miércoles, 27 de septiembre de 2017

Antes del 1 de octubre



Duelo a garrotazos, de Goya
Estas líneas han sido escritas hace varios días, pero las publico ahora, cuando falta muy poco para el 1 de octubre porque es la fecha elegida por las máximas autoridades de Cataluña para que tenga lugar una votación a la que llaman referéndum sin serlo. Y no lo es porque un referéndum solo lo puede convocar quien está autorizado para ello, según nuestra Constitución el Jefe del Estado a propuesta del Presidente, autorizado por el Congreso. Yo no puedo convocar un referéndum porque no estoy facultado para ello, y en esto el señor Puigdemont tiene tanto poder como yo, en otras cosas, mucho más.

Tenemos la mala suerte de un gobierno sitiado por mil errores y vicios, presa de políticas que favorecen solo a unos pocos, pero es el Gobierno y, hoy por hoy, no hay otro. Tenemos la mala suerte, también, de que las máximas autoridades de Cataluña, entre las que están personas verdaderamente descerebradas, quieren llevar a su país a la ruina (objetivamente hablando). ¿No sería mejor que los partidarios de la independencia de Cataluña, que están en su derecho de perseguirla, iniciasen los tratos para reformar la Constitución española, en lo cual habrían de tener socios? Por ejemplo el artículo 2º, que habla de la indisoluble unidad de España. ¿Cómo permitir que no se acate la Constitución que han votado los catalanes? ¿Cómo permitir que no se acate el Estatuto que han votado los catalanes? El propio Estatuto catalán establece la fórmula para su reforma, pero se elige vulnerarlo, como así mismo la Constitución.

Sabemos que en las Constituciones se utilizan términos maximalistas que luego pueden no responder a la realidad (el derecho al trabajo, a la vivienda…) y que el territorio que ahora forma España pudiera no serlo en el futuro, nada es eterno. Hubo un tiempo en el que España no existía y puede que llegue un lejano tiempo en el que tampoco exista. Pero mientras exista, no queda más remedio que hacer el cesto con los mimbres de que se dispone, y esto es un principio elemental de la política. Ningún revolucionario ha triunfado para hacer su revolución sin contar con la realidad; si se equivoca en el análisis de la realidad está construyendo castillos en el aire.

Un partido minoritario en España (CiU, ahora PDCAT) y minoritario en Cataluña, se ha unido a otros dos minoritarios por sí solos para formar una mayoría parlamentaria que no se corresponde con la mayoría social, por la sencilla razón de que la participación en las elecciones autonómicas es relativamente baja (mucha gente no vota y de su voluntad no se puede apropiar nadie).

Si como digo, los partidarios de la independencia consiguieran reformar la Constitución española (algo que ahora hasta el partido del Gobierno dice estar dispuesto) se abrirían una serie de posibilidades a la discusión –en la discusión no valen cerrazones, hay que dar razones, que es otra cosa- y andar un camino hacia un tipo de estado que alentase a los independentistas a conseguir sus objetivos. Objetivos que seguramente tendrían que quedar pendientes, pero no necesariamente renunciar a ellos. En aquellas negociaciones constitucionales Cataluña, como otras comunidades de España, tendrían la ocasión de poner sus premisas y exigencias y llegar a acuerdos políticos; entiéndase lo de políticos en el sentido de que no colmarían los deseos de nadie, pero sí podrían satisfacer relativamente a todos.

Lo del día 1 –me atrevo a decirlo por anticipado- será el hazmerreír de medio mundo (porque el otro medio no ha oído hablar de Cataluña) pero traerá problemas de orden público, resentimientos y división más allá de la que existe en una sociedad marcada por el mal reparto de la riqueza. Enderezar todo esto es misión de los responsables públicos, que no sé si estarán a la altura de las circunstancias, y desde luego no lo estám el actual Presidente del Gobierno y el Presidente catalán, dos descerebrados. ¿Podrían arrastrarlos otros partidos a posiciones políticas y a abandonar el anticatalanismo de que ha hecho gala la derecha tradicional en la historia de España? ¿A abandonar el camino de la ilegalidad que tiene sus precedentes en 1934? Los partidos nuevos tampoco permiten ser optimistas, pero el día 2 de octubre se abre una etapa, una oportunidad de oro para el futuro de España. Los independentistas deben saber que retar a un Estado es absurdo por los inmensos resortes que este tiene; los que administran el Estado deben ser menos reaccionarios, menos simples, y comprender que hay problemas difíciles que no se solucionan con bravuconadas.

Puede haber incluso males colaterales tras el 1 de octubre si la actuación del Gobierno se sale de lo que el PSOE y otros partidos puedan aceptar: que se dividan como consecuencia de la no asimilación del grave problema político e institucional que vive España. Lo que me importa a mí es el PSOE, que no está soldado como debiera, pues acontecimientos recientes no han sido asimilados por peligrosos personajes de gran influencia en algunos territorios.

¿Podría ser el camino para una solución la convocatoria de elecciones anticipadas en España y en Cataluña, donde los dirigentes respectivos no fuesen los actuales, ineptos para problemas tan complejos como el que tenemos? A medio y largo plazo, creo que sería la política acertada.

L. de Guereñu Polán.

martes, 26 de septiembre de 2017

LA GRAN COALICION.



Hasta  hace cuatro días se vendía cual pócima de Fierabrás para los problemas de la democracia española, la Gran Coalición. Se enfatizaba con fanatismo cuasi religioso en la Santa Alianza II, con gran regocijo de la derecha más rancia de Europa. Los más destacados próceres que del socialismo han sido la cantaban como si de un festival de Eurovisión se tratase. Cual mercachifles ambulantes vendían su remedio por plazas y mercados, usando para ello los medios afines a la derecha más dura. Su “semilla del diablo” en cierta medida  estuvo latente en  la asonada que derribó en una página poco edificante al secretario general del PSOE aunque que este volvió de manos de la militancia con más fuerza. Lamentablemente en ese se ínterin se habilitó la continuidad del más nefasto gobierno que padece España en democracia.
Hoy, la socialdemocracia alemana capitaneada por un insulso doméstico de la Sra. Merkel se despeña hacia la irrelevancia, algo similar a lo que se prevé en Austria, mientras casi un centenar de “nazis”, dicho esto sin eufemismos, acceden al Reichstag tras la II Guerra Mundial. Son días  para una severa reflexión, -contrición es difícil-, de aquellos que con voz engolada y galones trasnochados predicaban la receta. O que por vía de ejemplo, satanizaban la salida política que el buen sentido del pueblo portugués abrazó con un notable resultado y envidiable estabilidad. 

La socialdemocracia sufrió un severo retroceso en Europa pasando a ser noticia por sus sucesivas derrotas electorales, tras haber apadrinado las mayores cotas bienestar basada en la universalización de los derechos sociales  y laborales financiados a través de fiscalidad  solidaria. Todo el esfuerzo encaminado a la corrección de las desigualdades sociales, se dilapidó en un progresivo alejamiento de su cultura política y su vocación de servicio a lo público en medio de una irrelevante capacidad de autocrítica.
Fue incapaz de resistir al virus del neoliberalismo inspirado y expandido desde EEUU, cuyo ejemplo más práctico es el socialiberalismo que hizo mestizaje espurio en la socialdemocracia.   La Tercera Vía del Sr. Blair, cuya aportación más destacada a la “política” tal cual la entendía el, es su foto en la Azores, descafeinó los principios socialdemócratas, causó una disminución substantiva de los salarios de su país, al tiempo que impulsaba una temeraria desregulación de los mercados laborales y de la banca. Reduciendo al tiempo a mínimos la intervención del estado bajo la falacia de estimular la economía. 

 La socialdemocracia alemana inicia desde 2010 una deriva bajo el liderazgo del canciller Schroeder, hacia  políticas neoliberales. Medidas drásticas de austeridad y apoyo incondicional al capital financiero y al empresariado, en detrimento de la calidad de vida de los trabajadores y clases medias. Con ello abrió de par en par las puertas al gobierno Merkel. El resto, con la degradación de la socialdemocracia convertida en mozo de espadas de la canciller conservadora es ya historia, cuya última página acaba de escribirse. 
La socialdemocracia europea,  pagó la gran estafa  económica y financiera de 2008 con mucha más dureza que la derecha, que era quien estaba tras de ella. Como consecuencia inicia una larga travesía del desierto. Y eso en medio de una situación crítica, donde se evidencia que la derecha se muestra como una gestora funesta, en contra de lo que como mantra se ha pretendido hacer creer, y de lo que en España existe abundancia en el ejemplo. 

La socialdemocracia tiene un papel central e indispensable que desarrollar. Pero necesita para ello una adecuación urgente y modernización que le permita  conseguir sus objetivos, conciliando  el impulso del crecimiento económico y desarrollo, con bienestar social e  igualdad.

Seguramente volver a las condiciones de vida previas a esta gran estafa que sufrimos no sea fácil. En el mejor de los casos, tardará más de lo deseado. Para ello es indispensable reponer lo lo que  fue eje del recorrido tras la segunda guerra mundial, el pacto social entre el capital y el trabajo. Algo solo posible encauzando severamente y no de forma retorica, al capitalismo financiero.  
El ex ministro sueco y dirigente de la socialdemocracia de aquel país, Pär Nuder, está convencido de que el programa de austeridad de la derecha no funciona y que esta entrará en crisis, como consecuencia de su exacerbada servidumbre a  los intereses financieros. Y afirma,  “La crisis europea es mucho más que un asunto de déficit y de deudas. Tiene mucho que ver con la falta de confianza social”.  Algo que debe recuperar la socialdemocracia europea, y que en España  apunta en sentido positivo. 

  Antonio Campos Romay

jueves, 21 de septiembre de 2017

¿UNA IZQUIERDA "ABDUCIDA"?

Cuando tras la victoria por mayoría absoluta del PP, comenzaron en 2012 y 2013 los recortes y las reformas estructurales neoliberales (laboral, pensiones, sanidad, enseñanza...) pensé que la izquierda sindical y política de Cataluña capitanearía la rebelión contra aquellas medidas. De hecho, las manifestaciones de rechazo no solo fueron multitudinarias y cargadas de agresividad, sino incluso violentas. Los manifestantes llegaron a bloquear la entrada al Parlamento catalán, y el entonces Presidente de la Generalitat, Artur Mas, hubo de acceder al mismo en helicóptero en varias ocasiones.

Fue entonces cuando Artur Mas decidió cambiar de tercio con su proclama de “España nos roba” consiguiendo dirigir el enorme cabreo hacia el gobierno central, y convirtiendo la reivindicación social en reivindicación nacionalista primero e independentista después, y promoviendo unas elecciones de signo plebiscitario encaminadas a la creación de un gobierno con mayoría independentista presidido por él mismo.

Es cierto que su estrategia quedó muy tocada por los casos de corrupción que implican a la cúpula de la entonces CDC, hoy PDCAT, incluso a Jordi Pujol y su familia, y sobre todo por el comportamiento de la CUP exigiendo y consiguiendo nada menos que la dimisión de Artur Mas como candidato a presidir el nuevo gobierno de la Generalitat.  Sería ingenuo pensar que aquello supondría la entrega de la dirección del llamado “procés” a la formación anarquista. Nada de eso, me sumo a los que opinan que es la CUP la que ha venido siendo utilizada por el núcleo duro del sector independentista de la burguesía catalana, que sí diseñó “el procés” y lo está dirigiendo.

Es la burguesía catalana que al amparo del gobierno de la Generalitat se enriqueció a lo largo de estos 40 años de democracia, y que hoy, no sólo ve amenazados sus privilegios y sus fortunas, sino que algunos están procesados y el hijo mayor del mismísimo Jordi Pujol (Jordi Pujol Ferrusola) se encuentra en la cárcel. Una de las principales medidas que el independentismo catalán pretende llevar a cabo si consigue su objetivo es la derogación de las sentencias y expedientes abiertos por corrupción a muchos de sus dirigentes. Como esto no será posible, parece evidente que el tema podría ser objeto de negociación principal (aunque discretísima) tras el 1-O. Yordi Pujol ya lo hizo, con un  esquema semejante, cuando lo de Banca Catalana.

Lo que mucha gente se pregunta es donde está la otrora potente izquierda catalana. Es cierto que tras la victoria de Pedro Sánchez, un aire nuevo parece haber llegado al PSOE y al PSC. La firme posición de los alcaldes socialistas del PSC en contra de las ilegalidades de los independentistas, aunque algo tardía, resulta reconfortante. Y también las recientes declaraciones de veteranos sindicalistas de UGT y CC.OO. ya jubilados. Pero se echa en falta la voz clara y una posición firme de las direcciones de ambos sindicatos en Cataluña, un mal síntoma de cara al futuro si algo no cambia. Y lo más preocupante aún es la falta de definición y la división interna de los llamados “Comunes”, parece que  desbordados por los acontecimientos y en donde se integran entre otros los restos del PSUC, los colectivos de IU-Los  Verdes y un Podemos que parece en clara connivencia con ERC. Sorprendentes han sido las descalificaciones de algunos sectores al portavoz de “los Comunes” en el Parlamento catalán, Joan Coscubiela, y la ambigüedad de la alcaldesa de  Barcelona Ada Colau, que preside una corporación de izquierdas pero fraccionada, y  más pendiente de las encuestas que de “mojarse” tomando posición en tema tan trascendente para Cataluña y para España.

Siendo cierto que España necesita con urgencia un cambio político que expulse del poder al PP. También lo es que la izquierda catalana tiene ante sí la exigencia de cambiar el relato de los independentistas  aunque solo sea porque es falso y sepulta los intereses de la clase trabajadora, confundiéndolos con los de la burguesía independentista catalana, tan corrupta como la del PP.


Xesús Mosquera Sueiro / 21 de Septiembre de 2017

lunes, 18 de septiembre de 2017

Neofranquismo e democracia


On vas amb les banderes i avions
i tot el cercle de canons
que apuntes al meu poble?


On vas amb la vergonya per galó,
i en el fusell, hi duus la por,
que apuntes al meu poble?


On vas?...

Rematei o artigo anterior sinalando que Partido Popular (PP) e Convergencia Democràtica de Catalunya (agora PDC) eran, como partidos neoliberais e líderes en corrupción, practicamente "os mesmos cans con distintos colares". Debo rectificar parcialmente.

Os acontecementos políticos que están tendo lugar nas derradeiras semanas co gallo do procés posto en marcha pola Generalitat de Catalunya son de tal gravidade, dende o punto de vista democrático, que hai que marcar as diferenzas. Diferenzas entre demócratas e neofranquistas. Dun lado –neofranquistas- o Partido Popular (PP), doutro –demócratas- partidos políticos e organizacións sociais que defenden os dereitos e as liberdades democráticas sen falsas equidistancias. Dun lado os que queren impedir o exercicio da democracia (PP) -o dereito a decidir é un dereito democrático-, doutro os que, con distintos matices e importantes diferenzas, se reclaman da democracia con maiúsculas e sen apelidos.

Desgraciadamente, xunto ao primeiro atopamos hoxe a un partido histórico (PSOE) cuxos dirixentes non parecen ser quen de estar a altura do que cabera esixir a un partido con tal bagaxe progresista e democrática. Porque na actual conxuntura política cabía agardar que o PSOE utilizase o seu potencial político a nivel español para actuar de mediador entre as forzas centrífugas e centrípetas do estado dentro dunha perspectiva federalista –como así está no seu programa-.

Se na conxuntura actual a postura de JxSI (Generalitat de Catalunya) en relación ao referendo non é asumible por razóns que a continuación sinalarei, a brutal resposta política do PP (Goberno español), inaceptable dende calquera perspectiva democrática, despraza a batalla política ao terreo dos dereitos e as liberdades fundamentais poñéndoas en perigo.

A postura de JxSI co referendo non é asumible por razóns evidentes: nas actuais condicións e no camiño polo que transcorre o procés non é posible a celebración dun referendo sobre o dereito a decidir nunhas condicións democráticas mínimas. Tampouco é asumible o procedemento polo cal se aprobou no Parlamento catalán o proceso soberanista: os partidos de JxSI co apoio da CUP modificaron o regulamento do Parlamento catalán de tal xeito que se impediu tanto o debate en comisión da "lei de referendo e desconexión" como a presentación de emendas, ao tempo que non quedan claros moitos detalles relevantes sobre a celebración do propio referendo. Proceder que sementa serias dúbidas sobre a concepción da democracia por parte dalgúns partidos independentistas, como por caso a CUP.

A resposta do goberno español (PP) a este acto que o Tribunal Constitucional decidira suspender -algo moi a ter en conta, pois significa que de celebrarse será un acto sen validez nin política nin xurídica sexa cal sexa o resultado- non pode por máis que cualificarse de autoritaria e antidemocrática. Moito máis se se ten en conta que este goberno –que preside o incompetente M. Rajoy- non foi quen, en ningún momento, de facer unha soa proposta política ao chamado "problema catalán" nin, xa que logo, de pór en marcha un diálogo tanto entre o goberno español e o goberno catalán, como coas distintas forzas políticas presentes en Catalunya e en España. Parecera que para M. Rajoy e o seu partido –PP- a solución, como el mesmo sinalou algunha vez, pasa por "canto peor mellor para todos e canto peor para todos mellor para min o seu beneficio político".

Un comportamento que, por caso, contrasta co mantido por outras autoridades políticas relevantes –concellos de Barcelona e Madrid, Goberno Vasco- e tamén entidades sociais de peso –movemento sindical, CEOE- que fan repetidas chamadas a un diálogo entre as partes que procure solucións políticas. Un diálogo imprescindible se se quere evitar o choque de trens deica o que camiña, hoxe por hoxe, o procés. Un diálogo que, grazas á intermediación do concello de Barcelona e moi especialmente da súa admirable alcaldesa Ada Colau, incluso xa aceptan algunha das partes máis belixerantes como por caso a señora Forcadell presidenta do Parlamento catalán.

Unha demanda de diálogo diante da que, desgraciadamente, o goberno español (PP) so parece capaz de ofrecer represión e ataque aos dereitos e as liberdades democráticas, convertendo o que era unha loita política en torno a un referendo nunha defensa/ataque aos dereitos e liberdades democráticas en Catalunya. Porque niso se converteu o procés: como moi ben sinala a anteriormente citada alcaldesa de Barcelona Ada Colau, o asunto xa non vai de referendo e independencia senón de dereitos e liberdades democráticas.

Aí, nese terreo é moi seguro que o goberno español (PP) se vai atopar en fronte non só coa Generalitat, senón con todo o pobo catalán quen, tamén con toda seguridade, non vai estar só pois xa empezan a oírse en cada vez máis pobos do Estado español crecentes voces en contra da desmesura do goberno que preside Mariano Rajoy (PP).

Porque vendo a gravidade das actuacións que aquel está levando a cabo, e como moi ben sinala o Sindic de Greuges (Rafael Ribó), o que sucede realmente é que se están a vulnerar os dereitos e as liberdades fundamentais dos cidadáns, de todo o pobo de Catalunya e do conxunto de pobos do estado español.

Fagamos, por caso un repaso a algunhas das medidas máis relevantes adoptadas, ata agora, polo goberno español (PP), co gallo de impedir o referendo. Medidas que abranguen varias frontes. Na fronte xudicial, ademais da resolución xa citada do Tribunal Constitucional, o Fiscal xeral do Estado (J.M. Maza), que ten abondo demostrado o seu escaso pedigree democrático, lanzou unha brutal ofensiva xudicial contra os alcaldes cataláns que apoian o referendo chegando no seu delirio a pedir a súa detención, cousa imposible por mor de que estes rexedores están, na súa maioría, aforados aos ser parlamentarios.

Ofensiva que se estende aos Mossos d'Esquadra, a Garda civil e a Policía nacional a quen a citada Fiscalía, por medio da Fiscalía Superior de Catalunya, ordena intervir urnas e material electoral pro-referendo. Ao tempo ameázase coa Lei de Enxuizamento Criminal a todos os cidadáns de Catalunya que promovan o referendo considerando que quedan fóra da lei e que poden incorrer nos delitos de desobediencia, prevaricación e malversación de caudais públicos. Delitos que poden estar penados con ata oito anos de cadea. (..). Unha ameaza que, como se pode ver estase estendendo por toda España.

Coido non esaxerar ao afirmar que esta desmesura da Fiscalía do Estado, cuxo titular nomea o goberno, tráenos por momentos a memoria ao TOP da sinistra ditadura franquista e a cuxo réxime, non por casualidade, pertenceu por caso o fundador do partido (PP) que á fronte do goberno español está aplicando tales medidas.

Ofensiva político-xudicial que tamén se estende ao eido financeiro e fiscal. Trátase por parte do goberno español (PP) de afogar financeiramente a Generalitat de Catalunya, buscando así obrigala a dobrar os xeonllos. Con este obxectivo o goberno español vén de aprobar a intervención directa das contas da Generalitat tal que na realidade supón un control dos pagos, das operacións financeiras e das contratacións ao tempo que unha conxelación daqueles gastos que non sexan destinados a servizos básicos. Unha medida que supón, de feito, segar a xa limitada soberanía financeira da Generalitat e, xa que logo, a súa autonomía política derivada do Estado das autonomías que é España.

Coido non equivocarme sinalando que é a primeira vez na actual democracia española que se toman medidas de tal calibre. Medidas cuxa desmesura só se pode pode cualificar como un delirio totalitario por parte dun goberno e un partido (PP) que, mostrando a súa auténtica faciana neofranquista, están poñendo en grave risco os dereitos e as liberdades democráticas tanto en Catalunya como en toda España.

Neste contexto cabe lamentar o morno comportamento dun partido (PSOE) cuxa dirección actual non parece estar a altura nin das circunstancias nin da súa magnifica historia en defensa dos dereitos e das liberdades democráticas. O seu apoio ao goberno español (PP), co argumento de que "hai que cumprir a lei", non ten xustificación posible, xa que agora son os dereitos e liberdades democráticas os que están realmente en perigo e por mor do comportamento do goberno español (PP) que está sometendo a Catalunya a un auténtico "estado de sitio", algo inaceptable para calquera demócrata. En relación a C's so cabe subliñar que non cabía agardar do mesmo outra actitude visto o seu comportamento en Catalunya. Crítica que hai que estender a moitos medios de comunicación galegos e españois que, nesta conxuntura, volven a alindarse co máis rancio conservadorismo español –neofranquismo- esquecendo o papel que lles debera corresponder como defensores das liberdades e os dereitos fundamentais dos cidadáns galegos e españois.

En senso contrario gabar a postura e o comportamento de partidos de esquerdas galegos (En Marea e BNG) e españois (Unidos Podemos) que si son quen de aliñarse cos demócratas cataláns o que, neste intre, é aliñarse a prol da democracia e as liberdades non só en Catalunya senón en toda España.

Sobre o comportamento do presidente da Xunta de Galiza (A. Núñez Feijoo) e o seu goberno (PP), que se pode dicir ademais de que volven, unha vez máis, poñer en evidencia que o seu concepto das liberdades e a democracia é, sendo suaves, moi limitado? Galiza non merece este goberno que chegado o caso sería quen de vender a autonomía galega e a liberdade dos galegos por mor dos seus exclusivos intereses partidarios. Que diferente está sendo, por caso, o comportamento do goberno vasco (PNV)!

Hoxe é Catalunya e, de non cambiar as cousas, mañá quen será...?

Manoel Barbeitos

sábado, 16 de septiembre de 2017

Turismo e riqueza

“O turismo é  fonte de riqueza, emprego e prosperidade” (MARIANO RAJOY, Presidente do goberno español)
Diálogo real nun coñecido restaurante de Compostela:
Restaurador: Será un contrato a media xornada para toda a temporada turística, catro meses (xuño-setembro).
Demandante de emprego:  Estupendo. Que horario tería?
Restaurador: De oito da tarde (20 horas) a 12 da noite (24 horas)
Demandante de emprego:  E … canto vou cobrar?.
Restaurador: Uns 450 euros brutos por mes.
Demandante de emprego:  Vale, entón si quere xa empezo mañá.  Estarei  aquí un pouco antes das 8 da tarde.
Restaurador:  Si claro, pero tes que vir antes (2 horas) para ir preparando as mesas. Ah!,  é tamén terás que  limpar (2 horas) antes de marchar. Pero todo ese tempo non conta como xornada laboral. Como ves, traballo non che vai faltar.
Demandante de emprego: ?????

Na presente década tivo lugar na actividade turística un importante cambio de tendencia debido especialmente a que se disparou o turismo internacional de masas. A crise de Oriente ven ser o motor fundamental dese cambio.
Un cambio que a nivel galego supón unha mais que notable expansión da demanda turística reflectida nun importante incremento –superior ao 20% anual- das visitas turísticas: España converteuse no segundo destino turístico de Europa con Galiza recollendo o 5,3% deses destinos o que a coloca, en función do número de turistas e de estadías, como sétima comunidade turística española. Un incremento nas visitas que unido a un incremento tamén no gasto medio supón un crecemento mais que notable dos ingresos por turismo: as cifras mais optimistas sitúan no 11% do PIB galego a apartación da actividade turística. Unha apartación que sendo relevante non suporía mais que un 17,5% da apartación total do sector servizos e equivale a un terzo do que aporta a industria. Nembargante, hai que ter claro que estas cifras que manexa o sector realmente corresponden a todo o sector de hostalería no que o turismo non é precisamente quen aporta maior riqueza, papel este que si lle correspondería a demanda interna.
Unha demanda turística que, como dicía, en Galiza ten marcadas diferenzas coa española xa que depende basicamente da demanda interna española e galega quen supoñen o 70% da demanda global. Galiza recibe unha media anual superior os 4.000.000 visitantes –e as 7.500.000 estadías- que reflicten un 35% de ocupación, valor que está claramente por baixo da media española (50%). Unha ocupación que, asemade, presenta unha fortísima concentración xeográfica: entre  as Rías Baixas (34%), Compostela (19%) e A Coruña (12,5%) absorben o 65,5% da demanda. Dadas as características dos territorios galegos de maior demanda turística ben se pode afirmar que estamos falando maiormente, seguramente coa excepción de Compostela, dun turismo de temporada o que supón un turismo con un forte compoñente estacional. Variables ambas que, nembargante o incremento da demanda, relativizan a importancia do turismo no global da riqueza galega
Dende o punto de vista da oferta cabe destacar que si durante a pasada fase expansiva houbo un notable incremento da mesma, coa recesión tivo lugar un claro estancamento. Se o número de establecementos turísticos estabilizouse en torno aos 1.500 e o de prazas en algo mais das 61.000, o nivel de ocupación movese en torno ao 35% o que nos da idea dun exceso de oferta de prazas. Unha oferta turística que crea o redor de 6.300 empregos directos –con unha perda de 1.300 durante a grande recesión- (Informes Anuais Economía Galega, www.afundacion.org). Unha cifra que apenas representa o 3% dos empregos no conxunto do sector de hostalería,  un 1% dos empregos no sector servizos un 0,7% dos empregos totais en Galiza. Cifras que, cando menos, reflicten dous feitos relevantes: 1. A relativa importancia da actividade turística de masas no conxunto do sector hostaleiro galego, 2. A actividade hostaleira en Galiza depende globalmente mais da demanda interna que da externa.
Con estas dimensións e características –demanda e oferta- pensar que o sector turístico pode ser o motor de crecemento da economía galega non deixa de ser un sofisma. Unha evidencia que se confirma cando temos en conta as características de outras variables relacionadas, directa e indirectamente, coa actividade turística en Galiza. Como por caso o emprego, variable na que o sector turístico en Galiza destaca por estender e xeneralizar a precariedade no mercado laboral posto que o redor do 90% dos empregos turísticos son de carácter temporal con salarios que, por caso, non chegan ao 50% do salario medio na industria: “o pouco emprego que crea o turismo é precario, fraudulento e con salarios baixos”. Unhas temporalidade e precariedade que debilitan aínda mais unha demanda interna xa de por si moi feble impedindo un crecemento económico sólido e sostible.
O turismo cando é de masas produce o que se dá en chamar externalidades negativas ou deseconomías externas que, en linguaxe sinxelo, significa que a actividade turística intensiva causa danos en outras actividades produtivas que se resenten da súa presión o que afecta a riqueza e ao emprego. Algo que se en Galiza é mais visible por caso na costa e en cidades como Compostela, afecta nembargante a todo o país.
Como sinalaba anteriormente as Rías Baixas concentran en Galiza unha parte moi relevante da demanda turística. Un territorio no que miles de familias viven e dependen da actividade marisqueira. Unha actividade produtiva que, logo de duras e longas loitas, ten logrado en Galiza un moi alto nivel de calidade e aceptación no mercado o que repercute moi positivamente nos ingresos das/os mariscadoras/es e, xa que logo, na economía local. Como nos confirmaron cualificadas representantes do sector, a forte presión turística está tendo un impacto moi negativo sobre os cultivos e a produción marisqueira pois, por caso, moitos turistas consideran as zonas de cultivo como territorio libre: “na zona hai moitos turistas … que en tempos chegaban a pagar a súa estancia co marisco que collían … hoxe moitos pensan que poden seguir facendo o que lles contaban seus pais, cando as vacacións lles saían gratis … isto obríganos a vixiar moitas horas. Poden chamarnos do todo menos guapas” (“Organizarse para resistir e vivir da profesión”. TEMPOS NOVOS, abril 2016). Asemade e co gallo de fomentalo turismo de masas moitos concellos costeiros favoreceron, de xeito irresponsable, a construción salvaxe no seu municipio o que amais de carrexar unha auténtica desfeita urbanística e medioambiental na costa galega mudou a faciana produtiva da mesma sen que supuxera un incremento da riqueza e do emprego locais nin un maior crecemento económico para Galiza. Pero que si carrexa en casos moi notables un grande dano ambiental –velaí os casos paradigmáticos das Illas Cíes e/ou a chamada Praia das Catedrais como mostra de ata onde pode chegar a cegueira e a avaricia humanas-.
Compostela empeza a ser vítima do seu propio éxito turístico. Como lle está a pasar a outras cidades monumentais europeas (Barcelona, Venecia, París, Praga…) a intensa presión turística deriva en crecentes problemas locais como por caso que se disparen os prezos dos alugares, que se deteriore o comercio local, “que se poña en risco a cohesión social, a identidade histórica e cultural, a saúde e a calidade de vida  dos seus habitantes”. Unha situación que está xerando un crecente rexeitamento popular e cidadán.
Finalmente hai outro fenómeno, non estudado suficientemente, relacionado co turismo de masas e que apuntei anteriormente. A actividade turística demanda man de obra non cualificada. A súa expansión, en substitución doutras actividades produtivas con maior valor engadido, vai en prexuízo da man de obra de maior cualificación que, diante de falta de oportunidades, vese obrigada a acudir a emigración ou, no peor dos casos, integrarse no exercito de desempregados.
Velaí que a relación entre turismo e crecemento económico sexa, con frecuencia, conflitiva. Unha realidade que se agrava se os poderes públicos, como está a suceder en Galiza e en España, non interveñen regulando a actividade turística que, como toda outra actividade económica, precisa de regulación pois do contrario non coadxuva ao crecemento económico e a creación de emprego senón todo o contrario. Moitos políticos, expertos e profesionais do turismo en Galiza parecen esquecer que, hoxe por hoxe, calquera actividade económica esta relacionada con outras actividades e/ou sectores económicos pola vía da demanda e oferta agregadas. E o sector turístico non é unha excepción nin moito menos.

Manoel Barbeitos

viernes, 8 de septiembre de 2017

Una carta de Azaña


Iglesia de La Bajol (Girona)

Se ha publicado en formato de libro una carta que, en junio de 1939, dirigió Manuel Azaña a Ángel Ossorio, residente entonces en Buenos Aires, mientras Azaña se encontraba en Collonges-sous-Salève (Francia) muy cerca de la frontera suiza. El título del libro es “Adiós al porvenir”, y lo considero muy acertado, porque el de los españoles iba a ser, por largas décadas, muy negro. 
 
¿Quien fue Ángel Ossorio Gallardo? Ante todo un gran jurista que terminó abrazando las ideas demócrata-cristianas, pero que defendió, antes de la II República, un estado corporativo como el que impusieron Primo de Rivera y luego el general Franco. De todas formas se opuso a las dos dictaduras, muriendo en Buenos Aires en 1946. La amistad con Azaña revela el nivel de las dos personalidades, pues con ideas distintas, mucho más avanzadas y transformadoras las de Azaña, mantuvieron una amistad que llevó a este a escribirle, al menos, la carta que ahora se publica, de una extensión extraordinaria.
 
“Estamos instalados en una casa de hechura saboyana, algo vieja y bastante destartalada”, dice el Presidente al comienzo. “Añádase a todo esto la imponente contigüidad del boscoso Salève, que hasta hace quince días nos ha tenido envueltos en nieblas y chaparrones, y está hecho el catálogo de los incentivos con que la soledad y la naturaleza concurren a hacerme llevadero el destierro”, continúa. 
 
Azaña muestra su amargura, en todo el texto, por la situación de España, por los últimos días de la guerra, por sus relaciones con el Gobierno de Negrín, con el que queda clara su nula simpatía; preocupado por las obras de arte que se guardan en el castillo de Perelada, que había sido su residencia al final de la guerra, por las personas de condición humilde y sus colaboradores, de cuya vida temía lo peor. La gran humanidad de Azaña se pone de manifiesto en esta carta, que tiene algunos parecidos con su “Causas de la guerra de España”. De sí mismo se compadece solo en parte: “todo lo que soy lo llevo conmigo”; patriota, siente lo pasado a España como a él mismo, sin distinción alguna, y no deja de tener presente el sacrificio de muchos de sus colaboradores, de militares leales, de trabajadores que han quedado sepultados en “la tierra materna”, de tantos a los que en los últimos días de la guerra aún les quedaba sufrir: niños, ancianos, milicianos, personas de toda condición. 
 
Dice de él que no es un intelectual en sentido puro, considerando que este último es el que no se mancha, el que no se compromete, el que vive de sus pensamientos y de sus obras, sin tomar partido abierta, materialmente, y luego señala que el nudo de la guerra estaba en Cataluña, pues seguramente tenía presente la importancia económica y cultural del país, el europeismo de sus clases dirigentes, la propensión independentista de parte de su población, principal enemiga de los facciosos. Del ejército republicano –dice- es una “masa sin esqueleto”, incapaz ya de detener el avance de los sublevados, que avanzaban por Cataluña antes de tomar Barcelona en el relato retrospectivo que Azaña está haciendo a su amigo. 
 
Reconoce la deslealtad recíproca que hubo entre los gobiernos español y catalán y luego relata su estancia en el castillo de Perelada, en el alto Ampudán, con su masa pétrea y sus torres góticas. Se lamenta del abandono en Barcelona de importantísima documentación que el Gobierno, en su marcha de España, dejó al servicio del ejército sublevado, y no tanto por el valor intrínseco de la misma, sino por la información que facilitaría a los que iban a comenzar la segunda gran matanza a partir de abril de 1939. 
 
Cita al salmantino Saravia, militar a su servicio a quien agradece lealtad y consejos, mientras convence al general Rojo para que se produzca una entrevista, que Azaña propone, entre los dos y Negrín, Presidente del Gobierno. Este, como se sabe, partidario –quizá por influencia comunista, quizá por su propio carácter, irreductible- de continuar la guerra hasta conseguir una paz honrosa, Azaña ya no tiene esperanza alguna, como no la tuvo Prieto, por lo que fue sustituido al frente del Ministerio de Defensa. En la entrevista que se produjo Azaña pidió a Negrín que, en su nombre, sugiriese al Gobierno, al que debía reunir, un acuerdo para pedir una paz humanitaria, solo para salvar vidas, sin más pretensiones, pues sabía que la guerra y la República estaban perdidas.
 
De Giral habla sobre su pericia para evitar ser fusilado por los facciosos, refugiado en Llansá ante de salir de España. A la postre, estos hombres –Azaña y Negrín- que tenían misiones distintas, más ejecutivas el segundo, querían el bien de España, salvar vidas, como lo demostró Negrín con sus puntos para alcanzar una paz que el general Franco desoyó. La sublevación de Casado, que con otros como Besteiro tuvieron la oportunidad de llevar a cabo la idea de Azaña pero por medios deshonrosos, querían también el bien de España, salvar vidas, pero es que no había ya coordinación, no había disciplina entre los republicanos; España dividida territorialmente por el enemigo y dividida entre sus mujeres y hombres defensores de la libertad. 
 
Azaña terminó sus días en España en la pequeña aldea catalana de La Bajol, en el norte la provincia de Girona, en la raya con Francia, cerca de una mina donde se guardaban de la rapiña valiosas obras, que servía a su vez (la mina) de residencia al ministro de Hacienda, Enrique Ramos. El verdadero Presidente de la República –dice Azaña- no era él “o mejor, el dueño”, añade, sino el comandante del batallón de carabineros que velaba por su seguridad y la de La Bajol…
 
El libro excelentemente editado con ilustraciones de Manuel Flores, contiene un prólogo (al final) debido a Vicente Ferrer Azcoiti. Se incluyen también fragmentos de discursos, textos de Azaña y de otros autores: “Me he preguntado algunas veces si es bien conocido el propósito de la República, defendiéndose de la agresión interior y extranjera…” (Azaña, 1937). “Los españoles somos naturalmente reaccionarios… porque nuestra posición firme es siempre contra algo” (Antonio Machado, “Juan de Mairena”, 1933-34). “René: ¡Dios mío! ¡Dios mío! ¡Que triste es la guerra! Todos los soldados han muerto y solo quedamos nosotros dos que somos enemigos y que, como ya no tenemos fuerzas para luchar, nos lanzamos feroces insultos” (Miguel Mihura, 1929). 
L. de Guereñu Polán.

Cando as árbores non deixan ver o bosque

Non cabe ningunha dúbida de que os dirixentes tanto do Partido Popular (PP) como da antiga Converxencia e Unió (agora PDeCAT) son políticos listos, que non é o mesmo que intelixentes e/ou honestos. Tanto antes, co criminal atentado terrorista que tivo en lugar en Barcelona, como agora, coa liorta polo referendo en Catalunya, estes políticos profesionais están a dar mostras dunha indiscutible habilidade política -que non intelixencia- para conseguir desviar a atención política e mediática sobre os problemas reais dos cidadáns -problemas provocados polas súas políticas- para centralos en temas que, sen menosprezar a súa relevancia, non están entre as maiores preocupacións dos cidadáns e moi especialmente das clases traballadoras.

Así, e contando co apoio dos seus altofalantes -que son maioría- a corrupción, o desemprego, a desigualdade, a pobreza, etc. que, como mostran todas as enquisas, son as principais preocupacións da maioría da poboación tanto en Catalunya, como en Galicia como no conxunto de España pasan a un segundo, ou terceiro plano do debate político e da información mediática para ser substituídos polas batallas partidarias -pois diso se trata- ao redor de referendos, dereitos a decidir, independencias que, repito, ocupan entre as preocupacións das clases populares un lugar secundario. E aí están as enquisas para confirmalo.

Resulta curioso observar como dous partidos, cunha idéntica raíz conservadora, que teñen grandes coincidencias tanto na práctica política como na ideoloxía neoliberal son capaces de, utilizando todo o seu poder político e institucional e co apoio da maioría dos medios de comunicación e opinión, situar no primeiro plano de batalla política a súa diferente visión do estado español: centralista (PP) fronte a soberanista (PDeCAT) facendo que toda a acción política se condicione a esta liorta coma se, por caso, fose o asunto máis urxente e grave de Catalunya e de España.

Ambos os partidos (PP e PDeCAT) que lideran esta batalla están entre os partidos máis corruptos de Europa. Ambos os partidos coinciden á hora de practicar a corrupción a gran escala que non só está a sentar no banco dos acusados a moitos dos seus máis representativos e conspicuos dirixentes -Rajoy, Pujol, Rato, Saavedra...- senón que embarra a política e debilita a democracia -unha democracia xa de seu débil e deficitaria- á vez que impide unha auténtica e firme recuperación económica. Unha corrupción sistémica que, como sinalaba, deixa en evidencia o déficit democrático español, debido a que se tivésemos unha auténtica e consolidada democracia non cabe ningunha dúbida de que ambos os partidos serían disoltos polas autoridades xudiciais e repudiados polas cidadanías de todo o estado español, á vez que os seus dirixentes estarían no cárcere. Algo que non sucede.

Ambos os dous partidos (PP, PDeCAT) coinciden tamén á hora de poñer en práctica políticas neoliberais no económico, conservadoras no social e antidemocráticas no político. Así aplicaron e aplican con inusitada dureza políticas de axuste fiscal -con fortísimos recortes no gasto público e moi especialmente no gasto público social-, de rebaixa salarial -para o que provocaron un enorme debilitamento do movemento sindical e, por tanto, da resistencia dos traballadores- e de precariedade laboral -puxeron en marcha reformas laborais de carácter fortemente conservador-. Políticas que levaron a que en Catalunya e en España, como sucede en Galicia, se disparasen as desigualdades sociais e territoriais -como nunca sucedera- conseguíndose niveis de exclusión e pobreza sen precedentes á vez que se producía unha enorme deterioración dos servizos públicos e de benestar -atención sanitaria, ensino, pensións públicas, atencións aos maiores e a infancia, etc-.

As coincidencias tamén están no campo político. Ambos os dous partidos coinciden tanto nas súas prácticas autoritarias -como por caso na defensa da Lei Mordaza e outras- como no seu férreo control político e ideolóxico dos medios de comunicación públicos -radios e televisións públicas-. Prácticas coas que tentan, entre outras, tapar tanto a corrupción sistémica que os consome como as consecuencias das súas políticas.

Corrupción política, neoliberalismo económico, control informativo... que provocan un crecente rexeitamento cidadán e, por tanto, de perda de apoio. Realmente as razóns de que sigan gobernando hai que buscalas entre a incapacidade das respectivas esquerdas para poñerse de acordo tanto á hora de presentar un proxecto alternativo sólido e convincente como de tomar a iniciativa política para situar no primeiro lugar do debate político os problemas que realmente preocupan á maioría das poboacións do estado español.

Diante deste descontento popular estes dous partidos (PP e PDeCAT), apoiados pola maioría dos medios de comunicación e opinión que controlan e financian, foron quen de conseguir situar no primeiro plano do debate político a súa distinta visión nacional do estado español. E así o referendo, o dereito a decidir... substituíron a corrupción, o desemprego, a desigualdade, a deterioración ecolóxica... como elementos de debate e confrontación política. Ambos os dous partidos coinciden á hora de valorar que a súa supervivencia política depende de que isto suceda, de que nos distintos taboleiros e escenarios políticos español, catalán, galego... non se fale nin se debata sobre os problemas reais dos cidadáns e moi especialmente da maioría deles -as clases populares- senón de problemas identitarios.

Así, dacabalo dun rancio nacionalismo español (PP) e un clasista nacionalismo periférico (PDeCAT), ambos os dous partidos conseguiron retomar a iniciativa, desviar a atención cidadá sobre os seus auténticos problemas pero tamén levar a dinámica política a unha confrontación moi perigosa -unha auténtica irresponsabilidade- cuxo final resulta imprevisible aínda que non tranquilizante.

Con todo, hai que pensar que a cidadanía galega, catalá e española, en xeral ten un gran sentido común e acabará por poñer a cada un no seu sitio. O que supoñería por unha banda centrar o debate político nos problemas que realmente preocupan á maioría da poboación -corrupción, desemprego, desigualdade e exclusión social, deterioración ecolóxica...- e pola outra mandar ao vertedoiro da historia os partidos corruptos e irresponsables -como por caso o PP e PDeCAT- que parece que nos queren levar ao precipicio.

Un apuntamento final: o que isto escribe é firme partidario do dereito a decidir e dos referendos a condición de que se celebren en condicións de auténtica democracia e liberdade, cousa que, por caso, non sucede actualmente en Catalunya nin moito menos. Unha responsabilidade que maiormente debemos achacar ao PP (Partido Popular) polo seu españolismo inmobilista e reaccionario pero da que tamén participa JxSi (Junts Pel Si) polo seu oportunismo e irresponsabilidade.

Manoel Barbeitos

jueves, 7 de septiembre de 2017

Pardo Bazán y el socialismo belga


Vista de Gante a finales del siglo XIX

Este es el título de un libro que Emilia Pardo Bazán publicó a principios del siglo XX, después de haber realizado un viaje a Bélgica y Holanda y donde nos da una visión del papel social que la Iglesia llevaba a cabo en dichos países, haciendo constantes comparaciones con la situación en España. En dicho viaje se entrevistó con personalidades del clero y visitó obras sociales de la Iglesia, pero no contactó con la incipiente democracia cristiana. También se interesa por los progresos del socialismo belga, informándose en la obra “Le socialisme en Belgique” de Destrée y Vandervelde. En la época, Bélgica vivía una gran conflictividad social y el partido católico se encontraba dividido, entre otras causas por la labor de los socialistas, que algunos católicos consideraban “comía el terreno” en el ámbito social, al catolicismo.

Por un lado estaban los benedictinos, que insistían en la necesidad de la unidad católica, algo bien conocido por Pardo Bazán en España, pero ello no les impide estimar al socialista Vandervelde. Con los benedictinos estuvo la escritora en su abadía de Maredsous, en Denée (Namur), y de allí fue a Lieja, donde la recibió el obispo, que había creado la “Escuela de Lieja”, un foco de pensamiento y de acción sociales a finales del siglo XIX. Emilia Pardo Bazán ve lo que se está haciendo allí en materia de asociacionismo obrero dirigido por la Iglesia, pero con una táctica defensiva ante el empuje del socialismo. Las asociaciones agrícolas, dirigidas por sacerdotes, habían creado un banco agrícola, cooperativas y mutualidades.

Como Pardo Bazán preguntase al obispo sobre la posible ruptura de la Iglesia belga con los moldes de la Edad Media, donde predominaba la caridad y el paternalismo, el obispo contestó: Lo más hermoso de la Edad Media no lo hemos desechado… en lo que demuestra que el tradicionalismo no había desaparecido. Luego Pardo Bazán viaja a Lovaina, donde visita el Instituto Superior de Filosofía, una institución pareja a la Universidad, y allí conoce a Désiré-Joseph Mercier, que había tenido que vencer las reticencias de las autoridades de la Universidad y de parte de los obispos para llevar a cabo la renovación de los estudios tomistas. Este sacerdote criticó la situación religiosa en España demostrando conocerla.

El auge del socialismo se había hecho patente: “el socialismo se organiza donde quiera: es un ‘hecho’ gigantesco, el ‘hecho’ por excelencia de nuestra edad”, dijo. De las conversaciones con Mercier, Pardo Bazán saca la conclusión de la falta de responsabilidad de la Iglesia española, que no había llevado a cabo las políticas derivadas de la encíclica “Rerum novarun” de León XIII. En la visión de Mercier había que sacar al trabajador de las garras de la industrialización salvaje e inspirarse en la organización laboral medieval. Para ello, aquellas asociaciones de campesinos dirigidas por sacerdotes, tenían las actividades de ocio indisolublemente unidas a la práctica de la religión, pues mientras los obreros industriales estaban claramente influidos por los socialistas, no así los campesinos, en manos de la Iglesia.

Luego Pardo Bazán visita Gande, cuna del socialismo belga, para lo que llevaba dos cartas de presentación que le había dado Giner de los Ríos, aunque no pudo emplearlas para entrevistarse con algunos intelectuales socialistas, que presentaban comportamientos heterogéneos. Uno de ellos era Edward Anseele, periodista y político, pero las referencias de Pardo Bazán al libro de Vandervelde y Destrée (“El socialismo en Bélgica”) suplen el no haberse podido entrevistar con ellos, visitando la cooperativa socialista “Vooruit” (“Adelante”), con sede en unos almacenes con una caja de ahorros y un banco.

El sufragio universal fue una dura batalla que libró en socialismo belga en las últimas décadas del siglo XIX, pues el sistema que permitía ganar las elecciones a los partidos conservadores era el sistema censitario. Por fin se consiguió una reforma que llevó al sufragio universal “plural”, por el que los varones mayores de edad, sin distinción, tuvieron reconocido el derecho al voto, pero no de forma igual: el voto de unos valía por uno, mientras que el de otros por dos o por tres, según las “capacidades” y la riqueza. Esto llevaría a los socialistas al Parlamento, pero más adelante siguieron las movilizaciones para conseguir la desaparición de la desigualdad en la valoración del voto; la huelga general de 1902 es una muestra de ello. La escritora se refiere en su obra a la fuerza de las cooperativas socialistas, pues fueron estas las que estimularon a la Iglesia para crear las suyas, pero una de las razones del éxito de las de los socialistas era su fuerza económica.

Debe tenerse en cuenta que la despiadada industrialización había acabado con el descanso dominical, cuya recuperación fue una exigencia y un logro de los socialistas, que hicieron hincapié, además, en la necesidad de acabar con el alcoholismo, el juego y otros vicios. Por su parte, los católicos belgas buscaban la reconciliación de las clases, y Pardo Bazán expresa su visión de la experiencia que está viviendo con las siguientes palabras: … he creído ver el suelo belga rayado por dos surcos… que parten de la frontera desde extremos opuestos, y, sinuosos, llegan por fin a juntarse… el calor de sus pliegues habrán de reunirse. Lo cierto es que, como dice la autora cuya obra me ha servido para este artículo (1), los católicos llevaban sus acciones mediante iniciativas privadas, mientras que los socialistas querían que fuesen las instituciones públicas las que se ocupasen del problema obrero.


[1] “Claves belgas para la lectura de ‘Por la Europa católica’ de Emilia Pardo Bazán”.

martes, 5 de septiembre de 2017

España seca



El problema del déficit hídrico en España se remonta a siglos, cuando fue necesario alimentar a una creciente población urbana que no basaba su economía en el sector primario. Los ilustrados españoles vieron este problema y aportaron algunas interesantes ideas que quedaron en el olvido, pues faltaba lo esencial, cambiar el régimen que allegase los recursos necesarios para hacer posible aquellas ideas. Los liberales de un signo u otro, en el siglo XIX, también fueron conscientes de este problema, y a finales de la centuria hubo interesantísimos estudios de repoblación forestal en algunas regiones de la España seca, la mayor parte de ella.

Pero ahora nos encontramos en el siglo XXI y España sigue teniendo el problema planteado al principio, a pesar de los esfuerzos durante la dictadura de Primo, la II República y los planes de regadíos del franquismo, en realidad puesta en práctica de los de los regímenes anteriores y que interrumpió la guerra civil.

Dos medidas –fundamentalmente- se han querido poner en práctica: los trasvases hídricos de unas cuencas a otras, con los efectos ecológicos que ello trae consigo, y las plantas de desalinización, con el coste que ello representa. Viendo un mapa hídrico de España se observa que solo Galicia, el Cantábrico, los Pirineos centrales y occidentales, la parte occidental del Sistema Central y la sierra de Grazalema, registran lluvias suficientes para llevar a cabo una agricultura de secano, pero el agua estacional no se utiliza solo en la agricultura, sino para otros muchos fines.

Algunas comarcas de la cuenca del Duero presentan características de aridez, así como en La Mancha, la depresión del Ebro y todo el sudeste. Obviamente, España no cuenta solo con el agua estacional de lluvia para sus necesidades: están los ríos, los lagos y los acuíferos, sobre todo, pero estos últimos deben ser tenidos como una reserva ecológica, como un tesoro, pues en algunos casos ya se han dado sobreexplotaciones y contaminación. Resulta paradójico que ríos con grandes caudales, como los que nacen en los Pirineos y desaguan en el Ebro, no puedan ser aprovechados convenientemente y tengamos zonas frutícolas en Aragón y Cataluña que sufren pérdidas unos y otros años. Lo mismo podríamos decir, aunque de menor entidad, con los ríos que nacen en la cordillera Cantábrica y desaguan en el Duero. Los embalses han servido a la industria y al abastecimiento urbano, pero es evidente que no han dado solución a las necesidades de agua para nuestra agricultura y ganadería.

Sabemos que algunos problemas no tendrán solución fácilmente, por ejemplo la irregularidad de las precipitaciones y los grandes estiajes en las cuencas del sureste, pero hay algo que ya las Confederaciones Hidrográficas han puesto en práctica desde hace décadas y que debe ser perfeccionado: la gestión del agua. No tiene sentido que se permitan urbanizaciones (por llamarles de alguna manera) a donde no va a llegar el agua para el consumo humano, o llegue pero a costa de grandes trasvases que afectan gravemente al medio ambiente. No tiene sentido que se favorezca a ciertas actividades deportivas (golf) mientras no se garantiza el suministro a la agricultura. Los esfuerzos y las inversiones de muchos agricultores españoles mediante el regadío por goteo, el enarenado y otras fórmulas, debe tener recompens que hoy no existen.

Debe tenerse en cuenta que la agricultura europea –en general- no es competitiva y necesita de fuertes subvenciones para no desaparecer, pero en los países de la cuenca mediterránea el problema de la falta de agua agrava el problema. ¿Querrá España depender agroalimentariamente como ya lo es energéticamente? Sería un suicidio. Si en algún momento el PSOE volviese a tener responsabilidades de gobierno, espero que se retomen las políticas de desalinización del agua una vez que los ríos viertan al mar; es la fórmula más ecológica, la más segura, la que no está a expensas de la irregularidad estacional de lluvias, la que no afecta al medio ambiente ni crea tensiones entre ciudadanos de unas regiones y otras.

La derecha ha querido favorecer a la poderosa huerta valenciana (es solo un ejemplo) a costa del Ebro y del Tajo, pero lo cierto es que, con ser el interior de España un territorio muy despoblado demográficamente, tiene un sector agrario importante para su economía, y los agricultores han hecho verdaderos esfuerzos inversores para convertir sus campos en regadíos. Sobreexplotar los acuíferos es otra barbaridad que han sufrido incluso parques naturales como las Tablas de Daimiel. Urge pensar en los problemas endémicos que tiene nuestro país en materia hídrica y ponernos a trabajar en su solución, porque un país no puede ser dependiente de los alimentos que importe, por muy globalizada que esté la economía. Todavía existen, en todo el mundo, miles de regiones que tienen mercados pequeños que dan vida a millones y millones de agricultores y ganaderos.

L. de Guereñu Polán.


lunes, 4 de septiembre de 2017

¿Un segundo mandato de Trump?



Como es poco probable que el señor Trump sea echado de la Casa Blanca por medios legales (el republicanismo, en definitiva, es más reaccionario de lo que debiera) es probable que llegue a las próximas elecciones con el historial de idioteces y provocaciones más propias de un histrión que de un hombre de estado. Le hace el juego el mandamás norcoreano, que permitirá al racista Trump demostrar lo machote que es a la derecha norteamericana. Queda por saber, si se desata un conflicto de mayor o menor gravedad, cual sea el papel de la Unión Europea y España. El de la primera –me imagino- no hacer nada porque no tiene política exterior común. El de la segunda me temo lo peor: seguramente bajarse los pantalones irreflexivamente y no atender a interés por la paz de ningún tipo.

Ante esto queda por saber también la política que aplicará el PSOE, y tengo para mí que debiera empezar ya a plantearse supuestos escenarios para que no se le coja con el pie cambiado. En cuanto a otros partidos pretendidamente de izquierdas, ya se sabe: decir lo que más convenga para alegrar los oídos de la gente.

Volvamos al principio: he leído durante este verano sobre la gran preocupación que hay entre sectores progresistas y demócratas en Norteamérica, ante un posible segundo mandato de Trump, que podría llevar al mundo a una lógica geoestratégica muy distinta a la actual, con no ser esta buena. En el caso de Corea falta por saber lo que harán China y Rusia en caso de una bravuconada de Trump (supongo que antes consultará con las autoridades, muy poco ejemplares, de estos superestados).

Si se le concede al señor Trump un segundo mandato, y contra esto debiera movilizarse no solo toda la progresía norteamericana, sino mundial, la lucha contra el calentamiento global se paralizará, el esfuerzo de los ecologistas será en vano, la carrera de armamentos y riesgo de guerras regionales aumentarán, el terrorismo islamista encontrará más excusas aún para actuar criminalmente, los países iberoamericanos estarán comprometidos ante la amenaza de boicots económicos, con lo que sus políticas sociales se podrían resentir, y así podríamos seguir con supuestos a cada cual más negativo, pues no creo que se pueda esperar nada bueno de alguien que se burla en público de un inválido o que dice ganar las elecciones aunque matase con un rifle a varias decenas de personas en una calle cualquiera.

Estados Unidos ha tenido presidentes de gran prestigio: para no remontarnos más atrás, Wilson, Roosevelt (F. D.), Kennedy, Carter, Obama… cada uno de ellos con sus errores, a veces graves, con sus contradicciones, sujetos a una lógica que es la del país más poderoso del mundo, con unos banqueros y empresarios que son los más poderosos, también dentro de Estados Unidos. Con Bush hijo y con Trump el prestigio de la presidencia de Estados Unidos ha caído en picado, escandalizando hasta a sus propios seguidores, aunque muchos de estos no estén dispuestos a favorecer a otro de signo relativamente opuesto.

Creo que la política internacional –ahora que se ha demostrado que la “inteligencia” de un país puede condicionar las elecciones en otro- debiera no despreciar este vector: evitar la reelección del señor Trump, negociando, presionando, ayudando, favoreciendo todo lo que se haga, lícitamente, para que otro candidato a la presidencia, digno y demócrata, le sustituya. Para eso tendría que haber un verdadero liderazgo en la Unión Europea, o varios, que hoy no se vislumbran. El Reino Unido está con su “brexit” entretenido, Macron retrocediendo socialmente a Francia, y solo Merkel, cuyo posible último mandato sea el que viene, podría liderar una política como la que aquí se propone. Un presidente de Estados Unidos digno y demócrata, no se pide más, es lo que se propone. 

L. de Guereñu Polán.