viernes, 25 de septiembre de 2015

POLITICA MONETARIA E EMPREGO

Se nun texto anterior sinalaba que “as autoridades monetarias poden, xa que logo, influír no emprego a través da política monetaria en contra do que defende a teoría clásica”, quero agora, sen negar o anterior, facer algunhas puntualizacións que considero importantes e que fan referencia as evidentes limitacións da política monetaria na creación de emprego    –aínda sendo un instrumento mais eficaz que a política salarial- por mor, fundamentalmente, da extensión e xeneralización das práctica especulativas no mercado de capitais.
Unha situación que deriva do impacto do neoliberalismo no mercado de capitais. A liberalización deste mercado, a falta dunha regulación necesaria, posibilitou e posibilita a extensión de prácticas especulativas de todo tipo. Practicas especulativas que diminúen o posible impacto positivo da política monetaria no crecemento económico e no emprego.
Volvendo ao texto anterior, recollo a miña aseveración de que “a autoridade monetaria ao influír na oferta monetaria –cantidade de diñeiro- inflúe, antes de nada, no tipo de xuro. Ao influír no tipo de xuro faino indirectamente na demanda de diñeiro e na inversión. Ao influír na inversión faino, finalmente, sobre a demanda agregada e por tanto na produción e no emprego”.
Sen negar a corrección técnica do argumento compre tamén sinalar que esa característica dos actuais mercados de capitais anteriormente subliñada -o crecemento da especulación (actualmente mais do 90% das operacións de capital son especulativas)- pode faceren que a relación citada entre a oferta monetaria, a demanda de diñeiro, o consumo e a inversión nin sexa tan fluída nin tan directa. A menos claro está que interveñan as autoridades monetarias e freen as actividades especulativas no mercado de capitais. Algo que, por certo, as autoridades monetarias europeas de hoxe en día non están facendo. Nin queren faceren.
Dende fai algunhas décadas e estimulado pola liberalización dos mercados financeiros o mercado de capitais libre agora de controles intervén mais en investimentos especulativos –como se pode veren no propio movemento das bolsas, e incluso no dos bonos europeos- que na actividade produtiva das empresas. Unha intervención que se reflicte nos prezos        –tipos de xuro- quen se moven mais en función dos intereses dos especuladores que dos empresarios.
Neste marco a efectividade da política monetaria como instrumento para o crecemento do emprego queda moi limitada, resulta moi insuficiente. “Pola miña parte son agora un pouco escéptico respecto ao éxito dunha política puramente monetaria dirixida a influír sobre a taxa de xuro (....) en condicións de laissez-faire, quizá sexa imposible evitar as flutuacións amplas na ocupación sen un cambio transcendental na psicoloxía dos mercados de inversión, cambio que non hai razón para esperar que ocorra. En conclusión, afirmo que o deber de ordenar o actual volume de inversión non pode deixarse con garantías de seguridade en mans dos particulares” (J.M. KEYNES: “Teoría xeral do emprego, o xuro e o diñeiro”).
Unha ordenación das inversións que, xa que logo, esixe dunha intervención do estado. Unha intervención pública que ten que seren mas ampla que a posibilitada polas políticas fiscais e monetarias. Que tipo de intervención pública?: “mediante unha organización social das inversións, é dicir, creando unha situación de abundancia do equipo de capital” (J.M. KEYNES…..). Creando, por exemplo, unha situación que impida, ou cando menos reduza sensiblemente, as actividades especulativas no mercado de capitais. Unha redución que favorecería unha relación fluída (política monetaria) entre a oferta monetaria, a demanda de diñeiro, a inversión e o consumo co conseguinte impacto positivo na produción e no emprego. Creando ademais unha situación marcada polo investimento público (política fiscal) orientado a impulsar o crecemento económico e a creación de emprego. Ámbalas dúas actuacións si permitirían crear, como quería J.M. Keynes, unha situación de abundancia do equipo de capital.


Manoel Barbeitos Alcántara

miércoles, 23 de septiembre de 2015

Una campaña atípica

El imprudente y temerario Mas ha conseguido, sin embargo, una cosa: que todos los partidos concurrentes a las elecciones del 27 de septiembre, hablen en clave plebiscitaria, como aquel quería, sin que estemos ante un plebiscito sino ante unas elecciones para elegir a un Parlamento del que salga un gobierno para los próximos años. 

Como no creo que las pretensiones independentistas tengan posibilidad alguna de conseguirse, si no es por la vía insurreccional, haber caído en la trampa plebiscitaria es lo primero que hace atípica esta campaña. Algunas encuestas hablan de que los independentistas no pasarían de un 25 ó 30 por ciento, lo que no es poco en términos absolutos, porque no cabe deducir que todos los que apoyen la candidatura unitaria de Mas y Junqueras deseen la independencia de Cataluña; si la votan será porque querrán reforzar las posiciones nacionalistas ante cualquier gobierno central. 

Creo que el que más se está divirtiendo con este asunto es Junqueras, que forma parte de una tradición desestabilizadora de la democracia española desde hace casi un siglo: si nos remontamos a Macià con sus pretensiones del "Estat catalá" y seguimos con Lluis Companys rebelándose contra el gobierno legítimo de la II República, pasando por Carod Rovira, que siendo conseller se fue al sur de Francia para negociar por su cuenta con ETA para que no matase catalanes (no sabemos lo que pidió con respecto al resto) y ahora el citado Junqueras, que ha echado leña al fuego de Mas, el cual se ha calentado de forma tan conveniente para la política de ERC: desestabilizar. Esto es lo que ha representado este partido a lo largo de su historia, pero curiosamente siempre en democracia, porque solía desaparecer cuando las cosas venían mal dadas. 

Como la cosa independentista no saldrá, a Mas no le quedará otra que apartarse de la escena política o seguir gobernando Cataluña dentro de la ley, pero puede que en minoría, pues si la "Candidatura de Unidad Popular" (CUP) cumple su palabra, Mas no recibirá los votos de este partido en el Parlament, por lo que la mayoría absoluta necesaria en primera vuelta podría no darse. En otro orden de cosas no voy a repetir aquí lo que ya se ha dicho por activa y por pasiva sobre las mentiras de los nacionalistas independentistas catalanes y las torpezas e irresponsabilidades del Presidente del Gobierno, que ni siquiera sabe que los catalanes que no renuncien a la nacionalidad española (como los extremeños) la conservarán porque ya la tienen. 

La dialéctica en la opinión pública está en si ganará el independentismo o no, cuando no es eso lo que se dilucida en estas elecciones. Lo que no sabremos -otra atipicidad en este caso- son los votos que corresponderían a Convergencia, cuantos a ERC, etc., como tampoco en esas candidaturas "unitarias" que han borrado los programas de los partidos para presentarse como tabla de salvación de quienes no tendrían apoyo popular por sí mismos. En cuanto al Partido Socialista es una lástima haberlo dilapidado, cosa que debemos ante toto a aquellos que quisieron jugar a nacionalistas (quizá a independentistas) cayendo antes que nadie en la dialéctica que interesa a Mas y Junqueras. Estaban, o están, en el partido equivocado.

No creo, como se ha dicho, que los bancos se fuesen de Cataluña (aún en el supuesto de todo punto imposible hoy por hoy de una independencia). Se podrían trasladar las sedes centrales de los bancos, pero estos seguirían aceptando depósitos, concediendo créditos y atendiendo a las oportunidades de negoio, que para eso están, como en Kosovo, Andorra o Corea de Sur. 

Parece que los independentistas, por lo tanto, no llegan a un tercio de los catalanes, que ganarán las elecciones los que se presentan como independentistas y que el resto de los partidos -lejos de marcar sus diferencias en materia social- habrán cometido el error de entrar en la lógica de los independentistas, que como todo parece indicar son minoría aunque alcancen los partidos que les representan mayoría parlamentaria. 

Hay algo mucho más preocupante que todo esto: como se va a gestionar la política territorial de España a partir de las próximas semanas, particularmente en relación a Cataluña. El Partido Socialista habla de federalismo, pero no creo pueda España ser más federal de lo que ya lo es (no hay estado en Europa más decentralizado que el nuestro). Si se encamina la propuesta -que hoy por hoy no existe- por un "federalismo asimétrico" tendremos problemas de los gordos y además creo que habrá más partidos en contra de dicha propuesta que a favor. No le arriendo la ganancia a quien tenga que gobernar España desde el año 1016, sobre todo teniendo en cuenta la herencia de estragos, mal ejemplo, corrupción y ceguera política del Partido que ha servido de soporte al actual Gobierno. Quizá solo quede un gran pacto, pero tal pacto no será grande sin contar con uno de los partidos que tienen más apoyo en el conjunto de España, el mismo que ha dejado una estela de miseria y descomposición.

El que gobierne España desde 2016 debiera tener en cuenta, además, que Cataluña, como ya advirtió Azaña en su tiempo, es el país donde la democracia y el europeísmo están más arraigados. 

L. de Guereñu Polán.

EL SENY CATALAN…


 Tras un cierto recorrido en campañas electorales, la ciudadanía observa con  curiosidad como un candidato investido de máxima condición institucional sobrepasa la cortesía inherente a su representación para invadir el espacio más propio de  hooligans de gradas de fondo de un estadio. Los cortes de mangas, las butifarras, las palabras gruesas invitando a un enfrentamiento frontal,  o las descalificaciones agresivas de fuerzas políticas distintas por el simple hecho de tener en sus filas ciudadanas y ciudadanos en territorios distintos pero que representan sentimientos importantes compartidos, no sujetos a fronteras, no deja de despertar un cierto recelo ante el desdoblamiento del personaje, del tenor de Mr. Jekyll y Hide. Podría anunciar un sombrío talante  de criba de desafectos o tibios.

Es sintomático que alguien se embosque  entre los cinco primeros puestos de una .lista con similar ambigüedad y ánimo doloso al usado en la presente convocatoria. Desconcertante para  los no muy avisados. Formalmente unas elecciones  legislativas autonómicas. Pero pocas palabras se dedican al grave problema social y económico del territorio a gestionar. Sobresale el acento, a la vez, embozado y desembozado, de presunto plebiscito, al que se somete algo de tono no menor, una propuesta independentista, careciendo de unas reglas objetivas mínimas sobre que sostenerse y atenerse. 

El candidato a President Sr. Más, y no parece osado aventurarlo, rehúye verse envuelto en embarazosas explicaciones sobre la moralidad de su formación e incluso aspectos que puedan concernirle personalmente, desde un cierto anonimato en la lista. Se desmelena cada día un poco más en lo que se presume una dramática fuga hacia adelante. Comprometiendo en ella según diversos observadores, la imparcialidad de los medios públicos de comunicación y la de las instituciones que el comprometió solemnemente  salvaguardar. Pese a lo que no evita que incluso algunos de sus compañeros de aventura comienzan a verle con cierto recelo e incluso en privado cuestionan el acierto de haberse embarcado con él y su pesado equipaje.

En tanto se hace difícil oír dentro del ruido desatado, voces autorizadas, especialmente a los candidatos, pronunciarse  sobre aspectos cardinales en un territorio donde se acumulan de forma inquietante problemas económicos, sociales, de desempleo y cohesión vivencial, confiabilidad de potenciales inversores, manejo de políticas productivas o de continuidad empresarial en el territorio. A ello acompaña una ceguera contumaz ante advertencias diversas y desde instancias muy distintas sobre la permanencia del territorio desgajado en las instituciones que aparentan indispensables para supervivir garantizando la calidad habida en el punto de partida. Y aun sin negar la intencionalidad en los mensajes, lo temerario,  es desconocer la veracidad y certeza de los mismos.

Sorprende para los que creemos firmemente en  el "seny catalán”, ver en estas actitudes al Sr. Mas, que más allá de candidato, es el President de la Generalitat. Quizás no anduviera descaminado el aserto de D`Ors cuando sugería,  en cierta media el seny pueda ser anécdota elevada a categoría”…O será que en estos tiempos corrosivos se  haya diluido. Como la flema británica, tan deteriorada por los hooligans y las singularidades de sus clases emergentes... Seguramente tampoco Turguénev  encontraría muchas huellas  del “alma rusa” que reflejaba en sus novelas, en el país de Putin…

Catalunya es la manifestación aguda de un problema común del Estado. Y es trascendente contar con ella en un proceso constituyente que cierre el de 1978, y los flecos pendientes. Tiene un papel protagonista que representar como lo tuvo hace treinta y ocho años. Una presencia que difícilmente se alcanzará  sin una intensa capacidad de seducción por ambas partes. Un conflicto poliédrico, que conlleva aspectos políticos, económicos, sentimentales, etc., no puede tener por toda respuesta cerrazón y torpeza. En unas coordenadas muy alejadas del concepto actual de lo que debe ser la convivencia de los territorios en el Estado.

Un camino a transitar lejos de las destemplanzas y crispaciones a las que últimamente se apunta el Sr, Mas. Las que mucho más acentuadas  son oficio en un partido que  desde su mayoría absoluta aboca este país a callejones de difícil salida, posiciones cada vez más comprometidas e irracionales. El PP, quizás por hábito heredado de la peor derecha española, es una fábrica de desencuentros. En los que se esmeró hasta la exasperación. Una derecha cerril, enrocada en sus fantasmas, incapaz de modular una propuesta inteligible. Capaz de llegar al agravio de presentar a Catalunya, un candidato del perfil del Sr. Albiol.

La palabra la tiene Catalunya. Luego la política, entendida como arte noble practicada por gente con altura de miras y sentido de estado. Sabiendo que cualquier conflicto debe resolverse de forma leal y democrática. Sin saltos al vacío.  Y lo habido hasta el momento advierte, la necesidad de habilitar y respetar el derecho a decidir. Pautado y en un campo de juego previa y perfectamente definido.

Antonio Campos Romay

martes, 22 de septiembre de 2015

Sobre la continuidad de ENCE en la ría de Pontevedra y Marín.


Los partidarios del cierre y desmantelamiento deberían explicar una posición que no es posible sostener ni desde el punto de vista económico, ni desde el medioambiental.

Al final de la década de los 80 del pasado siglo tuve que visitar Suecia en un viaje oficial para estudiar decisiones tecnológicas suecas, que podrían ser aplicables aquí en el sur de Europa, hicimos parada en una pequeña villa en cuya proximidad (cerca, pero que muy cerca, de viviendas) existía una factoría de pasta de celulosa y papel, ni las aguas del rio cercano mostraban señal alguna de contaminación, ni en la atmósfera se percibía gran olor desagradable, si un ligero aroma absolutamente admisible. Como ya entonces había debate sobre la permanencia y efectos de la factoría de Lourizán, me interesé en el tema, para descubrir que utilizaban una tecnología que unos lustros después se comenzó a aplicar en Lourizán.

Yendo al fondo, en cifras redondas, los 350 trabajadores propios y los 150 auxiliares que trabajan habitualmente en la planta inducen, al ser una industria de primera transformación, aproximadamente otros 10 por cada puesto directo en el entorno próximo (Galicia), sin entrar en los millones de € de actividades diversas generados (selvicultura, energía, transporte terrestre, actividad portuaria, etc) la pregunta a responder es: ¿Qué decisión, por benéfica que sea su primera apariencia, justifica hoy un claro riesgo para la estabilidad de 5.000 puestos de trabajo?

Parece más razonable trabajar en favorecer una segunda transformación, fabricar papel de calidad (igual que hacia la planta sueca), e incrementar así valor añadido y empleo en el entorno inmediato a la planta. Además se evitarían, o al menos mejorarían, procesos de tratamiento de residuos y energéticos.

Para hacerse una idea de la importancia de la sugerencia, baste saber que de las 9 o 10 fases de un proceso estándar de obtención de celulosa desde la madera, al menos  4 de ellas tienen como objetivo asegurar que el proceso productivo se desarrolle en armonía con el medio ambiente, el simple hecho de evitar o facilitar algunas de ellas (p/e el desecado, el transporte y el rehidratado de la pasta) además de una atractiva  reducción de costes, favorece y reduce las necesidades de tratamiento de efluentes y de recuperación de energía.

La última frase del párrafo anterior nos da píe para afrontar el tema medioambiental. La normativa europea sobre emisiones atmosféricas, establece tres niveles de protección: Valor límite horario para la protección a la salud humana (1 hora), Valor límite diario para la protección a la salud humana (1 día) y Valor límite para la protección de los ecosistema (1 año) y evolucionan en incremento paulatino de las exigencias, sin otra tolerancia que los periodos de aplicación. En el caso de los efluentes líquidos la administración competente es la Comunidad Autónoma, en un marco más general europeo y estatal, por lo que el nivel de exigencia sobre los vertidos depende de los propios gallegos. En todo caso hoy ya hablamos siempre de mg/m3 o partes por millón, temperatura, pH, color, etc, es decir de parámetros exigentes.

Aceptando que en años anteriores los vertidos y emisiones impactaron en el entorno de Lourizán, y que esos impactos aún no han sido corregidos en su totalidad, estudiemos las alternativas:
1ª.-  No se prorroga la concesión y se hace necesario los procesos de desmantelamiento de las instalaciones, descontaminación y recuperación de terrenos y fondos marinos. Costosos y con un responsable teórico nada interesado en aportar nada, o lo mínimo posible.
2ª.- Se prorroga la concesión y se liga a un programa de recuperación medioambiental referenciado a la facturación y/o a la cuenta de resultados de la planta.

Pregunta del millón: ¿Cuál le parece a usted la decisión que mejor le irá al medio ambiente?

Septiembre de 2015

Isidoro Gracia

lunes, 21 de septiembre de 2015

CATALUÑA, QUÉ HACER EL DÍA DESPUÉS

Artur Mas tenía dos caminos ante si: resignarse a unos mediocres resultados como gobernante o pasar a la historia habiendo intentado la independencia. Y al tiempo llevar más lejos los desafíos de Francesc Maciá en 1931 y Lluis Companys en 1934 con sendas proclamaciones del Estado Catalán. Pasar a la historia exige gestos grandiosos.


Ha sido consecuencia, en versión nacionalista, de la sentencia del Tribunal Constitucional, de la política centralista del gobierno Rajoy, de los intereses electorales populares,  etc. Hubiesen valido igualmente otros argumentos. Las razones para superar el marco constitucional y abrir un camino nuevo son múltiples y todas de carácter político. La construcción de una sociedad dual y polarizada, también ha sido una constante durante tres décadas. El nacionalismo engendra las naciones y no al revés, según la explicación clásica  de Gellner.

Y esa es la realidad política sobre la que actuar. En momentos de crises, los territorios ricos no desean contribuir tanto al sostenimiento de los menos desarrollados. En Cataluña como en la Padania o en Quebec en su momento. Y cualquier acuerdo futuro tiene que partir de ese sustrato tan fácil de transformar en sentimientos de agravio y expolio.

La arquitectura constitucional (federalismo, competencias, instituciones) será consecuencia pero no solución. Ésta solo puede venir del diálogo y del pacto, que tendrán un coste fiscal cuantificable, probablemente sin llegar a una solución como el cupo vasco-navarro pero sustantivamente mejor que la actual. A partir de ahí ambas partes podrán respirar hasta el próximo embate nacionalista, que inexorablemente se repetirá pues la Tierra Prometida ya ha sido anunciada. No hacer nada sería suicida para la convivencia política española y por otra parte ningun Estado serio asume la secesión cuyos costes aún serían mayores.

La dificultad  no es menor: ¿de dónde saldrán los nuevos recursos?. Un vistazo a los Presupuestos del Estado permite suponerlo: de los territorios que reciben más transferencias. Es decir de una nueva redistribución de la financiación autonómica. Llegar a una solución aceptable para todos exigirá renuncias multilaterales. Al día siguiente de las elecciones catalanas será  la hora de la política. Y de verdaderos políticos de Estado. 

Jose Luís Mendez Romeu

viernes, 18 de septiembre de 2015

VELLOS E CADUCOS DOGMAS (IV)

A economía-mundo capitalista que xurdiu logo das dúas guerras mundiais do século XX puxo en evidencia que moitas das teses clásicas xurdidas ao carón dos séculos XVIII e XIX xa non eran válidas. As transformacións históricas que experimentou esta economía-mundo capitalista puxeron en evidencia a necesidade de novos plantexamentos en materia de política económica pois os supostos da teoría clásica apareceron rapidamente como obsoletos e inapropiados.
Por unha parte xa non se pode falar de mercados illados nos que a demanda axústase, pola súa tendencia natural, a oferta. Tampouco se pode falar de mercados perfectos. Agora nin os mercados son perfectos, precisan sempre da intervención do estado, nin teñen comportamentos individuais senón que uns inflúen noutros moitas veces de xeito decisivo como mostrei nalgúns dos textos anteriores.
Un dos casos paradigmáticos tanto da necesidade dunha intervención pública como da existencia dunha relación entre os mercados é o diñeiro, o mercado monetario. Segundo a teoría clásica neste mercado ao igual que sucede no resto dos mercados, o prezo –a taxa de xuro- remata sempre volvendo, tarde ou cedo, a súa posición de equilibrio (oferta=demanda), pois resulta seren o seu “nivel natural”, sen que sexa necesaria unha intervención externa –das autoridades monetarias, por exemplo-. A demanda monetaria sempre remata por axustarse a oferta monetaria ao prezo (taxa de xuro) de equilibrio e sen que interveñan, por caso, outros mercados nin sexa necesaria unha actuación pública pois trátase de mercados perfectos e autónomos que procuran o equilibrio por si mesmos, naturalmente.
Pero, unha vez mais, os postulados clásicos chocan con as evidencias. A mesma existencia de bancos centrais xa indica que os gobernos si inflúen decisivamente sobre a oferta monetaria, sobre a cantidade nominal de diñeiro. Unha oferta, unhas cantidades de diñeiro que determinan os tipos de xuro. Non sendo, xa que logo, nin os rendementos de capital nin os prazos –o mercado en definitiva- como subliña a teoría clásica, quen determina aquel senón a autoridade monetaria.
Unha autoridade monetaria que ao influír na oferta monetaria –cantidade de diñeiro- inflúe, antes de nada, no tipo de xuro. Ao influír no tipo de xuro faino indirectamente na demanda de diñeiro e na inversión. Ao influír na inversión faino, finalmente, sobre a demanda agregada e por tanto na produción e no emprego. As autoridades monetarias poden, xa que logo, influír no emprego a través da política monetaria en contra do que defende a teoría clásica. Esta argumenta que o goberno so pode influír na creación de emprego a través da política salarial, incidindo sobre el nivel salarial para que este coincida –axústese- ao seu nivel de equilibrio: un nivel que os clásicos aseguran que coincide co pleno emprego e que so deixa de coincidir se inflúen factores externos, se os traballadores resístense a percibiren uns salarios que sexan compatibles coa produtividade. Unha resistencia que tería o seu soporte na negociación colectiva. Velaí, como xa expliquei en textos anteriores, o pensamento liberal que, inexplicablemente, volve a estaren vixente hoxe en día en moitas instancias da Unión Europea como por caso a troica e a maioría dos gobernos europeos.
Un pensamento neoliberal que turra por eliminar a negociación colectiva, polas razóns apuntadas, e que se nega –como sucede co BCE e o mesmo Banco de España- a que a política monetaria teña entre os seus obxectivos estratéxicos a creación de emprego –algo que si ten a Reserva Federal- para o que sería preciso que os bancos centrais estean coordinados e en sintonía coas autoridades públicas, o que non sucede actualmente na UEM –o BCE e independente dos gobernos europeos e camiña a ditado da grande banca europea-.
Velaí que cando dende o Banco de España ou do propio BCE atacan aos salarios como culpables do desemprego estas autoridades monetarias estean buscando desviar atención das súas propias responsabilidades nas recesións económicas e no desemprego que son moito maiores pola súa decisiva influencia na política monetaria.

Manoel Barbeitos Alcántara

lunes, 14 de septiembre de 2015

JEREMY CORBYN.

A partir de ahora será un nombre que nos acompañe con frecuencia. Y al interesado le acompañaran las insidias y descalificaciones de aquellos que tiemblan ante la posibilidad que desde la izquierda, un partido de izquierda, haga políticas de izquierda.

Comenzó abriendo fuego contra el, en el seno de su propio partido, el socio preferente del Tío Sam en las Islas, el insustancial político Sr. Blair. Con la absoluta impudicia en la que es tan ducho, lo vino a calificar como al anticristo socialdemócrata que llevaría a esta a la ruina. Será si acaso, desde la ruina de su legado que dura ya dos décadas. Y toda esta animosidad, se desata por el anuncio del Sr. Corbyn  de rescatar al Partido Laborista de la vía muerta del socialiberalismo en que la metió el  muy experto en “terceras vías”, Sr. Blair. Algo que se resume en un impreciso centro progresista, de suaves correcciones y nulas transformaciones, donde a cambio de las treinta monedas de un voto volátil, se termina haciendo de valet de chambre del capitalismo más casposo y de la jauría depredadora de especuladores financieros. La  soldada son las migajas de “La cena de los diez millones de sestercios” con las que se pretende apaciguar la miserable realidad de una mayoría marginada de cualquier ágape de los dioses, bajo la pomposa etiqueta de justicia social. Lo malo fue el momento en la que la globalización depredadora y desmandada se envalentono tanto, que decidió prescindir de tontos útiles dejándoles agarrados a la brocha y sin pared que emborronar.

Este veterano dirigente laborista basa su discurso en denunciar lo que es una percepción generalizada. Que las elites financieras se están merendando impunemente lo que corresponde al conjunto de la ciudadanía y que lo están haciendo con la coartada de esa gran estafa, que ellos llaman crisis. Algo que los hace inmensamente más ricos y poderosos que al inicio de la misma.

En gran medida, este líder laborista de 66 años, interioriza el sentimiento que expresa el profesor de la Universidad de Columbia, Joseph  Stiglizt, “los jóvenes se sienten defraudados por gobiernos con retóricas de centro izquierda cuyas políticas apenas difieren del centroderecha”. De ahí que en el eje de su mensaje reclame recuperar tanto los ideales socialistas que estuvieron presentes en la fundación del partido en 1900, como  “una nueva forma de hacer política que no surja de arriba abajo como ocurre ahora, sino de abajo hacia arriba. Para ello hay que poner en valor la necesidad de conectar de nuevo con las comunidades ciudadanas y los sectores sociales”. Asimismo apuesta por la inversión publica para que haya crecimiento económico. “No se puede recortar el camino de la prosperidad sino que se debe hacer crecer el camino a la prosperidad”. Y en esa misma línea argumental postula la plena recuperación de los pilares básicos del estado de bienestar maltrechos por los conservadores: educación y sanidad.

El Sr. Corbyn es un declarado pacifista, usuario de la bicicleta como medio de transporte, abstemio y vegetariano. Se muestra contrario a la nuclearizacion y al austericido que con tanta saña se aplica a los menos favorecidos. Y se declara republicano, aunque reconoce que esa, en un país como el británico, es batalla de largo recorrido. Por si fuera poco, está comprometido en modificar seriamente la estructura del partido y su organización. Lo que no deja de ser coherente en un veterano diputado, que en su dilatada carrera parlamentaria discrepó de la línea impuesta por el grupo parlamentario en casi 500 ocasiones (entre ellas la invasión de Irak). En este reto su primer problema será la confrontación entre el partido real y el partido  parlamentario (grupo), algo que hereda al asumir el liderazgo, y en cuyo seno tiene fuerte oposición. La inercia de estos, procedentes de las épocas de Blair y Gordon Brown y la del aparato partidario, no se lo va a poner fácil ante el apretar de  filas de ambos frente al vendaval de cambio impulsado tanto por la insatisfacción de la cosecha de derrotas tras las ambiguas propuestas políticas con la consiguiente caída de perfil del partido, o la falta de respuesta a la indignación ciudadana ante la degradación de la calidad de vida y deterioro de derechos sociales habidos en los últimos años. Una indignación cuya voz principal correspondería a los sectores más jóvenes y a un importante espectro de la clase media.

A la”nomeclatura” laborista, el nuevo liderazgo le pone el pelo como escarpias e inquieta sus posaderas asentadas firmemente en canonjías que se hallan dispuestos a defender con uñas y dientes. Un status quo que prevalece por encima de cualquier consideración de interés colectivo. Soñando una presumible alternancia, cualquier  renovación que vaya más allá de lo epidérmico, es un cataclismo a su placidez.

Tanto como a ellos, inquieta a la socialdemocracia europea anquilosada, anémica y desconcertada. Carente de ruta definida ante tiempos complejos con clara seña de mudanza. Y no menos, a los sectores que la tienen domesticada. Mal vamos, será sonsonete de muchos despachos,  si desde la conservadora y flemática Albión, un viejo roquero de la política, de mano de los más jóvenes, se alza con desparpajo para retomar el camino de la izquierda, mano a mano con lo más saneado de un sindicalismo como el británico, curtido en duras batallas.

Cualquier escenario futuro será osado augurarlo. Desde que no alcance a coronar el recorrido para su presentación como candidato a premier, hasta la desaparición de escena por una conjura palaciega, o incluso la posibilidad de una escisión…Están abiertas todas las incógnitas…Todo es posible  tras la sorpresa que hizo temblar las estructuras del viejo Labour Party ante el casi  60% de respaldo que contra pronostico, le encumbró al liderazgo.  Se abre un periodo sugestivo en orden a las reacciones, tanto en la política británica, como en el seno de la familia socialdemócrata europea. Y desde luego, comprobar en que  medida que sus postulados alcanzan eco y marcan tendencia. Y no en menor medida, en el marco de las relaciones internacionales ante sus evidentes diferencias en temas sensibles, con aliados históricos del Reino Unido.

Este suceso no debiera pasar desapercibido en España. Observar como a través de unos mecanismos con rigor democrático se puede revitalizar la vida interna y las estructuras de una organización centeneraria, indispensable en el concierto político. Como con un sistema electoral adecuado no se puede acallar una voz diferente por el monopolio abusivo de lo que se da en llamar “el aparato”. O como  una organización política  puede reencontrar el camino para  enlazar a la vez con sus raíces y con las demandas reales de la sociedad.  Caso contrario de otras también históricas, que enrocadas en sus errores, - el PASOK por vía de ejemplo-, languidecen caminando del cero a la nada…


Antonio Campos Romay

El laborismo británico

El socialismo o laborismo británico tiene unos orígenes y una evolución distinta de la que se dio entre los partidos socialistas en el continente europeo. Los laboristas fabianos desarrollaron una ingente labor social durante el siglo XIX y su interés por los problemas sociales ha sido evidente siempre, en contacto con el movimiento sindical que llevó a las organizaciones obreras a un poder extraordinario durante los mandatos de Harold Wilson, entre los años cincuenta y sesenta del pasado siglo. Cuando se ve a los laboristas fabianos como una expresión conservadora del socialismo se olvida (o no se sabe) que fueron partidarios de "la socialización de todas las rentas económicas por medio de la tributación o la nacionalización, de forma que pudieran ser usadas para fines públicos": seguros sociales, provisión de capital para inversiones públicas, etc.

Los laboristas fabianos fueron partidarios de una intervención decisiva del Estado en la economía, lo que vino a deshacer durante su mandato conservador la señor Tatcher, pero no fueron partidarios del acceso al poder por medios revolucionarios -en la más clara tradición inglesa- sino mediante el respeto a las leyes democráticas. 

Ahora los laboristas británicos han elegido como dirigente máximo al veterano Jeremy Corbyn, del que ha dicho el caduco Blair que es "una amenaza para la seguridad". Más bien creo que fue el señor Blair una seria amenaza para la seguridad internacional con su decisión -junto al peor presidente de Estados Unidos, Bush- de intervenir militamente e Irak sin el amparo de la ONU y sin pruebas de que dicho país tuviese armas de destrucción masiva (antes se advirtió que no las había y luego se comprobó que así era). La frase pronunciada por el señor Blair no solamente desdice su condición de laborista sino que es una muestra de insolidaridad e injusticia con un correligionario, al que el Partido Laborista ha mantenido en un escaño parlamentario desde los años ochenta pasados. El señor Blair, por su parte, ha de responder de su enriquecimiento aprovechando misiones diplomáticas en Oriente Medio.

Es la tercera vez -si no recuerdo mal- que los laboristas británicos eligen a un izquierdista dentro de dicho movimiento en las últimas décadas: el primero fue Michael Foot, paficista y anticomunitario, pero no consiguió alcanzar la jefatura del gobierno. El segundo fue Neil Kinnoch, sindicalista que tampoco consiguió ser elegido primer ministro. Ahora tenemos a Corbyn, partidario de medidas claramente progresistas, rupturistas con la tradición impuesta por los "liberal-socialistas" de Blair. Este tiene un importante papel impidiendo el acceso al poder de los conservadores británicos durante diez años, llevando a cabo una actividad frenética en favor de los derechos humanos, pero el gran pecado de haber invadido Irak; ahora ya sabemos las consecuencias: muertes sin número, refugiados, miseria e inestablidad.

A Jerey Corbyn le queda un trabajo ingente: sentar las bases del laborismo británico en consonancia con los nuevos movimientos sociales que han ido surgiendo en Europa: pacifismo, ecologismo, política exterior no necesariamente seguidista de la de Estados Unidos, reforma drástica del papel del Estado en la economía y en los servicios sociales, combate sin miramientos a las políticas conservadoras del señor Cameron. No lo tendrá fácil: los halcones como Blair forman piña para que dure poco, pero hay nuevas afiliaciones al laborismo, hay nuevas experiencias en Europa, hay nuevos retos; en Estados Unidos no está Bush y previsiblemente no esté Trump. Si se hace con un buen equipo y conecta con una sociedad progresista ansiona de acabar con el conservadurismo en el poder, el veterano Corbyn puede triunfar y marcar el rumbo a otros socialismos europeos. 

L. de Guereñu Polán.

domingo, 13 de septiembre de 2015

VELLOS E CADUCOS DOGMAS III

Un dos dogmas neoliberais que foron profusamente utilizados tanto polas elites políticas i económicas españolas como polos seus altofalantes para explicar a crise actual foi aquel de que “vivíamos por riba das nosas posibilidades”. Xa se sabe, gastamos –especialmente as clases de rendas medias e baixas- moito e logo pasou o que pasou: en vez de aforrar endebedámonos, e con as débedas viu a crise actual
Este razoamento ademais de teren un claro plantexamento de clase –votarlle a culpa aos cidadáns de rendas medias e baixas e absolver aos de rendas altas- ten tamén un fundamento económico neoliberal que enlaza co plantexamento clásico habido no século XIX: o fundamentalismo dos mercados perfectos. Vexamos.
Segundo o plantexamento clásico o investimento depende do aforro. En consecuencia a intensificación do desexo de aforrar impulsa o incremento da inversión. A renda das familias distribúese entre o consumo e o aforro, segundo aumente ou diminúa un destes compoñentes o outro diminuirá ou aumentara. A maior consumo menor aforro e viceversa: canto mais gasten as familias menos aforran e canto menos gasto mais aforro. Canto mais aforren as familias mais capital hai no mercado o que favorecerá o abaratamento no prezo do mesmo grazas a unha maior oferta. Un abaratamento que se reflicte na baixa do tipo de xuro. Baixa que impulsa o investimento quen fai medrar a produción e con ela o emprego. Si aforro medra mais e mais o investimento medra tamén mais e mais e con el a produción e/ou riqueza nacional e o emprego. Ergo: hai que fomentar o aforro das familias xa que iso favorece a ocupación.
Velaí a esencia do pensamento neoliberal sobre a importancia económica do aforro das economías familiares. Un pensamento ortodoxo que parecera seren correcto, pero … moitas veces as cousas non son como parecen a primeira vista. Tamén en economía.
Os dous compoñentes da renda familiar –consumo e aforro- non teñen para as familias a mesma relevancia. Para estas o primeiro é o consumo –satisfacer as súas necesidades mais perentorias: alimentación, vestido, casa …- quedando o aforro condicionado a aquel: o aforro non deixa de seren deste xeito un elemento residual –non principal- da renda que depende da cantidade desta que se destine ao consumo: son si cantidades complementarias.
Son cantidades complementarias pero con efectos moi diferentes sobre o emprego. As evidencias empíricas demostran que, a diferenza do que defende o pensamento liberal, a propensión ao aforro –que trae aparellada un descenso no consumo- non repercute positivamente sobre o emprego senón todo o contrario. Cando medra o aforro, diminúe o gasto destinado ao consumo o que trae como consecuencia unha debilitación da demanda que provoca unha caída do emprego. Isto supón que a teoría ortodoxa que recomenda fomentalo aforro –austeridade- é nefasta para o emprego xa que debilita a demanda ao tempo que de ningures inflúe sobre o tipo de xuro nin provoca un crecemento do investimento como estamos vendo hoxe en día. A pesares da abondosa liquidez e os baixos tipos de xuro non medra o investimento por que as empresas non venden logo non invisten, e non venden por que as familias non consumen.
A diferenza do que sinala o pensamento clásico (e neoclásico) o incremento do aforro non inflúe sobre as taxas de xuro nin, xa que logo, ten que influír necesariamente sobre o investimento que non sempre medra ao medrar o aforro. Algo que si sucede ao medrar o consumo quen fai medralas ventas cales a súa vez fan medrar a demanda de capital –o investimento- que provoca un crecemento da produción e, xa que logo, do emprego. Se, pola contra, o consumo diminúe           –medrando o aforro- caerán as ventas e con elas a demanda de capital, o investimento, a produción e o emprego: “un aumento da propensión a aforrar non produce melloras no emprego senón todo o contrario” (J.M. KEYNES: “Teoría xeral da ocupación, o xuro e o diñeiro”)
Volvendo ao principio a crise española non se produzo por que –as clases populares- “vivíramos por riba das nosas posibilidades” –e, xa que logo, non aforráramos- nin moito menos. Nembargante o débil consumo que se viu acompañado por un elevadísimo endebedamento -derivados ámbolos dous duns salarios reais a baixa: o peso dos salarios na riqueza nacional no fixo mais que baixar en todos estes anos- si foi quen de provocar a debilidade da demanda o que ampliou e afondou a crise derivada do estoupido da burbulla inmobiliaria.
E nesas estamos: por moito que aforremos –os que poidan facelo- non sairemos realmente da crise mentres non se fortaleza a demanda que depende mais do consumo que do aforro.


Manoel Barbeitos Alcántara

jueves, 10 de septiembre de 2015

El problema territorial de España

La formación de España como conjunto de instituciones y territorio común a una población de orígenes diversos, ha sido un tema controvertido a lo largo de la historia que incluso ha llevado a varias guerras: pensemos en la de sucesión a la corona de España a principios del siglo XVIII o las tres guerras civiles (algunos dicen dos) conocidas como carlistas. La guerra de 1936 tuvo también un componente de centralismo contra descentralización evidente. 

No es España el único caso: sabidas son las dificultades de la moderna Alemania para conseguir su unificación a partir de los egoísmos nobiliarios de reinos, condados, obispados, etc.; de Italia, que incluso llevó a una larga contienda entre garibaldinos, papistas, burgueses del norte, liberales y absolutistas. No digamos casos recientes como el de la República Checa y Eslovaquia, los estados nacidos de la antigua (joven) Yugoslavia, el caso corso o bretón en la centralista francia y los de Irlanda del Norte y Escocia en el Reino Unido (dejo aparte el caso de Rusia y sus territorios satélites).

Incluso Estados Unidos, para llegar a ser realmente "unidos", pasaron por un proceso de dudas, desconfianzas y dificultades institucionales muy profundas. Desde que las colonias británicas de Norteamérica se pusieron de acuerdo para luchar contra el Parlamento inglés, que era quien acordaba los impuestos sin contar con dichas colonias, hasta la formación de lo que hoy conocemos como Estados Unidos ha habido muchos desacuerdos, pasando por una larga etapa en la que la "unión" entre ellas fue tan débil que estuvo muy cerca de deshacerse.

Son varios los autores que han publicado trabajos esclarecedores sobre las causas de la guerra de 1861 y los precedentes desde la guerra de 1775. Se considera que la guerra de secesión fue la salida que se creyó conveniente a una serie de contradicciones entre unas colonias y otras (estados si se quiere) y que llevaron al federalismo estadounidense. Se trató de la creación de un nuevo estado donde se dirimieron rivalidades económicas y las desigualdades entre los distintos estados que formaron la Unión. Existió una rivalidad a la hora de ejercer la autoridad, "siendo el origen de graves desajustes" entre el poder central, muy tenue, y los poderes de los estados "unidos". El problema esclavista no vino más que a acompañar a los demás que existían entre dichos estados. La prueba de ello es que, aunque la esclavitud se abolió en 1861, la discriminación racial, legalmente, no desapareció en Estados Unidos hasta un siglo más tarde: la Ley de Derechos Civiles de 1964 y la Ley de Derechos Electorales de 1965.

Las causas de la guerra de 1861 fueron, sobre todo, políticas: ¿en que medida habrían de ceder los estados parte de su soberanía a las instituciones federales? Los poderes federales debían ser, según Lincoln, los de "una Unión indestructible de Estados indestructibles". Pero que "desde su formación, las colonias habían dispuesto de una fuerte autonomía... cada una de ellas, directamente relacionadas con el Imperio británico, siendo dependientes del Rey y del Parlamento de Inglaterra", explica que las colonias no estuvieran interrelacionadas. Dichas colonias no tenían unos intereses iguales, tenían muy pocos elementos comunes y cabe distinguir tres grupos de colonias, por sus su economías, su clima y sus formas de vida.

Más allá de lo que depare a España el futuro, sobre todo en los casos catalán y vasco (parece evidente que la mayoría de la población no desea secesión alguna en dichos territorios) está claro que hay un problema político por resolver, pues en Cataluña y Euskadi hay un fuerte sentimiento nacionalista que se manifiesta de forma más o menos acentuda según los momentos. Cuando un gobierno central comete errores de bulto con un tema como este, no es extraño que se exacerben los ánimos y tengamos dos nacionalismos enfrentados, pero si un nuevo gobierno plantea soluciones muy pensadas, muy discutidas por todas las partes y con la ley por delante, es posible encontrar una solución al menos para los próximos cuarenta o cincuenta años. 

L. de Guereñu Polán.

LA EVOCACIÓN DEL 11 DE SEPTIEMBRE

Cuando se escruta con cierta curiosidad una fecha, se acaba asociándola a numerosas efemérides coetáneas. No es ajeno a ello el 11 de septiembre, que muestra múltiples referencias de interés en el devenir humano. Quizás por más próxima convenga, la referida a las Torres Gemelas, drama que retransmitido en directo se apoderó de nuestras de nuestras retinas. Aunque, cierto es, se gestase mucho antes. Aquel suceso alertó  la cognición de la gravedad del fenómeno larvado del fundamentalismo islámico.
Un 11 de septiembre, en 1714, tras una épica resistencia, se rinde Barcelona a las tropas de Felipe V. La población catalana estaba identificada mayoritariamente con los austriacos en una contienda entre estos y los borbónicos para hacerse con los despojos de las Españas, “en la que se ponía el sol por todos los lados”... La fecha pasaría a ser cita obligada de la ciudadanía catalana como reivindicación de su identidad.
Será un 11 de septiembre, en el año 1945,  tras el desenlace de la II Guerra Mundial, en ruinas el Reich de los Mil Años, cuando el régimen  franquista, en un apresurado lavado de imagen, se deshace oficial y discretamente de la obligación del saludo fascista brazo en alto que venia siendo obligada muestra de adhesión  desde el sangriento golpe de estado y guerra civil iniciada en 1936. Otro 11 de septiembre, en 1971, fallece el líder soviético Nikita Kruschev. Uno de los primeros dirigentes comunistas que aunque de forma tibia, dio pasos encaminados a liberalizar la  política soviética tras enterrar el estalinismo. Punto crítico en su mandato fue la conocida como “crisis de los misiles”, en liza con un bisoño Kennedy, que pudo derivar en uno grave traspiés para la supervivencia mundial.
Hurgando más en el baúl de la historia, asoman más recuerdos  en orden a la fecha.  Uno hay de especial dramatismo…El bombardeo del Palacio de la Moneda, sede de la Presidencia de la Republica, en Santiago de Chile y el asesinato del presidente  Allende. Las últimas investigaciones abundan en la tesis del asesinato, decayendo como tal, el suicidio escenificado por los militares facciosos. Asesinato ordenado por el general Pinochet y ejecutado por el jefe de de los infantería invasora del Palacio, general Arellano*. La intencionalidad criminal de los golpistas ya estaba previamente expresa en la voluntad de facilitarle un avión y…”luego, “va y se cae”…
Ya va quedando lejano el infausto día en que unos militares traidores llevados del ronzal por la CIA, al servicio del capital foráneo y local – nada nuevo bajo el sol- se alzaron felonamente contra la legalidad vigente y los valores democráticos que en Chile tenían especial arraigo. Escasa noticia bajo el pálido sol de las democracias latinoamericanas y también de la llamada “madre patria”. Lo único que desentonó en un cuadro asaz conocido y desconcertó a los maleantes uniformados, fue la dignidad, la honorabilidad, la coherencia y el compromiso con el pueblo, de un hombre, Salvador Allende Gossens.
La familia  de Allende, llega a Chile en el siglo XVII procedente del País Vasco. Poco a poco van enraizándose entre las familias notables del país, especialmente mediado el siglo XIX. Su abuelo, político radical, D. Ramón Allende Padín, fue Gran Maestro de Gran Logia de Chile, importante reconocimiento de su honorabilidad en un país donde la Masonería goza de general respeto de la ciudadana. El padre de Salvador, también afincado en el radicalismo y la Masonería, como alto funcionario público, desarrollo sus funciones inicialmente en Valparaíso donde pasaría Allende su adolescencia.
Salvador, el joven santiaguino de nacimiento, socialista y marxista, compartiendo su vocación por la medicina y la política, maestro francmasón activo, humanista, librepensador, profundamente demócrata, era el presidente de la Republica de Chile que tan incomodo le resultaba a la caterva de militares traidores atenazados por su liderazgo moral.
Un hombre integro, muy consciente de que su comportamiento digno, seria legado ético de valor incalculable, a sus compatriotas y a los valores que encarnaba. Un hombre que no dejo indiferente en todo el mundo, ni a sus seguidores ni siquiera a sus detractores. Tanto por ser fiel a su palabra y compromiso hasta las ultimas instancias, como por el amor a sus semejantes más desfavorecidos. Y desde luego por promover, solo a través de las urnas y desde el respeto a la Constitución, “el cambio social en democracia” con el que realizar profundas y sustanciales t transformaciones en su país.
Los sectores reaccionarios, latifundistas, los que perdían entre otros el momio del cobre nacionalizado, los grupos patronales poderosos y la delictiva administración del presidente Nixon y su punta de lanza, el genocida Henry Kissinger (Premio Nóbel de la Paz), lo boicotearon y desestabilizaron el país desde el momento previo a su asunción presidencial. Llegando en ello, al asesinato del Comandante en Jefe del Ejercito general René Schneider, para propiciar que el caos que hiciera imposible la toma de posesión.
Fallidos los intentos de  destituir al Presidente a través de una acusación constitucional, carentes argumento y de la mayoría necesaria, tras someter al país a mil penurias y desabastecimientos, bloqueos y sabotajes de la economía, recurrieron, el 11 de septiembre de 1973 a la acción frontal. El golpe de Estado que se saldó con miles de asesinatos entre ellos, el del propio Sr. Allende, que defendió con las armas, su mandato ciudadano y la legalidad cívico-republicana con un puñado de hombres, frente a fuerzas desproporcionadas, - infantería, carabineros, tanques, aviación, la Marina en Valparaíso-.
Se trataba de dar caza con saña a un hombre culto, entregado, a la causa popular, un hombre decente…Al hombre que en una intervención ante la Gran Logia de Colombia recién asumida la magistratura presidencial, ante sus Hermanos Masones se expresaba del siguiente tenor:
“Si bien es cierto que Chile ha logrado en lo político ser un país independiente, desde el punto de vista económico no lo es; y nosotros pensamos que es fundamental alcanzar esa independencia económica para que sea nuestro país auténticamente libre en lo político. Es fundamental que el hombre de mi tierra pierda el temor a la vida, rompa con la sumisión, tenga derecho al trabajo, a la educación, a la vivienda, a la salud y a la recreación. Pensamos que el hombre de Chile tiene derecho a  que vivir el contenido de palabras tan significativas y que constituyen la tríada de los fundamentos masónicos: Fraternidad, Igualdad y Libertad.”
“Hemos sostenido que no puede haber Igualdad cuando unos pocos lo tienen todo y tantos no tienen nada. Pensamos que no puede haber Fraternidad cuando la explotación del hombre por el hombre es la característica de un régimen o de un sistema. Porque la Libertad abstracta debe dar paso a la Libertad concreta. Por eso luchamos. Sabemos que es dura la tarea”.  
Cuando ya los tanques de los traidores, al mando del mas vil de los felones, Pinochet, y La Moneda estaba siendo ametrallada y bombardeada por la aviación chilena, Allende se  dirigió a su pueblo por última vez a través de Radio Magallanes en un discurso  improvisado entre cañonazos y bajo el estruendo bélico. Son palabras que llaman la atención por su estoicismo y una grandeza moral y belleza que a día de hoy no pierden un ápice de su vigor:    
Ante estos hechos solo me cabe decir a los trabajadores… yo no voy a renunciar….Colocado en un transito histórico  pagare con mi vida la lealtad al pueblo…Seguramente Radio Magallanes será callada y el metal tranquilo de mi voz no llegara a ustedes. No importa, lo seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre, digno que fue, de la lealtad de los trabajadores.”
 “Mis palabras no tienen amargura, sino decepción, y serán ellas el castigo moral para los que han traicionado el juramento que hicieron…soldados de Chile...
“Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales, ni con el crimen ni con la fuerza…La historia es nuestra y la hacen los pueblos       
Trabajadores de mi Patria tengo fe en Chile y su destino.  Y les digo que tengan la certeza de que la semilla que entregamos a la conciencia de miles de chilenos, no podrá ser cegada definitivamente.... Superaran otros hombres este momento gris y amargo, donde la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas, por donde pasará el hombre libre para construir una sociedad mejor.”

“¡Viva Chile,… Viva el Pueblo,… Vivan los Trabajadores!”

*(Rubén Adrián Valenzuela – Interviú)

Antonio Campos Romay

sábado, 5 de septiembre de 2015

VELLOS E CADUCOS DOGMAS II

Fai xa algún tempo escribín sobre algúns dos vellos e caducos dogmas que, en materia de economía, a pesares das experiencias e as evidencias empíricas, aínda seguen a seren utilizados pola elite política e económica galega, española i europea. Dogmas que defenden que en tódolos mercados a demanda (consumo) sempre se axusta a oferta (produción) polo que compre so preocuparse desta derradeira para atopar o equilibrio (punto de encontro da oferta e a demanda).
Un dos dogmas agora recuperado –coñecido como a Lei de Say: “a oferta crea a súa propia demanda”- sinala que este principio de axuste sistemático da demanda á oferta é aplicable ao mercado de traballo o que significaba en termos sinxelos que, sempre que non haxan impedimentos exteriores, o mercado tende por se mesmo ao equilibrio -lugar de encontro da oferta e a demanda de traballo- que coincide co pleno emprego. Unha tendencia “natural” que deriva dos feitos seguintes: 1. Si a oferta é superior a demanda –hai un exceso de oferta: desemprego- os traballadores estarán dispostos a percibir un salario real mais baixo o que incitará aos empresarios a contratalos –sempre haberá traballadores dispostos a aceptar o salario que lle ofrezan os empresarios-, 2. Se polo contrario a demanda fora superior a oferta –hai en exceso de demanda: escasea o emprego- os empresarios baixarían os prezos o que atraería aos clientes –sempre haberá unha capacidade adquisitiva suficiente para atenderen os novos prezos-, incrementaranse as ventas e con elas a produción e o emprego.
Segundo os clásicos, defensores destes mercados perfectos, hai no mercado de traballo unha “tendencia natural, automática deica a plena ocupación, deica o axuste da oferta e a demanda”. Pero que pasa cando a pesares desa “tendencia natural” a demanda non se axusta a oferta de traballo e, xa que logo, estase nunha situación de desequilibrio, de desemprego?. Sempre que se produce esa situación é conxuntural pero de prolongarse, sempre segundo estes profetas, é debido a conduta dos traballadores que non queren traballar por que se negan a rebaixarse o salario (nominal e real) e a aceptar o salario de equilibrio. E si un traballador non quere traballar non hai xeito de obrigar a traballar a quen non quere facelo. Bastaría con que eses traballadores abandonaran a súa teima a unha redución dos seus salarios monetarios, admitiran unha baixa nos salarios reais, para que o mercado de traballo acadara o equilibrio o con el o pleno emprego.
Aínda que pareza incrible estas “homilías” de fai xa algúns séculos –Jean Batiste Say viviu entre os anos 1767 e 1837- volven a estar hoxe vixentes entre os defensores de neoliberalismo que son maioría entre as clases dirixentes europeas. Uns dirixentes que parecen ignorar que logo de J.B. Say apareceu  John Maynard Keynes que foi quen de desmontar a falacia de tal principio. J.M. Keynes demostrou a partires das evidencias empíricas que é a demanda, e non a oferta, a que determina o equilibrio do mercado de traballo e, ademais, que no punto de equilibrio da oferta e a demanda de traballo non hai pleno emprego. As evidencias para Keynes: a década dos anos 30 na que coincidiron unha depresión xeneralizada e un elevado e constante desemprego. Poderíamos, pola nosa parte, engadir agora unha nova evidencia: a década presente (dende o ano 2008) onde volve a darse a mesma coincidencia de depresión xeneralizada e elevado desemprego a pesares de estarse dando tamén unha caída dos salarios reais.
A explicación e moito mais sinxela do que se puidera pensar e apóiase nas evidencias empíricas. Unha explicación que como veremos demostra que a crenza no equilibrio automático dos mercados laborais, de que logo dunha depresión prodúcese “un retorno automático a utilización elevada e completa das fábricas e dos traballadores depende da fe, da esperanza e das promesas políticas, non da realidade económica” (J.K. Galbraith: “Unha viaxe pola economía do noso tempo”. Ariel Economía).
En primeiro lugar non é verdade que nunha situación de exceso de oferta os traballadores estean dispostos a aceptar calquera salario real e así o mercado acade o equilibrio e o pleno emprego. E non o é por que non queiran os traballadores, senón por que non poden, non teñen poder de influencia sobre o salario real medio: os traballadores –tanto individual como colectivamente- so poden aceptar baixar os salarios nominais pero non teñen capacidade de incidencia nos prezos e outras forzas económicas que son quen realmente determinan o nivel do seu salario real. Os traballadores non controlan o salario real pois non determinan os prezos. Que se deduce de todo isto?: que a primeira das premisas citadas anteriormente non se compre.
Pensemos no seguinte: se os traballadores, ante un exceso de oferta, aceptan baixar o salario nominal e esta baixa se acompaña dunha baixa nos prezos o salario real permanece estable o que, segundo os clásicos, frearía o incentivo dos empresarios a contratar mais traballadores. A relevancia deste postulado keynesiano é moi elevada: a ortodoxia sole culpar aos traballadores do desemprego por negarse a rebaixas nos salarios reais nos casos dunha depresión algo que, como acabamos de veren, resulta falso pois as baixas ou as alzas nos salarios reais non dependen deles senón de algo que eles non controlan: do nivel da demanda agregada cuxa insuficiencia –maiormente do volume da inversión- ven sendo a causa principal do desemprego e os baixos salarios. Algo que resulta evidente nas Galiza, España i Europa de hoxe en día.
En segundo lugar as evidencias empíricas tamén demostran que é falsa a segunda das premisas clásicas anteriores –cando escasea o emprego-. Os empresarios sempre se guían polo criterio da “ganancia máxima” i en base a ese criterio fixan o volume de produción e de emprego. Contratan, xa que logo, un número de traballadores e fixan uns salarios que garanten as máximas ganancias presentes e, sobre todo, futuras. Ó nivel de emprego de equilibrio chegase, xa que logo, cando os empresarios conseguen as máximas ganancias. Pero chegados a ese punto os empresarios non queren contratar mais traballadores –aínda cando haxa un exceso de demanda- pois suporía unha descenso nas súas ganancias xa que o novo nivel de emprego non se correspondería co das máximas ganancias. Nese caso, cun descenso das ganancias, os empresarios veranse estimulados a redución da produción e, xa que logo, o emprego. Os empresarios so estarían dispostos a incrementala produción, e con ela a ocupación, se hai maior demanda, unha demanda suficiente. Isto implica que é a demanda, novamente, e non os salarios dos traballadores quen determina o nivel máximo do emprego.
Esta foi unha das grandes apartacións de J.M. Keynes ao pensamento económico: é a demanda agregada –o consumo e a inversión maiormente- quen determina o nivel de emprego e os salarios. Un nivel de emprego que acada o seu equilibrio cando a demanda e a oferta agregadas coinciden e que, nunca, nunca no sistema capitalista, equivale a unha situación de pleno emprego. Non hai mercados perfectos.


 Manoel Barbeitos Alcántara

martes, 1 de septiembre de 2015

¿Que hacer con los terroristas?

Más tarde o más temprano el Estado (y su Gobierno) se tendrán que plantear este asunto, porque es un factor para la total normalización democrática del país. El Partido Popular, que ha utilizado a los terroristas como baza electoral, para exacerbar las pasiones más bajas de cierto electorado, no estará por hacerlo, pero cualquier otro partido debiera ir buscando apoyos para conseguir una solución razonable y justa. 

En primer lugar ETA y otras organizaciones terroristas ya no matan (si la situación cambiase este artículo carecería de sentido). En segundo lugar nadie puede pretender que las acciones criminales sean penalizadas no de acuerdo al derecho y al humanismo, sino con el deseo particular de cada cual. A mí me pide el cuerpo que los terroristas se pudran en la cárcel, pero esto no deja de ser una actitud comprensible por el dolor causado. Otra cosa es que sea conveniente a los principios antes citados. 

Hirohito, emperador japonés hasta 1989 murió en la cama siendo responsable de la muerte de cientos de miles de chinos, casi seis millones de japoneses, miles de birmanos y ¿para que seguir? Buena parte de la segunda mitad del siglo XX asistió sin inmutarse a la permanencia en su trono de un criminal de mayor cuantía. Los nazis que fueron responsables de millones de crímenes, entre ellos asesinatos, no penaron, en la mayoría de los casos, de acuerdo a la conciencia de muchos europeos, entre ellos eminentes juristas. Se prefirió que los tribunales tuviesen la última palabra sin apelaciones por parte del poder político, que hubieran agrandado las penas apareciendo nuevas pruebas. Mussolini murió linchado (lo que no debe agradarnos) pero muchos dirigentes fascistas italianos burlaron la acción de la justicia y no por ello Italia dejó de democratizase e incluso se desembarazó de la monarquía, responsable también de la guerra.

La solución que el Gobierno británico ha dado al caso IRA no ha tenido más que mínimos reproches por parte de minorías a cuya cabeza estuvo el líder religioso Ian Paisley, pero incluso este no tuvo inconveniente luego en moderarse y apoyar el proceso de paz (cuando el IRA entregó las armas). Así podríamos seguir con otros procesos en los que guerrillas, luchas civiles, terrorismos del más variado signo han tenido lugar. Por otra parte los más sanguinarios asesinos de ETA o han muerto o han sufrido la mayor parte de sus condenas. Por supuesto que habrá casos -que la Justicia determinará- en los que no será posible una reinserción inmediata. 

Hoy existen varias organizaciones políticas en las instituciones (lo que revienta a la derecha) que han tenido algo que ver con ETA en algún momento, pero que han reconocido es más razonable la vía democrátrica y pacifica. Es bueno que existan porque dejan a los que pudieran ser partidarios de seguir con la lucha armada como residuo. Ha habido terroristas que se han arrepentido, otros quizá no lo hagan por miedo o por "amor propio". Hay terroristas que nunca se arrepentirán porque no tienen el honor de reconocer el enorme daño que han causado, pero esto no puede condicionar a toda una sociedad.

En cuanto a las víctimas debieran ser protagonistas en el proceso de reinserción de los terroristas: siendo escuchadas, informadas, resarcidas en la medida de lo posible y debiera haber un pronunciamiento del Gobierno en el que se condenase a los que han hecho sufrir hasta el infinito a los españoles y se agradeciese a las víctimas su eventual generosidad. En las escuelas y demás centros de enseñanza se debiera tratar el fenómeno terrorista, que trasciende a España, como algo a ser entendido en sus raíces, como algo a repudiar con toda la fuerza moral que debiera alimentar nuestra sociedad.

L. de Guereñu Polán.