jueves, 30 de julio de 2015

Los muchos falsos debates sobre la energía nuclear y sus residuos.

Se reabre polémica sobre el mal llamado cementerio nuclear, lo que vuelve a plantear otros temas: Centrales, costes, etc. y vuelven a plantearse sobre creencias en vez de datos.
Empecemos por decir que casi todo el debate está plagado de falsedades muy evidentes. Primero el cementerio tiene como nombre oficial Almacén Temporal Centralizado (ATC), claro que, en contra de lo que el nombre quiere indicar, se trata de algo que puede durar unos pocos de miles de años, o sea temporal si es pero para mucho, mucho tiempo, si la I + D asociada al proyecto no encuentra remedio. No quedan mejor parados los que se empeñan en calificarlo como “cementerio”, no solo no tiene nada que ver con enterrar nada allí, sino que lo que intenta es que si hay que enterrar algo, en algún otro sitio, sea la menor fracción posible.
Segundo, los opositores al ATC (y a cualquier otra solución de almacenamiento) son los más fervientes partidarios del abandono de la fuente nuclear como alternativa de producción energética, y claro ambas cosas no solo son incompatibles de origen sino que, en un exceso de realismo fantástico, intentan ignorar que muchos de los residuos de alta actividad y larga vida ya existen y algo habrá que hacer con ellos. Para hacer algo se estudian cuatro alternativas: reciclado, almacenamiento en superficie, enterramiento y transmutación (sí, el mismo proceso que intentaban los alquimistas medievales).
Tercero, y lo opositores a cualquier ubicación de cualquier tipo siempre van a existir, en el argumento de las distancias a poblaciones, aves u otras especies, suelen ignorar un par de cosas, una, que todos  los incidentes y accidentes graves se han producido en instalaciones de producción y no de almacenamiento, y dos, que cuando se han producido la distancia no ha evitado sufrir consecuencias. Supongamos, que es mucho suponer, que el ATC se instala en Galicia (lejos de la costa por la experiencia de Fukushima) y hay un accidente grave, pues es altamente probable que las verduras que se cultivan en Almería o Murcia se vean contaminadas en mayor o menor medida, como es sabido, aún cuando poco recordado verduras del Maresme catalán se retiraron de la comercialización afectadas por Chernobyl.
Cuarto, los que defienden que no se realice ningún tipo de transporte de residuos en los territorios próximos, en ocasiones con acciones bastante insensatas (todos hemos visto por Tv trenes y camiones que han tenido que ser protegidos incluso por el ejército) olvidan que de alguna forma se han tenido que llevar los residuos a las actuales 8 instalaciones activas en Europa. El mayor riesgo al que han estado sometidos los transportes han sido las acciones de ecologismos radicales transformados en religión.
Algunas conclusiones.
Ninguna de las cuatro alternativas es absolutamente segura, todas tienen problemas por lo que más importante que el ATC, o cualquier otra instalación, va a ser lo que sea capaz de generar el Parque Tecnológico, previsto en el proyecto del ATC, y es casi seguro que la “buena solución” sea una mezcla de las cuatro. Entre tener 7 u 8 instalaciones provisionales dispersas por toda la geografía, y gestionadas por empresas en las que el beneficio y coste es una variable al menos tan importante como la seguridad, y una sola instalación de gestión y control público, yo me quedo con esta última opción.  
Aún cuando los costes no son lo más importante, hay que recordar que no puede ser más barato seguir manteniendo el alquiler de instalaciones ajenas que tener unas propias, que además permitirán buscar soluciones algo más definitivas y mejores que almacenar por miles de años toneladas de residuos ya existentes y los que se generarán cuando  se desmonten las centrales y otras instalaciones productoras de los del alta actividad y larga vida.

Julio de 2015

Isidoro Gracia

domingo, 26 de julio de 2015

Cataluña: movilización y abstención

No es tanto el objetivo de acertar en mis previsiones lo que me mueve a esribir esto, sino reflexionar, como otras muchas veces, sobre los asuntos públicos. El de la situación institucional en Cataluña y, por ende, en España, es uno de ellos. Creo que los partidarios de que Cataluña forme parte de España son más en dicha comunidad y serán más también en las elecciones del 27 de septiembre próximo porque se movilizarán al máximo para demostrar que el Gobierno y los nacionalistas catalanes están equivocados en sus previsiones. Por su parte, entre los nacionalistas habrá un determinado grado de abstención porque no todos desean que su voto se instrumentalice en favor de los independentistas (no es exactamente lo mismo nacionalismo que independentismo). Por otra parte saben que, aún siendo más los independentistas, hay enormes dificultades legales, políticas y de todo orden para llevar a cabo una supuesta independencia.

Pienso en muchos pequeños y medianos empresarios, en grandes empresarios, en sectores de la clase media, en inmigrantes ya arraigados en Cataluña y con derecho a voto, que apoyarán a uno de los partidos antiindependentistas. Por otra parte no es lo mismo la provincia de Girona, algunos valles pirenaicos, algunos barrrios de Barcelona, que el resto de la comunidad. En los primeros citados el ímpetu independentista se viene manifestando incontenible, pero no son, ni mucho menos, toda Cataluña. Habrá muchos catalanes que piensen no se puede construir un estado independiente con un porcentaje altísimo de adversarios al mismo, sin ejército, sin reconocimiento internacional, sin el apoyo legal. No sé si el Gobierno catalán y sus aliados tendrán un plan B para el caso de que los resultados electorales no les favorezcan, pero en todo caso y, sea cual sea el resultado, el problema institucional planteado no termina con el resultado de las elecciones de septiembre. Sigue. 

Por otra parte no hay parangón: los griegos que lucharon contra el imperio otomano en el siglo XIX lo hicieron contra un régimen opresor que no reconocía sus peculiaridades culturales e históricas. Igual ocurre con Irlanda respecto del Reino Unido. En el caso de Irlanda del Norte se llegó a un acuerdo político (lo que en España no existe) para el cese del terrorismo y el reparto de poder entre unionistas y republicanos. Croacia y otras nacionalidades balcánicas, a finales del siglo XX, tenían ejércitos combatiendo contra el serbio, lo que no se da en el caso catalán; Croacia fue reconocida inmediatamente por Alemania y Serbia estaba en retroceso. No es el caso de España, integrada en la Unión Europea y con Euskadi acomodada institucionalmente en España (también económica y socialmente). 

En Cataluña hay muchos murcianos, aragoneses, valencianos, andaluces, castellanos, madrileños entre ellos, que no sienten el nacionalismo autóctono como algo propio. Los nacionalistas catalanes forman parte de un país que ha acogido durante siglos a miles y miles de españoles y no españoles: hoy forman parte de la comunidad catalana. Pero como -descartada la independencia "por fas o por nefas"- el problema sigue, harían bien los partidos políticos en no exacerbar los ánimos de uno u otro lado (aunque ya me estoy imaginando al Partido Popular actuando como un chaval de feria). Los independentistas, por su parte, debieran poner en práctica su plan B (si lo tienen) o seguir gobernando Cataluña si los resultados electorales les son favorables par hacerlo, pero dejando para dentro de un siglo el envite en que ahora estamos. No quiero pensar que la mala gestión de este asunto derive en el nacimiento de un grupo terrorista catalán...

Cabe pensar que ningún partido independentista acuda a las elecciones del 27-S en clave "si o no": son unas elecciones para elegir al Parlamento catalán y deben ofrecerse programas concretos y bien explicados. Solo hay que desear que quienes gestionen el Estado a partir del año 2016, sean otros distintos de los que ahora lo mal conducen. No será fácil dadas las previsiones. Si el Partido Socialista tiene responsabilidades de gobierno próximamente, estará llamado a uno de los temas de más altura política de los últimos tiempos. Sin perder de vista -creo yo- los graves problemas sociales que afectan a parte de nuestra población. 

L. de Guereñu Polán.

viernes, 24 de julio de 2015

A HISTORIA SEMPRE SE REPITE

Volvendo a ler un libro do meu admirado profesor John Kenneth Galbraith (“Un viaje por la economía de nuestro tiempo”. Ariel Economía) non podo por menos que recordar aquela famosa frase do, tamén admirado, Karl Marx cando suliñaba Hegel di nalgunha parte que tódolos grandes feitos e persoaxes da historia universal aparecen, como si dixéramos, dúas veces. Pero esqueceuse de agregar: unha vez como traxedia e outra vez como farsa.” (“El 18 de Brumario de Luis BonaparteBiblioteca de autores socialistas).
Ven isto a conto por que cando J.K. Galbraith pasa revista aos máximos dirixentes europeos durante a I Guerra Mundial –realmente houbo unha soa guerra que durou dende 1.914 a 1945- non deixa “títere con cabeza” pola súa incompetencia, ignorancia e vulgaridade. Algo que, logo de ver o por agora derradeiro episodio europeo –o ataque brutal de goberno de Alamana e os dos países europeos satélites ao goberno grego de Syriza-, pode seren aplicado con total tranquilidade aos dirixentes da troica e da maioría dos estados europeos. Unha afirmación que ven confirmada pola maioría de enquisas serias que sitúan a practicamente tódolos gobernantes europeos –as elites políticas- como os/as personaxes menos avaliados pola propia cidadanía. Uns dirixentes que, na súa maioría, foron quen de presentarse as eleccións –e ganalas- con uns programas expansivos para logo unha vez no poder esquecerse deles e aplicar un auténtico “austericidio”.
“A ignorancia e a estupidez” –sinala Galbraith- “nos grandes asuntos de Estado non é algo que se cite habitualmente. Unha certa corrección política e histórica require que asignemos algún propósito e racionalidade incluso nos casos en que é demasiado obvio que non existe tal racionalidade” –como debera pasa agora por caso cos terribles axustes impostos ao goberno grego para poder así recibir a axuda financeira que precisa: cal é a súa racionalidade?: todos sabemos que Syriza non poderá cumprilos, non poderá pagar toda a súa débeda e que a economía grega seguirá afundida nunha grande depresión-. “Un non pode mirar desapasionadamente a Grande Guerra (e tamén as súas consecuencias) sen considerala o resultado da estreites mental e da ineptitude dos seus responsables” (Galbraith). Un no pode evitar deixar de pensar que o novo “austericidio” imposto a Grecia sen pensar que o froito da estupidez e sede de vinganza da troica e a maioría dos gobernantes europeos entre os que tiveron un papel destacado os dirixentes españois, portugueses e irlandeses para mais bochorno.
“A tradición aristocrática tiña un deseño case perfecto para garantir que tanto o Goberno como as forzas armadas estiveran en mans de líderes con unha capacidade mínima. A selección efectuábase por herdanza, non pola intelixencia. Incluso os individuos intelectualmente mais defectuosos podían ascender a posicións importantes do poder civil e militar sempre que estiveran cualificados polo seu nacemento e polos seus brasóns. E así sucedía” (Galbraith). Non parecera que esa tradición tiña desaparecido de todo en Europa, e mais en concreto, na Unión Europea onde cada vez hai mais evidencias de que a elite política europea aseméllase mais e mais a esa aristocracia europea de principios do século XX.  Unha elite capaz de provocar en Grecia, por exemplo, unha caída tal da produción e a riqueza (30%) que resulta comparable aos efectos dunha guerra civil sen que sexa quen de rectificar nas súas esixencias de continuos axustes senón que como auténticos túzaros manteñen a súa teima.
Recollamos algúns opinións dos lideres das principais potencias en conflito durante a grande guerra. “O zar Nicolas II”- Rusia-“gobernaba como un autócrata… so estaba dotado para vivir nunha casa de campo e cultivar nabos” (ídem). “Viena, que xunto a París era un centro renomeado pola sofisticación da súa vida cultural e intelectual non proxectou esa distinción nin as forzas armadas nin ao Estado. Tamén por herdanza, en ditas áreas prevalecía o monopolio case absoluto dos ignorantes” (ídem). “Entre os países contendentes ,sen excluír a Gran Bretaña nin a Francia, os líderes políticos e militares tamén presentaban niveis mínimos de competencia intelectual” (ídem). Deixo para os lectores, si os houbera, o “xogo” de resituar os nomes dos estados e dos gobernantes actuais e de pensar si “a historia se repite…..” de novo en Europa. Persoalmente penso que as semellanzas son evidentes. Cabe maior estupidez que crear unha UEM contendo as bases da súa propia destrución?. Cabe maior estupidez que obrigar a un goberno europeo a seguir un camiño que non quere seguir e que o leva a un auténtico magnicidio?.
“En Alamana, o mariscal de campo Paul von Beneckendorff und von Hindenburg e, en Francia, o mariscal Henri Philippe Pétain, rodeados ambos por unha aureola de suposto éxito militar, foron mais tarde cuestionados na súa postura política civil. Para ambos e para os seus países respectivos, foi un desastre sen paliativos” (sic).
“Nos países contendentes, o papel controlador da tradición reflexouse tamén claramente no seu xeito de levala guerra (….) as ideas que pertencían a antiga estrutura política e económica manifestáronse dun xeito mais notable na súa actitude para cos soldados rasos (….) dende tempos antigos, na mente dos terratenentes habíasnos asociado xeralmente co gando, sendo considerados, ao igual que unha vaca, un recurso de usar e tirar (…) a agonía contida do soldado de a pe que se enfrontaba a unha morte mais ou menos certa non merecía que se lle dedicara un pensamento serio” (ídem).
Merecen actualmente o mesmo trato os cidadáns gregos, uns cidadáns mais i en maior número fundidos na pobreza e na exclusión social?. Non merecen, non merecemos os cidadáns españois, portugueses… un pensamento serio?.

Manoel Barbeitos Alcántara.

jueves, 23 de julio de 2015

Robar es progresar (unos pocos)



Coincido con varios sabios que han dicho esto bastante antes que yo: la propiedad privada es el origen de la mayoría de los males que sufre la humanidad. En los tiempos que corren, cuando casi todo el mundo aspira a ser propietario, puede parecer motivo de anatema abonarse a tal idea; en todo caso por propiedad privada no deben entenderse las baratijas, el huerto de un campesino o la casa donde caerse algún día muerto. La propiedad privada, como la entendieron los que nos han precedido para condenarla, es la de los medios de producción: minas, banca, transportes, tierra, grandes corporaciones industriales, etc.

Dicho esto, como parece ser que el género humano propende a acumular riquezas en la medida en que se le da la más mínima ocasión, los más avispados, los que más oportunidades tienen o los que mayor capacidad demuestran para robar y hacer trampas, se han hecho con tales grados de propiedad que sojuzgan con ella la voluntad de los pueblos y la capacidad legislativa de los estados. Valga decir que hay fortunas privadas mayores que la riqueza de estados enteros.

Hace poco escuché el parlamento de una joven mujer (no me acuerdo en que foro) la cual decía que todos los estados democráticos consagran el derecho a la propiedad, la necesidad del reparto justo y equitativo de la renta y de la riqueza y determinados derechos como el trabajo, la vivienda, la educación, la sanidad, etc. Pero ningún estado señala COMO se propone alcanzar que esos derechos (aparte el de propiedad) en efecto se lleven a la práctica. Ninguno señala que para conseguir dichos objetivos habrá que desposeer a los grandes dueños del dinero, no hay otra fórmula. Por lo tanto pasa el tiempo y las proclamas están ahí, pero grandes masas de población siguen empobrecidas, injustamente tratadas o sin poder atender sus necesidades básicas. Si esto lo llevamos a nivel planetario el grado de injusticia es ya gigantesco.

Las clases dirigentes europeas, durante el siglo XIX (y ya antes) hicieron figurar en los códigos legales que aprobaron (Constituciones) que el derecho de propiedad era imprescriptible y se equiparaba a derechos como el de la vida y el de la libertad. Cualquiera que no esté dispuesto a renunciar a la razón sabe que los derechos a la vida y a la libertad, por ejemplo, están muy por delante del derecho de propiedad.

Si uno se pregunta como se llega a acumular tan gran cantidad de propiedad como algunas personas y corporaciones amasan, no le queda más remedio que admitir que ha tenido que ser mediante la trampa, el delito y/o los favores políticos, fáciles estos últimos cuando se está en contacto con los mandamases de los países o cuando los grandes propietarios son, al mismo tiempo, dichos mandamases. Si nos preguntamos que culpa tiene el vástago que ha heredado una fortuna monumental de sus ancestros (empresas, acciones, campos petrolíferos, etc.) no queda más remedio que pensar que alguien, antes que él, ha hecho las trampas necesarias para que dicho vástago haya podido heredar tal fortuna. En la cadena de la acumulación de riqueza tiene que haber una cuota parte de ilegalidad, de robo, de extorsión, de exacción punible.

Pretender –esto también lo he tomado de sabios que me han precedido en el tiempo- que los grandes dueños del dinero en el mundo, lo han amasado legalmente y por su esfuerzo denodado, es no tener ni idea de cómo funciona el mundo y la economía que lo corrompe. Cierto que existe el burgués honrado y laborioso que, a base de una vida puritana y de ahorro, ha conseguido amasar una notable fortuna, pero este no es el caso que se pueda generalizar; el que sí se puede generalizar es aquel por el que las grandes fortunas se han hecho al amparo del poder político, del uso espurio de dicho poder político o mediante las más monumentales trampas que el mundo haya conocido. La explotación a que se ven sometidos millones de seres humanos para que unos cuantos miles sean los dueños del mundo hace el resto.

L. de Guereñu Polán.

1934: disolución de la Generalitat catalana

No sería la primera vez que la Generalitat de Cataluña es disuelta por el Gobierno central en la reciente historia de España (hago caso omiso del golpe militar de 1936). En octubre de 1934, con motivo de la entrada de varios miembros de la CEDA en el Gobierno, el Presidente Companys proclamó el Estat Català, lo que no implicaba independencia alguna, sino una fórmula distinta de la establecida en el Estatuto de autonomía, pero dentro de una "República Federal Española".

Companys, a quien la historiografía ha tratado con mucha benevolencia por haber sido asesinado vilmente por el general Franco, cometió un error grave y una ilegalidad manifiesta al hablar de asalto al poder por parte de la derecha. No había tal: las fuerzas conservadoras españolas habían ganado las elecciones en buena lid en noviembre de 1933 y venían gobernando con no poca conflictividad, como en toda la II República española. La CEDA tenía derecho a participar en el Gobierno porque había sido la organización más votada, y solo la decisión del Presidente Alcalá-Zamora, de acuerdo con sus prerrogativas, había encargado formar gobierno a Alejandro Lerroux, un republicano contradictorio pero menos conservador que Gil-Robles.

Ya con anterioridad, en abril de 1934, el Parlamento catalán había aprobado una Ley de Contratos de Cultivo clalamente favorable a los arrendatarios de tierras dedicadas al cultivo de la vid, a lo que se opusieron los grandes y medianos propietarios representados por la Lliga Regionalista de Cambó. El Tribunal de Garantías Constitucionales, a propuesta del Gobierno central, se pronunció contra la Generalitat por considerar que dicha ley excedía las competencias que el Estatuto confería a las autoridades catalanas. Otra cosa es que los ánimos estaban muy caldeados y la anulación de dicha ley llevó al Parlamento a aprobarla de nuevo. Una grave crisis gubernamental se desató entonces llevándose por delante al Presidente Samper, que con cierta condescendencia, estaba llegando a un acuerdo con la Generalitat. La CEDA no lo aceptó y el conficto quedó sin solucionar (el conflicto real, el que afectaba a los campesinos).
 
A la altura de 2015 no se dan las circunstancias sociales ni revolucionarias de 1934. No hay "rabassaires" en Cataluña que vivan en las condiciones de miseria de aquella época, la sociedad está fuertemente terciarizada y el problema ahora es entre dos nacionalismos: el catalán y el español, embarcando en ello al conjunto del país. Son máximos responsables los señores Mas y Rajoy, incapaces de usar la política para lo que es, llegar a acuerdos mediante la puesta en práctica de argumentos racionales.

Dos incompetentes conservadores pueden llevar al país a un ridículo monumental, además de afectar seriamente a la economía y al crédito internacional de España, ya de por sí lacerado por la corrupción que nos gobierna. Yo no deseo que el Gobierno intervenga y disuelva las instituciones catalanas de acuerdo con la Constitución española, pero tampoco quiero que las autoridades de Cataluña se salten la ley, las primeras en tener que cumplirlas. Ya he dicho en alguna ocasión que el señor Mas -y compañía- pueden aspirar a gobernar España y, desde la máxima autoridad del Gobierno, convocar el referéndum que desean. La otra opción es declarar unilateralmente la independencia de Cataluña siguiendo una vía revolucionaria (lo que no sería inédito) pero entonces habrán de hacer los nacionalistas bien las cuentas, porque para seguir esa vía hay que tener detrás a todo un pueblo, a mucho más de la mitad del mismo. No creo que se den esas condiciones. 

L. de Guereñu Polán.

martes, 21 de julio de 2015

EN MEMORIA DE JAVIER PEDRIDO

Anteayer, domingo, asistí en Vigo a la despedida e incineración (que no entierro) del compañero y amigo Javier Pedrido Fraiz, fallecido a los 65 años. En el acto muchos veteranos ex sindicalistas y ex políticos de UGT, CC.OO., PSdeG-PSOE y PCG. No digo aquí sus nombres porque la lista sería larga y de seguro que me olvidaría de algunos. También estaban sindicalistas y políticos en activo pertenecientes a los sindicatos mencionados y al partido socialista.

Su familia me ofreció dirigir unas palabras con motivo de un breve acto previo a la incineración y se lo agradecí mucho. Intervinieron también tres de sus hijas, y Manuel Soto el primer alcalde de Vigo tras la recuperación de la democracia.

Aquellas elecciones municipales se celebraran el 3 de abril de 1979 y en la candidatura del partido socialista que encabezaba Manuel Soto, también figuraba Javier Pedrido, que sería elegido concejal del ayuntamiento vigués primero y diputado provincial después formando parte por lo tanto de la primera Diputación Provincial de Pontevedra elegida en democracia, y presidida entonces por Mariano Rajoy, hoy Presidente del Gobierno de España.

Conocí a Javier en el año 1979 cuando se preparaba el Congreso constituyente de la UGT de Galicia que tendría lugar en octubre de aquel año, y en el que resultaría elegido secretario general, cuando justo cumplía los treinta años. Jugó un papel decisivo para sacar adelante aquél congreso que creaba en Galicia una UGT que dejaba atrás la tradicional organización basada en uniones provinciales y locales, y establecía una nueva basada en una sola Unión Regional o de nacionalidad y uniones comarcales. Era un cambio muy grande en el sindicato, que no todos en Madrid y en Galicia veían con buenos ojos, y que en España tenía solo el precedente excepcional de Cataluña, pero que no tardaría en generalizarse al conjunto del país.

La UGT de Galicia celebraría un nuevo congreso en 1980 en el que Javier Pedrido, joven aún, dejaría la secretaria general del sindicato para dedicarse preferentemente a su trabajo político como concejal de Vigo y diputado provincial en Pontevedra. Desde aquellos años hasta su muerte seguí manteniendo con él una relación de compañerismo, amistad y afecto. En  los últimos años, ajeno ya a responsabilidades sindicales o políticas se incorporaría al Patronato de la Fundación Luís Tilve.

Los entierros o estos actos de incineración que hoy los sustituyen, son ocasiones que fuerzan a la reflexión. Se reflexiona sobre la vida, sobre como ha sido y como es la vida. Como son y como somos las personas. Una mezcla de cosas buenas y otras menos buenas, de aciertos y errores en lo personal y en lo colectivo. La perspectiva permite recordar y ver otra vez el camino recorrido como ciudadanos y como parte de la sociedad a través de la familia, el trabajo, los amigos y compañeros, y en el caso de la militancia política o sindical también la historia colectiva y  la de sus organizaciones.

Allí, ante el cuerpo sin vida del amigo común, me encontré con personas amigas que no había visto desde muchos años atrás, y lógicamente las vi mas viejas, mas reflexivas, luchando contra los achaques que trae la vejez, o contra los coletazos de esta otra crisis, cargados de historia, de una larguísima historia de lucha y de compromiso, también de diferencias que ahora, con la edad y la perspectiva del tiempo, se ven mucho mas pequeñas, casi inexistentes. El sindicalista de la USO que se fue a Comisiones o el que se fue a UGT, el ex PC que se hizo del PSOE, el que lo fue todo en el PSOE y lo dejó para formar otro partido, el que sigue en el PC fiel a sus principios, el veterano socialista que sigue también fiel a su partido a pesar de los errores y los fallos. Todos y todas, hace cuarenta años, junto a personas como Javier, con sus aciertos y sus errores, formaron parte del núcleo duro que conseguiría cambiar este país.

Allí estaban también los jóvenes, los hijos y los nietos de corta edad y sus respectivas familias y amigos. Una generación nueva de gente trabajadora a la que están arrebatando los derechos y los logros que tanto esfuerzo y sacrificios costó conseguir. La sociedad mejor que quisimos dejarle en herencia esta seriamente amenazada.

Ante todos ellos le prometí a Javier, que a pesar de la crisis que ha vuelto, de las dificultades y de las batallas que estamos perdiendo, ni renunciamos a la gran utopía de una sociedad de hombres y mujeres verdaderamente libres e iguales, en la que el “hombre del hombre sea hermano”, ni dejaremos de seguir luchando por ella. Hasta siempre compañero Javier, descansa en paz.

Xesús Mosquera Sueiro / 21 de Julio de 2015








viernes, 17 de julio de 2015

O “AUSTERICIDIO” E A LOITA DE CLASES


Contra o que algúns poidan pensar, as durísimas políticas de axuste fiscal, rebaixa salarial e desregulación laboral que a troica (FMI, BCE, CE), baixo o liderado alemán, está impoñendo nos estados da eurozona e moi especialmente nos estados periféricos –España, Grecia, Portugal- non son políticas novidosas nin, moito menos, orixinais. Responden ao clásico receitario propio da ideoloxía neoliberal e teñen os seus antecedentes nos coñecidos Plans de Axuste Estrutural (PAE) que dende principios dos anos oitenta, no século pasado, o FMI e o BM tratan de impoñer en todos aqueles estados nos que interveñen.
Un receitario que agocha un claro pranteamiento de crase: trátase de aproveitar as dificultades financeiras do estado en cuestión para implementar un programa que recolla os intereses do capital financeiro e as multinacionais en prexuízo dos cidadáns nacionais de rendas medias e baixas. “Un programa que afectara do mesmo xeito a tódolos grupos (e dicir que fora neutro dende o punto de vista social) sería mais difícil de aplicar que un programa discriminatorio, que fixera soportar o axuste a certos grupos, sen afectar a outros, para que estes apoien ao goberno” (OCDE: A viabilidade do axuste. 1996)(*). Mais claro?: auga.
Analicemos as principais medidas –son sempre i en todo lugar as mesmas- para comprobar o seu carácter clasista.
Si se trata dun pais do terceiro mundo a primeira medida que se lle impón é  A DEVALACIÓN DA SÚA MOEDA E A ELIMINACIÓN DE CALQUERA TIPO DE CONTROL DO CAMBIO: unha medida que ten un efecto negativo inmediato sobre o valor real dos salarios e os prezos reais pagados aos pequenos produtores que sofren en ambos casos caídas moi fortes. A continuación ven unha medida estrela: AXUSTE FISCAL que afecta fundamentalmente aos gastos sociais e aos investimentos públicos (“Para reducir o déficit orzamentario unha redución moi importante dos investimentos públicos e unha diminución do funcionamento non conleva risco político” OCDE) que ten un obxectivo central claro que non é outro que liberar ingresos públicos das funcións de benestar e dos investimentos en infraestruturas básicas para destinalos ao pago da débeda –xuros e amortizacións-.  LIBERALIZACIÓN DE PREZOS E ELIMINACIÓN DE SUBSIDIOS: con repercusións inmediatas sobre os prezos dos produtos importados e das materias primas que se disparan a alza co conseguinte efecto tanto sobre o nivel adquisitivo das familias de rendas medias e baixas como sobre a estrutura de custos dos pequenos produtores e empresarios. LIBERALIZACIÓN DO MERCADO LABORAL E DESINDEXACIÓN DOS SALARIOS: esta medida busca especialmente a eliminación dos convenios colectivos e a debilitación das centrais sindicais –pois “acentúan” os privilexios dos traballadores sindicalizados- para así diminuír os salarios reais e precarizar o mercado de traballo: “Se os asalariados das empresas parapúblicas están ben organizados, poden opoñerse eficazmente a decisión do goberno (de privatizar ou despedir masivamente). Toda política que debilitara estes corporativismos”            –movemento sindical- “seria desexable” (OCDE). Entre as actuacións recomendadas están a flexibilización do mercado laboral, a rebaixa salarial, o recorte das prestacións por desemprego –“favorecen o desinterese pola procura dun emprego e disparan o gasto público”- e a supresión do SMI.
Outras medidas relevantes destes programas son a LIBERALIZACIÓN DO SISTEMA BANCARIO e a PRIVATIZACIÓN DE EMPRESAS PÚBLICAS. O despoxo do sistema bancario nacional xunto a perda de control da política monetaria polas autoridades nacionais é o que se busca coa liberalización do sistema bancario nacional quen leva tanto a unha inmediata suba dos tipos de xuro –con os efectos pertinentes- como a unha entrada da banca estranxeira e a unha extensión das entradas e saídas de diñeiro negro. Trátase tamén de facilitar a entrada do capital multinacional grazas a privatización de empresas públicas ao tempo que se facilita o movemento de capitais que atopan así facilidades para fuxiren deica os paraísos fiscais.
Non podía faltar unha POLITICA FISCAL REGRESIVA que favoreza as rendas do capital fronte as rendas do traballo e ignore o fraude fiscal. Faise así fincapé na suba do IVE, moi especialmente dos produtos básicos, e desprezase o IRPF pois “provoca distorsións na economía e esixe maiores recursos públicos para a súa xestión” (OCDE).
Finalmente DESMANTELAMENTO DOS SERVICIOS PÚBLICOS E DAS REDES DE PROTECCIÓN SOCIAL. Dentro destes servizos os neoliberais teñen preferencia polas PENSIONS: reforma regresiva do sistema público de pensións –retraso na idade de xubilación, maiores períodos de carencia, menores importes.- e fomento dos plans de pensións privados. De xeito complementario elimínanse todas aquelas medidas públicas que teñen como obxectivo axudar a persoas e colectivos en risco de exclusión ao tempo que se privatizan os servizos de atención –sanidade, ensino-. ”A primeira precaución a tomar é evitar unha política laxa en período de prosperidade pois crea dereitos que logo é difícil por en cuestión (….) os usuarios dos coidados de saúde primaria deben pagalos dereitos de uso aínda que sexan parte dunha comunidade rural pobre” (OCDE).
Trátase, como se pode veren facilmente, de crealas mellores condicións para que tanto o capital bancario como as multinacionais fáganse co control da economía do estado intervido para que o é preciso tanto debilitar as clases populares como desmantelar o público como debilitar o sistema democrático. Non é casualidade que os defensores destes plans de axuste teñan preferencia polas ditaduras quen permiten unha mellor gobernabilidade do programa. “Para que un goberno teña a marxe de manobra necesario para axustar, debe seren apoiado por un ou dos grandes partidos maioritarios e  non por unha coalición de pequenos partidos, o que conduce a preferir o escrutinio uninominal ao escrutinio proporcional para a elección ao parlamento (ou cando menos aconsellar unha combinación dos dous modos de escrutinio). Outros medios permiten reforzar o executivo como a posibilidade de poderes especiais temporais ou un control expost do poder xudicial, co gallo de evitar que algúns xuíces puideran bloquear exante a aplicación do programa” (OCDE).
Como dicía ao principio estes programas supoñen claramente unha perspectiva de clase que nin os seus propios promotores agochan: “as medidas de axuste estrutural poden seren aplicadas ao longo de moitos anos e cada medida provoca ao mesmo tempo gañadores e perdedores, de xeito que o goberno pode apoiarse facilmente nunha coalición de beneficiarios para defendela súa política” (OCDE).
As consecuencias están a vista –como por caso agora mesmo: Grecia-: a economía do pais intervido cae nunha grande depresión, dispárase o desemprego e caen os salarios reais, prodúcese unha degradación dos servizos públicos e unha caída dos indicadores básicos –por caso a desnutrición e a mortalidade infantil-, medra espectacularmente a pobreza e a exclusión, intensificase a fuga de capitais, medra a débeda pública pola caída dos ingresos e a suba dos xuros, redúcese o mínimo a soberanía do país –quen pasa a seren practicamente un protectorado das finanzas internacionais-, deteriorase a democracia –cando non se converte en ditadura-. As evidencias son numerosas –mais de un centenar de países, polo de agora- e aí están as hemerotecas para quen teña dúbidas.

 (*) “Recomendacións” aos gobernantes para que as P.A.E. teñan éxito. Para mais detalles: E. TOUISSANT (“A bolsa ou a vida”. Edit. TERCERA PRENSA).

Manoel Barbeitos Alcántara



martes, 14 de julio de 2015

Justicia asediada

Tengo la impresión -y no soy el único- de que una enorme cantidad de poderosos resortes están puestos en funcionamiento para que los casos judiciales en los que están envueltos destacados dirigentes del Partido Popular queden en nada o en poco. Es lo que llamo justicia asediada. Porque por muy independientes que sean los jueces (porque así lo dice la ley y así lo quieran ellos) hay una serie de factores que escapan a dicha independencia cuando los acusados son poderosos caballeros.

Don Rodrigo Rato está acusado de alzamiento de bienes, blanqueo de capitales y fraude, delitos muy graves y más reprobables por haber sido cometidos (supuestamente) por quien ha ocupado altas magistraturas del Estado. Debe tenerse en cuenta que, cuando fue detenido, la Agencia Tributaria se había encargado de registrar su domicilio. El alzamiento de bienes consiste en ocultar patrimonio para dificultar las demandas de un acreedor o cualquier otro agente. Por si ello fuese poco, el señor Rato se ha beneficiado escandalosamente (esto ya está confirmado) de unas tarjetas de Caja Madrid que eran opacas al fisco y que han reportado a sus poseedores rentas acrecidas como si fueran sueldo (lo que no son). La estafa (utilizo aquí el término en su sentido genérico) supera los quince millones de euros.

El caso Gürtel se eterniza porque la instrucción es muy compleja y con muchas ramificaciones, pero también porque los abogados empeñados en desvirtuar las actuaciones judiciales se valen de ciertos presupuestos jurídicos que no suelen estar al alcance del común de los mortales. Casi doscientos imputados del Partido Popular no pueden ser considerados poca cosa: es corrupción en grado sumo. Se trata de financiación ilegal, defraudación, contabilidad paralela y otros delitos no menos graves. 

En la operación Púnica está encartado el preso Francisco Granados, que ocupó también importantes puestos de gobierno en la Comunidad de Madrid y en la administración local. Son casos que causan escándalo al más laxo de los ciudadanos y que dan idea de la concepción que tienen muchos responsables públicos del Partido Popular de la política y su ejercicio: una ocasión para enriquecerse. 

Los señores Bárcenas y Acebes, entre otros, están imputados (y no solo) por gravísimos delitos que podrían haber cometido (en la conciencia de la población no parece haber duda) mientras dichos señores y otros se pasean por el país y el extranjero con ufana chulería. Así podríamos seguir, pero no se trata de ser exhaustivos, sino de ir al grano de este artículo.

Varios medios de comunicación han advertido de la puesta en funcionamiento de la maquinaria jurídica y extrajurídica del Partido Popular para parar lo que se pueda, tapar más e influir al máximo nivel con el fin de que los casos arriba mencionados (y otros) vayan quedando en nada, se desinflen o queden reducidos al mínimo. Hay varias fórmulas para conseguirlo: el juez más honrado y diligente no deja de estar en contacto con otros colegas que pueden no serlo tanto, por lo que comentarios informales pueden estar influyendo en graves decisiones. Desde los puestos políticos puede haber llamadas (sería ingenuo no pensar que las hay) para que de forma muy indirecta y cuidadosa se tuerzan los designios que debieran cumplirse en buena lid.

La actividad de los señores Trillo y compañía es frenética en estos meses; además tienen prisa, pues quieren que los casos más difíciles de resolver se releguen "sine die" y los más "fáciles" se "solucionen" cuanto antes tirando por la calle de enmedio. Así hizo el señor Trillo con el caso Yak-42, en el que murieron setenta y cinco personas, sesenta y dos de ellas militares españoles. El embajador, anterior ministro, antes Presidente de las Cortes y asesor jurídico del PP, se dio prisa en coger los restos calcinados de los cadáveres y decir a las familias "ahí los tienen", sin que exista precedente de comportamiento tan deleznable. Son las prisas del que se siente culpable y esa doctrina es la que intenta imprimir el señor Trillo y sus subordinados a todos los casos de corrupción del PP judicializados. No importa la verdad, no importa la formación que uno tenga... lo que importa es pasar página, aunque sea engañando a la propia madre.

No está de más recordar que la asesoría del señor Trillo está siendo investigada por Hacienda por haber recibido del PP 100.000 euros en plena vorágine del caso Gürtel. Todo un ejemplo de villanía en el peor sentido de la palabra. 

Esta maquinaria poderosísima y ladina puesta en marcha por el PP desde hace tiempo no es novedosa. Forma parte de la tradición que inspiró el fundador de la formación, forjado en las más puras esencias de la manipulación judicial de un régimen orpobioso, el anterior al actual. Puede que los casos de corrupción en los que están incursos cientos de cargos públicos del PP queden en nada; puede que sean castigados muchos de ellos, pero la intención de torcer en lo que se pueda la acción de la justicia parece evidente.

L. de Guereñu Polán.

lunes, 13 de julio de 2015

La entelequia de la "unidad popular"

Algunos dirigentes políticos andan buscando en España la manera de formar una candidatura que llaman de "unidad popular", pero tal cosa no existe ni ha existido nunca. En ningún proceso revolucionario el pueblo estuvo unido, ni durante la revolución francesa, donde no pocos campesinos se pusieron de parte del antiguo régimen contra las pretensiones burguesas de privatizar tierras comunales; ni durante la revolución soviética, que contó con el apoyo determinante del ejército, cansado de participar en la primera guerra mundial y llenar las cunetas de soldados; los mencheviques eran del pueblo no quisieron saber gran cosa con los bolcheviques, y lo mismo podemos decir de los "socialistas revolucionarios", muy implantados en el campo, de los anarquistas, muy implantados en Ucrania... 

¿Como pretender la unidad popular si el pueblo, por su propia naturaleza, es plural? No se puede pretender unidad popular alguna sin contar con los votantes del Partido Socialista (vuelvo ahora a España), con los votantes de los partidos de derecha, que tienen entre sus seguidores a muchos trabajadores, incluso modestos. La "unidad popular" no existe, solo en la imaginación de visionarios, solo como eslogan publicitario, pero no está el pueblo español para eslóganes cuando lo que necesita son otros debates: sobre los graves problemas que amenazan al país, a Europa y al mundo. 

Los mismos organizadores de la candidatura vencedora en las elecciones de febrero de 1936 le dieron el nombre de Frente Popular, lo que estaba de moda, para contrarrestar el auge de los fascismos, a lo que se sumaron los partidos comunistas. Manuel Azaña, Luis Araquistain, Fernando de los Ríos, Indalecio Prieto y otros muchos sabían que el concepto "pueblo" es una abstracción referida a la población de un determinado territorio. El pueblo es diverso, cambiante, fluido; hace aquí lo que antes hizo allá; de lo contrario no se explica -en los regímenes democráticos- que ese "pueblo" cambie en parte hacia un lado u otro del espectro político.

Si de verdad se quisiese la unidad de la izquierda -algo mucho más creíble- se contaría con el Partido Socialista para que la nucleara (no estoy seguro de que fuese capaz de hacerlo). Cualquier otro partido -o lo que sea- de la izquierda, no tiene el arraigo, la definición, la solidez histórica que tiene el Partido Socialista para una obra como la que necesita la izquierda en España: unirse. Sé que esto es difícil, porque la izquierda -y la derecha en no pocas ocasiones- ha estado tradicionalmente dividida, pero una cosa es esto y otra la atomización a que se está llegando. Espero que el electorado ponga las cosas en su sitio.

El electorado -como han estudiado no pocos sociólogos- tiende a concentrar su voto en las organizaciones y partidos más fuertes a priori, los que tienen programas más definidos aunque no sean del todo satisfactorios. Las aventuras rara vez tienen futuro, pueden tener un éxito pasajero, pero este mismo éxito no hace sino prolongar la división de la izquierda, cuando lo que se necesita es todo lo contrario.

Si los sindicatos jugasen el papel que en otras épocas jugaron, la izquierda estaría más unida, porque los trabajadores sindicados, además de atender a su conciencia, tienden a seguir las consignas societarias, pero no es el caso en la actualidad. Los partidos de izquierda no tienen a sus militantes o afiliados trabajando en los sindicatos de clase (esto último es casi motivo de anatema hoy en día). Es cierto que hay generaciones nuevas que tienen una idea distinta de la política, más pragmática, más a corto plazo. Por eso han tenido cierto éxito en elecciones locales algunas candidaturas. Pero unas elecciones legislativas son otra cosa: ¿van los españoles a dejar que se sienten en los escaños, que formen gobierno, advenedizos o pupulistas de poco pelo? 

Estos populistas conseguirán algún resultado electoral que satisfaga a sus dirigentes, pero lo único a lo que habrán contribuido es a dividir el voto de la izquierda. También el Partido Socialista, en otros países como en España, es culpable de esa división, porque se ha dejado llevar por inercias muy poco convenientes. Las políticas económicas de derecha e izquierda parten de no poner en cuestión el sistema capitalista. Se debe poner en cuestión el capitalismo desde la izquierda aunque se sepa y se diga que, hoy por hoy, no es posible superarlo, pero sí frenar sus desmanes, su maldad intrínseca. Solo de esta forma nuevas generaciones aprenderán que es posible una izquierda cuestionadora del sistema económico aplastante. Lo demás es dividir más y más a las organizaciones progresistas, algunas de las cuales incluso llegan a hablar, confundiendo al electorado, de "unidad popular". Una vaciedad como otra cualquiera.

L. de Guereñu Polán.

domingo, 12 de julio de 2015

"Confusión de confusiones"



La reciente lectura de “Confusión de confusiones”, obra escrita por el cordobés José Penso de la Vega a finales del siglo XVII, me ha traído a la memoria una breve experiencia de hace años en el Parlamento Europeo, donde estuve de “observador” (llamarle trabajo sería excesivo). La obra citada está formada por una serie de diálogos entre un comerciante, un filósofo y un especulador sobre el mundo de los negocios, más concretamente de las acciones bursátiles, “su realidad, su juego y su enredo”, dice Penso de la Vega.

Viene esto a cuento porque muchos comentaristas que intervienen en la televisión y que escriben en los periódicos, dan una visión equivocada del funcionamiento de la Unión Europea. Muy al contrario, aquello es, en ocasiones, como un mercado en el que cada uno trampea lo que puede, barre para casa y se desdice cada poco tiempo. La política europea es muy chanchullera, poco formal y el que no esté atento nada tiene que hacer. Pude asistir a algunos debates sobre la “pugna” entre la mantequilla y el aceite (ambos para usos culinarios) una vez que se habían incorporado España y Portugal que, junto con Italia, amenazaban la producción láctea y sus derivados. Aquello fue lo más sorprendente que yo había visto en materia de debates parlamentarios. Asistí a otros movimientos de unos países y otros en el sentido contrario al espíritu comunitario que predican los tratados: allí no se hablaba de la Unión Europea (entonces CE), sino de lo que cada uno iba a sacar en limpio para su propio estado.

Por otra parte los comisarios, parlamentarios y funcionarios se pusieron salarios astronómicos solo comparables a los de los más encumbrados “ejecutivos” de las grandes empresas mundiales. Como el número de parlamentarios y funcionarios ha ido creciendo, deshacer lo hecho costará Dios y ayuda. Gastos sin control, como el telefónico y otros “detalles” por el estilo hablan de lo poco ideal que es esa organización supranacional que llamamos UE.

La Eurostat (Oficina Europea de Estadística) está en pañales en cuanto a conocer fiablemente la realidad de unos países y otros. Léase si no el trabajo de Luis Espinosa “El sorprendente caso de la medición de la deuda griega. Crímenes, mentiras y estadísticas”, donde se ponen de manifiesto las deficiencias de la Eurostat para conocer la verdad, en primer lugar por no disponer de medios suficientes (¡en el juego de los grandes sueldos y dispendios!). El autor citado habla de cuestiones metodológicas, de la no armonización de las estadísticas europeas (a pesar de Maastricht, 1992) y otras cuestiones. Uno de los acuerdos de Maastricht estableció que ningún país podría tener un déficit público superior al 3% del PIB y luego vinieron los Pactos de Estabilidad y Crecimiento (1997) impulsados por el ministerio de finanzas alemán, pero en 2012 ningún país de la zona euro cumplió los criterios de convergencia que se exigían a los candidatos para entrar en ella (sigo al citado Luis Espinosa). Esta es la ortodoxia presupuestaria de los países que rodean a Alemania.

La Unión Europea no se enteró, hasta que Estados Unidos intervino, de la gran estafa de la manipulación del Libor (un tipo de tasa) cometida por la banca mundial contra millones de ahorradores. Entre esos bancos hay algunos europeos, los mismos que ahora presionan a las instituciones comunitarias contra el gobierno griego. Por lo tanto, menos rigurosa, la Unión Europea es cualquier cosa (sin perjuicio de los grandes beneficios que ha traído, en materia política y económica, a Europa).

Incluso llegó el momento en que Alemania y Francia incumplieron lo pactado en Maastricht: Francia, entre los años 2007 y 2010, superó lo permitido en materia de deuda pública hasta llegar al 82,30% en el último año citado. En cuanto a Alemania, su déficit público superó lo permitido en 2005 y 2010, llegando al 4,3% en el último año citado. Entonces los gobiernos alemán y francés presionaron, con éxito, para que sus estados no fueran penalizados por las instituciones comunitarias, como estaba previsto: “confusión de confusiones”.

Cada vez me doy más cuenta de que el problema con Grecia no es económico, pues el país representa muy poco de la economía comunitaria, sino político: los griegos no debieron elegir a un gobierno “populista”, que lo es, pero no al estilo venezolano o argentino, por poner dos ejemplos. Cierto que el gobierno griego ha de saber que estar en un club implica cumplir sus normas, pero la UE también debe saber que cualquier miembro puede intentar cambiarlas aprovechando una coyuntura grave para la población. Otra cosa será conseguirlo o no.

Cuando Estados Unidos, en la gran crisis de los años treinta, aplicó el New Deal, lo hizo a favor de todos sus estados (solo tuvo que retirar algunas leyes denunciadas ante el Tribunal Supremo por la gran patronal), pero la UE no es un estado para que todos los demás salgan en ayuda de Grecia. Hay un desajuste entre la unión monetaria y la unión política. Se exige a los estados que renuncien a parte de su soberanía con la intención de que una burocracia centralizada (ya se estudiará la responsabilidad socialdemócrata en este asunto) imponga medidas que un gobierno puede no aceptar de acuerdo con el compromiso adquirido con su pueblo.

Grecia tiene que pagar la deuda a los acreedores, sin duda, pero no podrá hacerlo en su integridad bajo ningún concepto. En dicha deuda hay responsabilidad de gobiernos griegos y de instituciones comunitarias. Una buena solución sería que la UE renunciase a sus formas chanchulleras y eligiese el camino de una verdadera unión política con todas sus consecuencias. De lo contrario esta será una obra inconclusa por la que entrarán todas las goteras cuando llueva (cuando venga la siguiente crisis).

L. de Guereñu Polán.

viernes, 10 de julio de 2015

KEYNES, A TROICA, ALEMANA

Lendo unha excelente biografía de John Maynard Keynes (ROBERT SKIDELSKY “Keynes”. Edición RBA libros) ocorréseme pensar que diría Keynes (posiblemente o economista mais importante do século XX) do comportamento actual tanto da troica (FMI, BCE e CEE) como de Alamana e da maioría dos gobernos europeos de hoxe en día, moi especialmente da súa impresentable actitude para co goberno actual de Grecia (Syriza).
Coido que non resulta difícil o adiviñalo. Moi probablemente que Keynes mantería unha postura moi crítica como esta a pasaren con dous neokeynesianos de elevado rigor e grande prestixio: J.Stiglitz, P. Krugman.
Na biografía citada o autor relátanos cal foi a avaliación por parte de John Maynard Keynes da conferencia de paz de París (xaneiro de1919) –na que se trataron as sancións a impoñer a Alamana polos aliados como consecuencia da I Guerra Mundial- e da posterior sinatura do tratado de Versalles (xuño de 1919). Unha avaliación moi, moi crítica –“a paz é vergonzosa e non pode traernos mais que desgrazas”- como ven recollido no libro que escribiu posteriormente co gallo de ámbolos dous feitos históricos (J.M.KEYNES: “As consecuencias económicas da paz”). Neste traballo Keynes analiza o comportamento e o papel que tiveron cada un dos dirixentes participantes e as consecuencias das súas decisións que, segundo moitos autores entre eles o propio Keynes, facilitaron o ascenso de Hitler ao poder en Alamana o que a súa vez provocou a estalido da II guerra mundial.
Nesa conferencia os países participantes –maiormente Francia, Italia e Rusia- consideraban que Alamana debería pagala factura da guerra que provocara pola enorme destrución causada. Unha factura –mais de 40.000 millóns de marcos- que Alamana non podía pagar de ningures. Como lle sucede actualmente a Grecia        –gardando as enormes distancias: Grecia non provocou ningunha guerra- que non é quen de pagar a súa actual débeda pública que supera os 300.000 millóns de euros. Unha factura que o actual goberno alemán da señora Merkel insiste en que debe pagarse: “non haberá unha quita para a débeda grega” (Angela Merkel).  Alamana –dicían os vencedores- debe pagar, Grecia –di agora a troica turrada por Alamana- debe pagar. Que importaba a situación en que estaba/está cada quén e a súa real capacidade de pago: ”imos a espremer aos alemáns coma a un limón, ata que ruxan as sementes” (Eric Geddes, negociador británico)-
Naquelas J.M. Keynes era un funcionario do Ministerio de Facenda británico que formaba parte da delegación británica que estaba en París. Diante da postura dos seus superiores abandonaría a delegación e realizará un ataque furibundo contra as posturas intransixentes dos vencedores. O seu argumento era que o tratado de Versalles –quen recollía as posicións daqueles- so tiña como obxectivo arruinar aínda mais a Alamana, que así veríase incapaz de atendelos pagos, para logo reclamarlle os mesmos. Sona coñecida esta música, verdade?. Para J.M. Keynes aqueles lideres europeos eran simplemente “estúpidos” –sen comentarios sobre os da actualidade-. “O Tratado non inclúe ningunha disposición para a rehabilitación económica de Europa (….) Tampouco ofrece ningunha forma de pacto de solidariedade económica entre os propios aliados” (J.M.KEYNES). “Calquera reparación que se lle esixira a Alamana polo dano causado debería teren en conta a súa capacidade para pagar” (JMK) e como no tratado final iso non se tiña en conta “o acordo é un acordo sobre o papel que incluso si se acepta non se pode esperar que dure” (JMK).
As consecuencias do tratado para Alamana –que non tivera mas remedio que aceptalo- aínda que son de sobras coñecidas vale a pena recordalas, pois parecera que os actuais dirixentes europeos –moi especialmente os alemáns- ou as descoñecen ou as esqueceron. Alamana aínda que fixo esforzos para recadar os ingresos suficientes para pagalas débedas non foi quen de conseguilo e tivo que solicitar más préstamos que dispararon o déficit e a débeda públicos (segue soando a música?). Os prezos disparáronse e caeu o aforro co conseguinte deterioro do poder adquisitivo moi especialmente dos alemáns de rendas medias e baixas. A suba de prezos estimulou o fraude fiscal –valía a pena retardar o pago pois salia un gañando polo menor valor futuro do diñeiro- que repercutiu de novo sobre a balanza fiscal o que fixo necesario a solicitude de novos préstamos. A industria non se recuperaba o incrementouse o desemprego –Alamana tiña 8 millóns de desempregados cando Hitler chegou ao poder- e con el o gasto público polas prestacións por desemprego. Con unha inflación sen control os prezos non pararían de subir –dia a dia, hora a hora- e, como consecuencia, a cotización do marco empezou a caer. Todos: desempregados, obreiros con traballo, pequenos autónomos, comerciantes viron como a súa situación empeoraba día a día tal que “mulleres e nenos morrían de fame” (Lloyd George primeiro ministro británico).
A desesperada o goberno alemán emite unha nova moeda –o “rentenbank”- que “milagrosamente” conseguiría manter a estabilidade e, en consecuencia, parala escalada inflacionaria. Pero a débeda pública Alamana era descomunal para a época e imposible de pagar. Finalmente os países acredores aceptaron a realidade, a realidade dunha Alamana exhausta que non era quen de pagaren unhas débedas que ademais, a pesar dos esforzos fiscais e os terribles custos sociais, non paraban de medrar.
E como sucedera antes, sucedeu entón e sucederá mais tarde e sempre houbo que aceptar que como a débeda era impagable había que reestruturala e tamén reducila –proceder a “quitas”-. Previamente fóronlle facilitados a Alamana préstamos para pagala débeda, logo ofrecéronlle moratorias para finalmente, na “conferencia de Lausana, reducir as demandas das reparacións a un nominal cércano aos 3.000 millóns de marcos” (J.K. GALBRAITH: “Unha viaxe pola economía do noso tempo”. EDITORIAL Ariel). A pregunta é obvia: por que se tardou tanto en recoñecer que a débeda era impagable?, por que tal saña?.
Un esperaría que esta experiencia histórica sobre a inflación e a débeda pública na Alamana posterior a I Guerra Mundial servira de lección aos dirixentes e políticos europeos, especialmente aos alemáns. A actitude do actual goberno alemán liderado pola señora A. Merkel e o seu ministro de finanzas W. Schaübe así como a do BCE e a de moitos dos actuais dirixentes europeos para con o goberno grego actual e a enorme débeda pública de Grecia non parece indicar que aprenderan ren daquela terrible experiencia que rematou co ascenso de Hitler ao poder, o que sería o preludio da II Guerra Mundial. Non parecen entender, ou non importarlles, que entre as consecuencias da súa actitude intransixente e inxusta para con Grecia e Syriza poden estaren amais de derrubalos do poder –cousa que parecen estar buscando- o de estendela miseria entre o pobo grego e  facilitarlle o ascenso ao goberno nacional de partidos autoritarios como Amanecer Dorado cos que quizais, de xeito irresponsable, pensen que lles será mais fácil entenderse. Pero, e as consecuencias para o pobo grego?, as consecuencias para Europa?.
Keynes avisou dos perigos e as consecuencias e non lle fixeron caso –era partidario dunha cancelación das débedas de todos para con todos, aínda que recoñecía que isto non era factible, e sostiña que “os intentos de cobrar toda a débeda surxida durante a derradeira guerra –incluíndo as reparacións- envelenaría e quizais destruiría o sistema capitalista”-. P.Krugman, J.Stiglitz, J.Galbraith e moitos mais tamén avisan agora de que a intransixencia alamana para con Grecia y Syriza pode destruír a eurozona … tampouco lles farán caso?. Serán tan necios e tan insensibles?.

Manoel Barbeitos Alcántara


Malestares veraniegos



Fijémonos hasta que extremo ha llegado la estupidez y el desnorte de la izquierda que, según leo hoy mismo, el ministro de Economía de Francia ha dicho que “ser de izquierdas, socialdemócrata, es poder modernizar la economía”. Si por modernizar entendiese que es transformarla hasta repartirla equitativamente estaría yo de acuerdo, pero sé bien que no se refiere a esta interpretación. Mientras tanto el gobierno griego, lo quiera o no, tendrá que aceptar las duras reformas que le impongan las “autoridades” comunitarias si quiere recibir la ayuda económica que necesita para tener que devolverla, en cómodos plazos y a interés, haya “quita” o no. A estas alturas ya no se puede esperar nada más.

En España, el rey se publicita –y con él la monarquía- a cuenta del erario público y, de paso, publicita a una empresa privada, Iberdrola, cuyo presidente acaba de decir que “en estos momentos somos más británicos, estadounidenses y mexicanos que españoles”. No digo que esta empresa no tenga méritos, pero véase el grado de explotación al que están sometidos sus trabajadores para ser ecuánimes.

En otro orden de cosas he oído decir al señor Sánchez, flamante Secretario del Partido Socialista Obrero Español, que es radical y que no lo es en menos de un mes. Son pequeños detalles que indican hasta que punto se ha llegado a la ceremonia de la confusión y a la ignorancia de lo que significan las palabras. Supongo que los “asesores de imagen” del dirigente socialista le habrán aconsejado que reniegue de cualquier radicalismo. Se puede ser radical de pensamiento, de reflexión, y ser moderado de formas, como es razonable si no se quiere espantar al electorado “centrista”.

En Cataluña a lo suyo: los socialistas se han dado cuenta de que de la mano de los nacionalistas de toda condición no iban a ningún lado y han dicho que reniegan de lo del “derecho a decidir”. Yo no renegaría de tan sacrosanto derecho. El derecho a decidir lo tienen los catalanes, y el resto de los españoles, desde que se aprobó la Constitución de 1978, pero no el derecho a decidir que implica saltarse la ley a la torera, o decidir sobre establecer la pena de muerte… Lo de Cataluña es grave porque, aparte la inopia del gobierno central, dejar en manos de asambleas ciudadanas el protagonismo de esta o aquella pretensión (una Asamblea…) vacía de contenido a las instituciones, base de la democracia representativa. A no ser que reneguemos de esta y vayamos a un modelo asambleario y anarquizante, cuya fórmula todavía no se ha puesto en práctica y podría dar resultado, pero creo que a estas alturas del mundo tiene pocas posibilidades de prosperar.

La clase media europea, y con ella la española, se va o se queda de vacaciones entretenida con sus “whatsapp”, videoconferencias, tabletas y otras sandeces usadas para lo que se usan. Porque no nos engañemos: no es la clase media –o buena parte de ella- la que paga la crisis, son esos diez o doce millones, en el caso de España, que no son clase media, sino clase baja o ínfima, que pasa necesidades lacerantes, que está en paro, que tiene rentas bajísimas, que vive en la pobreza, la que sufre que los precios suban y que unas pocas familias se repartan toda la tarta nacional.

El gobierno español, que está formado por mentirosos compulsivos (y soy prudente) se solaza con los datos macroeconómicos que anuncian las instituciones financieras y monetarias internacionales (también la OCDE) pero no se da cuenta (en realidad sí se da cuenta, pero engaña) que la mejoría de los datos macroeconómicos no llega –y puede que nunca llegue- a esos diez o doce millones de españoles que sufren. Lo decía al final del curso un alumno mío cuando se le llamó a explicar este asunto a los demás: imaginemos –dijo- que una familia pasa, de no tener ni un pollo para comer a tener diez pollos, pero los diez pollos se los come el padre… la familia sigue en la misma situación que antes.

Que la Unión Europea está en manos de burócratas sin escrúpulos y de técnicos que se equivocan cada cierto tiempo ya no cabe dudarlo. Que no hay liderazgo ni en la derecha ni en el izquierda tampoco parece ofrecer duda. No hay ahora un Schuman, Spaak, Spinelli o Monnet, independientemente de la ideología que defendieron en su tiempo. Ahora tenemos a verdaderos enanos al frente de la Unión Europea, incapaces de afrontar retos nuevos y apasionantes. La clase media europea, por su parte, dividida en múltiples grupos políticos o de interés, tampoco está por la labor. Hoy por hoy, un desastre, por muchos avances materiales a los que hayamos llegado y por mucho “estado del bienestar” que hayamos procurado para muchos, pero no para otros muchos. 

L. de Guereñu Polán.

domingo, 5 de julio de 2015

Paro y horas extras

Cuando se tiene un gobierno que miente y utiliza las instituciones para sus fines electorales, es difícil que en buena parte de la opinión pública cunda la idea de que es posible mejorar las condiciones de parte de la población española, la más oprimida, con medidas distintas de las que dicho gobierno aplica, incluso sin llegar a situaciones revolucionarias, que está comprobado la mayoría de la población no quiere.

Hay en España 5,4 millones de personas en paro mientras que -según datos publicados por varios medios- en el tercer trimestre del año 2014, 1,32 millones de personas del sector privado trabajaron diez millones de horas extras cada semana sin que les fueran pagadas, lo que es ilegal. La gran patronal española está a partir un piñón con este gobierno porque ha roto todos los compromisos del Pacto de Toledo, porque ha legislado a favor del despido libre, porque los contratos son leoninos contra los trabajadores y porqe, de facto, ha hecho desaparecer la negociación colectiva en buena parte de las empresas. 

Según el Partido Socialista, que ha presentado una proposición no de ley en las Cortes, aquellas horas extras no pagadas podrían dar trabajo a más de 273.000 parados. Seguramente la cosa es más compleja porque hay horas extras que han de ser realizadas por los mismos trabajadores debido a la naturaleza del trabajo, pero lo más grave es que dichas horas extras no sean pagadas, es decir, se cometa dun doble fraude: al trabajador sobreexplotado y a las arcas de la Seguridad Social. 

Se habla con frecuencia del grado de sinvergüencería y corrupción existente en algunos países nacidos recientemente al liberalismo económico (los países del Turquestán, Bielorrusia, Ucrania, Rumanía, Bulgaria, incluso algunos estados occidentales y no digamos en América Latina) pero ciertos sectores económicos españoles rayan en la criminalidad si no la superan. A ello contribuye un gobierno que ha tomado al mundo de trabajo por montera, con una ministra inepta a la cabeza y, en alianza con la patronal, permite los desafueros que en buena medida parecían superados. 

Ya sé que la inspección de trabajo ha sido una institución fallida en España, que los sindicatos tienen cortadas las alas y la legitimidad para actuar en casos flagrantes, que la población acepta ya con normalidad todo tipo de abusos, pero que un gobierno se solace en ello es poco común. España es uno de los países donde el mundo del trabajo más ha empeorado de entre los de la Unión Europea, bien entendido que digo esto partiendo de la situación conocida y alcanzada, por ejemplo, en los Pactos de Toledo a mediados de los años noventa. Todo han sido retrocesos sobre todo en los últimos cuatro años. 

El contrato a tiempo parcial actualmente en vigor es otro abuso sin precedentes en la democracia española. Sabido es que este tipo de contrato puede tener una duración inferior a siete días, pero cuando se entienda por tiempo indefinido (que no es lo mismo que definitivo) figurarán en el contrato el número de horas "ordinarias" a trabajar por día, semana, mes o año, así como su distribución, pudiendo el empleador disponer de dicha distribución a su conveniencia. Pero últimamente se ha flexibilizado de tal manera el contrato a tiempo parcial que un trabajador puede llegar a trabajar, a exigencias del empleador, hasta el 90% de una jornada "ordinaria" como "complementaria". El 10% restante lo distribuye el empleador como quiera. Todas las ventajas para una parte, ninguna para la otra. 

Esta visión del mundo laboral solo es propia de quien no siente los problemas de los trabajadores como propios, sino de quienes se han propuesto seguir en el poder mediante el engaño, la maledicencia, el oprobio y la alianza con los poderes económicos. Los sindicatos están, así, maniatados, pues ¿que combatividad puede tener un trabajador que sabe pende sobre su cabeza un contrato como el descrito? Malditos sean los que así legislan.

L. de Guereñu Polán.