colar con alevosía en un paquete legislaciones variopintas con fines espurios
hurtando el debate.),
Siguiendo
con interés las propuestas de D. Mariano, confiando vanamente que en ellas en orden a los procesos electorales, se contemplen
sustanciales reformas de la ley electoral, racionalizando los distritos
electorales, regulando la capacidad del elector a decidir sobre el electo,
listas abiertas, ajuste entre escaños y votos obtenidos, limitación de mandatos, etc., el resumen es desolador. Según
analistas, incluso los mas benévolos con el Sr. Presidente, la propuesta es
apenas un cicatero acto encaminado a paliar la mas que previsible pérdida de alcaldías,
algunas de gran relieve, hoy en manos del PP. O sea, que la pomposa declaración
transoceánica, no es tal, sino una faena de aliño del poder local del PP. Voces
airadas con la propuesta, no dudan en reputarla como “Reforma de consolidación del
caciquismo”.
Regenerar
la democracia amen de ser necesidad urgente, es demasiado serio como para
dejarlo en manos de D. Mariano…al menos en solitario. Es un tema de estado que
afecta a todas y todos aquellos que forman parte de el. Hacer al socaire de una
mayoría absoluta una chapuza parlamentaria (otra más y ya van varias en poco
tiempo) para servir los intereses electorales gubernamentales, seria notoria
desvergüenza y
estupidez supina con poco
más recorrido que plasmar la miopía de quien solo plantea la política en clave
electoral.
Dentro
del amplio catalogo que requiere la regeneración de una democracia que cada día
que pasa muestra más debilidades, es de interés la receta que está ofreciendo
el PSOE. Aun en horas bajas, o quizás por ello, esta ventilando enérgicamente
su democracia interna. Y ello a contrapelo de un aparato hipertrofiado, histérico
ante cualquier iniciativa que signifique perder su monopolio. El Partido
Socialista a lo largo de ciento treinta y tantos años ofreció a España múltiples
iniciativas que fueron germen de trascendentes pasos adelante en nuestro
devenir colectivo. En esta ocasión, y aun en medio de la tormenta en la que
está inmerso para reencontrar su norte, da un ejemplo de cómo devolver el
espacio de las decisiones a los que son titulares de las mismas. Y lo que es
más importante, haciendo con su ejemplo, que cada vez sea más difícil para el
resto de organizaciones políticas cerrar los ojos ante el derecho de las
militancias a ser dueñas de sus destinos. Algo que da sentido al mandato
constitucional que consagra a los partidos políticos como órganos de expresión
de la voluntad popular.
El
proceso emprendido por el PSOE, mejorable con la práctica, es atractivo desde
un punto de vista democrático. Pese al innegable malhumor de los que siguen
entendiendo que la ciudadanía es menor de edad. Tanto para decidir quien debe
liderarla en un partido, como para decidir si quiere vivir en una monarquía o
una republica. O si desean vivir bajo el manto de una confesión religiosa protegida
de arcanas asechanzas o inspirados por el librepensamiento y el laicismo.
Es
muy importante para el PSOE, pero sobre todo para el país, mostrar como una serie
de candidatos se postulan, en este caso para ejercer una secretaria general, se
pronuncian sobre aspectos diversos, se someten a debate y posteriormente al
dictamen de las urnas. Y como la militancia, y no algunos “clásicos” del
aparato a puerta cerrada o algún “dedazo” todopoderoso es quien toma la
decisión. Y por ello, ni se apaga la luz solar, ni la luna deja de acceder a su
cita nocturna.
No
debe esto llevar a aceptar a pies juntillas que estamos ya en un escenario idílico
o todo es maravilloso. Es necesario pulir diversos aspectos para evitar que el
proceso termine viciándose. Es necesario reforzar la garantía de igualdad de
oportunidades. Sin desconocer que esto tiene un importante nivel de utopía.
En el
proceso actual (y esto no es endosable a la organización), puede observarse
como los medios de comunicación afines a la presencia de un socialismo con
papel secundario y domesticado, desconocen hasta impudicia a un candidato, el Sr.
Pérez Tapias, cuyo discurso les resulta incomodo. Alguien con autonomía de
criterio, personalidad propia y sin dependencias identificables, que solicita
la devolución del socialismo a su espacio natural en el marco de propuestas ponderadas
abordadas desde el sentido común, desentona en el decorado previo. Tanto como el
hecho de que afronte con sosiego todos los temas por espinosos que estos sean.
No dejó de ser divertido el ejercicio de malabarismo de diversos columnistas y
contertulios para no atribuirle el éxito, tras el debate de los tres aspirantes
en el que fue innegable el protagonismo del Sr. Pérez Tapias, o más bien su
disertación brillante y eficaz. Incluso se recurrió a aludir a su formación académica,
y a su tono profesoral para devaluar su intervención, como si aportar erudición
en un debate fuese un demérito… O si... En un ámbito ramplón y mediocre como el
que impregna la política española, el brillo intelectual puede resultar
políticamente incorrecto.
Pero
más allá de aspectos que la práctica debe corregir, como la soledad
intencionada en que los residuos del poder enquistado en la maquinaria
partidista desplegaron para aislar al candidato Sr. Pérez Tapia, hay que
saludar como muy positivo para la salud publica este proceso. Tanto como la reconfortante
valoración de la presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid, reconociendo
que el debate que le pidieron moderar no había estado coartado por ninguna exigencia
previa ó limitación temática
El
domingo día 13, en este caso la militancia socialista, tomará la palabra. Lo hará
con cierta bisoñez y seguramente en algún caso aun se cernirá sobre ella esa
telaraña clientelar más o menos sutil
que aun supervive en la organización como reflejo de un pasado
inmediato. Algo que cada día será más difícil alimentar ante la bocanada de
aire fresco del derecho a decidir. Lo que arrojará por el sumidero de la
historia el obsceno mensaje de uno de los más conspicuos representantes del
viejo aparato, D. Alfonso Guerra, que compendiaba en su mísera frase: “el
que se mueva no sale en la foto”
A
pesar de tales deseos, en el conjunto de la sociedad española y también en el
PSOE, pese a los dictadorzuelos de oficio e instigadores de recelos e
inseguridades, gracias a los muchos Pérez
Tapias que están surgiendo, algo se mueve y está cambiando
Antonio
Campos Romay