sábado, 29 de diciembre de 2018

El futuro, relativamente próximo, de la automoción.

Todos los años se realizan informes globales sobre un sector que está entre los primeros en aportación al PIB mundial, uno basado en opiniones de los consumidores, otro en las de los directivos del sector.
El último sobre opiniones los conductores indica que la cultura de tener coche propio sigue siendo fuerte, también entre los jóvenes, y que está calando el mensaje de evolucionar desde las actuales tecnologías, de motores a hidrocarburos hacia vehículos eléctricos e híbridos. De todas formas 2018 termina con un peso de los vehículos totalmente eléctricos en el entorno del 2% del parque mundial. Y con unas preferencias divididas al 50% entre las dos alternativas hidrocarburos / electricidad, entre aquellos que se plantean cambiar de automóvil.
Otra de las tendencias que ganan terreno es , a pesar del mayoritario deseo de propiedad del automóvil, el cambio a nuevas alternativas, nuevas opciones de movilidad, como el renting o leasing. Lo que sigue sin obtener la confianza del conductor es el vehículo autónomo (robótico o sin conductor). Esto último es congruente con la sensibilidad creciente hacia la protección de los datos personales y privados, que todo tipo de vehículos, que incorporan tecnología avanzada, transmiten a fabricantes, alquiladores, aseguradoras, administración, etc. sobre el uso y preferencias del conductor. Según algunos expertos la protección de estos datos se convertirá en un factor de competencia clave entre los fabricantes y distintos proveedores de soluciones de movilidad, desde alquiladores hasta entidades financieras que financian los vehículos.
El uso compartido sigue siendo una opción muy minoritaria, incluso entre los más jóvenes, la independencia y la seguridad del vehículo propio pesa mucho frente a esta solución.
El informe de ADL sobre la Automoción Global encuestó a más de 8,000 conductores en 13 países. Un resumen está disponible aquí: www.adl.com/FOAM
El informe basado sobre todo en las opiniones de los ejecutivos del sector, que no olvidemos, en muchos países pasan frecuentemente de las direcciones empresariales a los cargos de confianza de los gobiernos, y viceversa, condicionará tanto decisiones empresariales como las políticas de los distintos gobiernos, lo que explica anuncios y decisiones próximas (como las que han sido el detonante de las movilizaciones que han puesto en dificultades al Presidente francés).
Hay una coincidencia inicial con lo que ya se recoge el informe anterior: Para el 85% de los ejecutivos, la seguridad cibernética y de los datos será una condición indispensable para adquirir un coche en el futuro.
Y un par de datos preocupantes: Las tres cuartas partes de los ejecutivos (el 74%) prevén que el porcentaje de automóviles fabricados en Europa Occidental (actualmente, el 16%) caiga por debajo del 5% de aquí a 2030, si bien la producción mundial aún tiende a crecer. Y entre un 30% y un 50% de los concesionarios podrían desaparecer del mercado de cara al año 2025, sustituidos por otros actores del “ecosistema del automóvil” o por la comercialización directa por los constructores.
¿Y quienes son los nuevos “actores” que tan drásticas repercusiones van a tener (o están teniendo ya) en el ecosistema del automóvil?: Las grandes empresas tecnológicas y buena parte de las energéticas.
¿Significa eso que tanto los fabricantes generalistas, como los concesionarios, no tienen margen de maniobra? Respecto a los primeros, a pesar que su potencia económica es apenas la mitad de las de los “invasores” de su espacio, al menos dos medidas pueden ser solución para la supervivencia las alianzas y colaboraciones entre ellos y/o con los servicios de tipo GPS, mapas o de redes de carga de vehículos eléctricos; ambas medidas pueden ser suficientes tanto frente a los gigantes tecnológicos como a las energéticas, al menos para las marcas y proveedores más acreditados. Y dado que más del 80% de los ejecutivos está convencido de que el uso de los datos extraídos de los vehículos y los conductores será la base del futuro modelo de negocio de la industria automovilística, hacer que la seguridad cibernética y de los datos, indispensable para adquirir un coche en el futuro, dependa de ellos mismos y venga en el equipamiento de serie de sus vehículos.
Respecto a los concesionarios casi el 80% de los ejecutivos está convencido de que la alternativa que tienen los concesionarios para sobrevivir es convertirse en centros de servicio multimarca o de vehículos de segunda mano.
Hoy las 700 o 750 fábricas producen unos 3.000 modelos y su producción anual se acerca, en un horizonte no muy lejano, a los100 millones de vehículos. El informe puede consultarse en: https://home.kpmg.com/es/es/home/sectores/automocion. 
Isidoro Gracia




sábado, 22 de diciembre de 2018

Reflexiones al finalizar el año


El nacionalismo es un movimiento tan irracional que los no nacionalistas han de poner el doble de racionalidad cuando pretenden llegar a acuerdos con los adeptos del primero. El nacionalismo, constructor de ideales colectivos no basados en la realidad, es un sentimiento, no obedece a razón alguna. De lo contrario no existiría xenofobia, racismo, segregación, sencillamente porque estas actitudes son el resultado de la irracionalidad pasional, no de la reflexión, que fácilmente permite comprender la unidad esencial de los seres humanos.

Cuando dentro de veinte o treinta años, quizá menos, los protagonistas del movimiento independentista catalán se vean, comprenderán que no es exactamente historia lo que hicieron, sino una pérdida más o menos explicable de tiempo. Como ocurre con los ahora veteranos protagonistas del movimiento del 68, que pedían lo imposible y terminaron integrándose en el sistema, incluso algunos aprovechándose de él.

El nacionalismo que se atribuye a un Nkrumah o a un Lumumba no es el que asola ahora a Europa. Los movimientos de aquellos líderes negros estaban inspirados en la liberación de sus pueblos de la opresión y depredación por parte de los estados europeos en plena expansión industrial. Nada menos parecido al nacionalismo croata, catalán o corso, por poner tres ejemplos.

Cuando se habla, en el caso catalán, de la necesidad del diálogo entre las partes, falta añadir algo que el nacionalismo difícilmente puede aportar: razón. Es cierto que el problema radica en que el nacionalismo catalán cuenta con miles y miles de adeptos, algunos incluso dispuestos a casi todo para conseguir sus objetivos, pero lo que no están dispuestos a reconocer esos nacionalistas catalanes es que el problema radica, antes que contra el estado, en el seno de la propia sociedad catalana, tan plural como cualquier otra europea, y por lo tanto donde existen no nacionalistas que se identifican con el concepto de España, su historia y su presente. ¿Entenderá un nacionalista catalán de hoy que el Estado no va a permitir que se vulnere la Constitución? Porque si no lo entiende es que no usa la razón. ¿Entenderá que no hay Estado que permita a la primera de cambio la segregación de una parte de su territorio? Porque si no lo entiende es que no usa la razón. Y así sucesivamente.

En cambio, desde posiciones racionales (dejo a cada cual que incluya aquí a quien considere) sí se puede entender la pretensión de una parte del pueblo catalán a la independencia de Cataluña; otra cosa es que lo considere bueno para el colectivo o incluso viable en el mundo actual. Poner el foco en el caso balcánico es absurdo, pues una segregación de tal magnitud generó más guerra, muerte y xenofobia que otra cosa. Y en otros estados no se dan las condiciones de los Balcanes.

Decir por parte de un nacionalista catalán que no es español es negar la evidencia; podrá decir que no se siente español porque en él se ha operado una transformación sentimental, no racional, que le ha llevado a tal situación. A poco que usase la razón, a poco que meditase y contrastase con otros ese sentimiento, vería que no se borran de un plumazo siglos de historia, instituciones comunes, lenguas y costumbres, religión o descreimiento, geografía y economía. No. Es difícil borrar todo esto de un plumazo… a no ser que se quiera renunciar a la razón y se dé rienda suelta solamente al sentimiento, que chocará una y mil veces con la realidad.

Cataluña, durante siglos, ha servido de articulación a territorios muy diversos de la España que terminó de construirse en el siglo XIX: los antiguos reinos de Valencia, Mallorca, Valencia, así como otros territorios que hoy no forman parte de España tuvieron a Cataluña como centro y argamasa. Incluso cuando a partir del siglo XV los reinos castellanos (entendidos estos en su sentido amplio) se relacionaron con catalanes, aragoneses, valencianos, gascones, navarros y provenzales (¿para qué seguir) Cataluña fue nexo geográfico, pero también económico de todos esos territorios.

Los momentos de sedición catalana respecto del conjunto de España que se dieron en el siglo XVII revelaron lo absurdo de lo que minorías habían pretendido (la unión a Francia) y poco después Cataluña volvió a la monarquía española, que estuvo hecha de familias nobiliarias catalanas y castellanas. Cuando el nacionalismo catalán del siglo XIX se manifestó con toda la fuerza de sus intelectuales, nunca aspiró a la independencia de una realidad construida durante siglos que se llama España. Cataluña y Portugal, en el arcano de los tiempos, formaron parte de Hispania… Pero todo esto no ha de valer a quien en vez de la razón se deja llevar exclusivamente por sus sentimientos.

Cuando he escuchado en más de una ocasión al señor Junqueras decir que Cataluña es “un poble”, nada más lejos de la realidad; Cataluña es un complejo de individuos unidos por instituciones y leyes que ahora se han dado a sí mismos. No hay un pueblo catalán, como no hay un pueblo gallego o canario; hay muchas sensibilidades, muchas personas, divididas por razones de clase (esta sí es una fisura dolorosa) a las que el nacionalismo niega vigencia. Dialogar sí, pero sin razonar no vale para nada; y el nacionalismo, desvestido de otros atributos, no obedece a razón alguna, es puro sentimiento, mudable con los tiempos.

L. de Guereñu Polán.

viernes, 21 de diciembre de 2018

LA REALIDAD DEL COCHE ELÉCTRICO

Cultura y hábitos.
El actual usuario de un vehículo automóvil es generalmente propietario, lo utiliza intensamente, incluso para muchos de los desplazamientos en que existe una alternativa más económica, está acostumbrado a unas prestaciones elevadas: reposta cada 700 o 800 km en pocos minutos, dispone de calefacción y/o aire acondicionado, música y radio, además los propietarios de clase media y alta disponen, con frecuencia de GPS, ordenador, video para pasajeros, etc. cualquier cambio de modelo deberá tener en cuenta estos elementos para no lastrar su éxito.
Alguna de las alternativas, por ejemplo la del coche eléctrico, cuestionarán incluso la propiedad como solución más viable, un contrato de movilidad que incluya coche y baterías entraría más en la lógica de este tipo de vehículos. La logística para cualquiera de las tecnologías que ahora están sobre la mesa exige soluciones costosas y de extensa implantación. Pero además las posibles soluciones no impedirán, a corto y medio plazo, que el usuario sufra inconvenientes adicionales, y no solo me refiero a una recarga de energía cada 200 km, que duplicará o triplicará el tiempo ahora necesario para repostar, sino a temas de la mayor importancia como el precio inicial y el coste del reciclado al final de la vida útil.
Del tamaño actual de mercado dan idea algunas cifras. El parque mundial se estima en el entorno de los 800 millones de vehículos y la producción mundial entre los 60 y 70 millones por año, duplicando las cifras de producción anual en que está se estabilizó al principio de los años 80, después de las primeras crisis del petróleo. La práctica totalidad utiliza hidrocarburos como fuente de energía primaria al 100%, solo unos pocos añaden biocombustible en mezcla con hidrocarburos.
Vehículos.
Dos son las tecnologías alternativas de vehículo completo que aparecen como más disponibles hoy: El vehículo eléctrico puro y el vehículo híbrido.
Respecto al primero, son pocos los comercializados hasta la fecha y ningún gran fabricante los comercializa de forma genérica. Los motores eléctricos son mucho más eficientes en el uso de la energía secundaría que los térmicos, si bien será necesario tener en cuenta el conjunto del ciclo, ya que la energía eléctrica exige al menos una primera trasformación desde una fuente de energía primaría. Dos son la posibilidades de alimentación de este tipo de vehículo: acumuladores o baterías con recarga de red, actualmente se avanza en la solución tecnológica de “ion litio”; otra posibilidad es la de recarga desde una reserva, embarcada en el propio vehículo, opción en la que parece avanzar la “pila de combustible” alimentada por hidrogeno a alta presión, previamente obtenido por electrólisis del agua o por rotura de las moléculas de gas natural (esta es la opción más utilizada hoy).
Respecto al vehículo híbrido, estos incorporan simultáneamente motores de combustión interna y motores eléctricos y ello da lugar a distintas combinaciones y tipos, siguen a continuación algunas descripciones.
Híbridos completos, se mueven bien mediante el motor eléctrico, bien mediante el de combustión o simultáneamente de ambos. Híbridos asistentes, el motor eléctrico ayuda al de combustión en las situaciones en que lo necesita y recupera en las frenadas o pendientes. Híbridos enchufables con baterías de gran carga que permiten un uso más amplio del motor eléctrico, quedando el térmico como apoyo. Híbridos con sistema “Stop y Start”, el motor térmico para al detenerse el vehículo y el motor eléctrico lo impulsa de forma instantánea al arrancar. Híbridos basados en otras combinaciones de varías tecnologías, por ejemplo con tracción eléctrica a las cuatro ruedas.
En todos los casos las posibilidades de implantación de forma suficientemente generalizada pasan por: coste, autonomía y facilidad de recarga. Hoy podemos afirmar que existe viabilidad técnica desde la perspectiva del vehículo en cuanto a autonomía, tanto eléctrico puro, para uso urbano, como híbrido, en cualquier entorno, es necesario analizar esa viabilidad desde su exterior: red eléctrica, estaciones de servicio, posibilidades de aparcamiento, etc., pero no es competitivo en términos de coste para el usuario individual.
Energía y materias primas
Entorno.
Como de lo que se trata es de la evolución o sustitución de una cultura mundial de uso masivo de un bien como el coche, con un consumo masivo de hidrocarburos, cualquier solución pasa por la implantación masiva de una o varias alternativas. Para aproximarnos al estudio de los impactos necesitamos alguna referencia, aún cuando sea solo con la precisión de “las cuentas de la abuela”. En España se ha sugerido conseguir en un plazo, relativamente corto, la implantación de 1 millón de vehículos eléctricos puros o híbridos recargables, un consumo medio de uno de estos vehículos puede situarse entre los 0,15 y 0,20 kwh/km (este dato puede obtenerse de los expedientes de homologación de los vehículos actuales), suponiendo un recorrido anual de 20.000 km/vh el consumo total de este parque se situaría en los 4 Twh (Terawatios hora), menos del 1,5% de la producción anual española. Esta carga es asumible por las actuales instalaciones de producción y grandes líneas de distribución, con la única condición de que se lleve a cabo, en su mayor parte, en las llamadas “horas valle”. Otro tema es la pequeña distribución que exigiría inversiones inmediatas, simplemente para que exista la posibilidad de recarga, piense cada uno en su garaje o su plaza en plena calle. En caso de que se optara por las descargas rápidas en estaciones de servicio, estas tienen dos graves inconvenientes: no está garantizado el horario “valle” y disminuye drásticamente la vida útil de las baterías, además la inversión necesaria para crear los puntos de carga rápida es mayor y mucho más compleja técnicamente hablando.
Más adelante analizaremos las repercusiones medioambientales, pero es fácil deducir que para que el rendimiento del ciclo energético completo sea aceptable, solo será posible utilizar para las recargas fuentes renovables en horas de baja utilización, o energía sobrante procedente de otras fuentes que se perdería en caso de no utilizarse de forma inmediata, por ejemplo como alternativa al bombeo para mantener operativas en términos de rentabilidad grandes centrales.
Algunas de las alternativas tienen otras repercusiones en términos de seguridad. Actualmente no está permitido en garajes cerrados o en sótanos el aparcamiento de vehículos que utilizan gas como carburante (por razones obvias), si los combustible gas natural o GLP tienen riesgo de explosión, imaginemos el riesgo del combustible perfecto: el hidrogeno. Existe una experiencia de explotación de este combustible en una flota de autobuses en Finlandia, pues bien, a pesar de las extremas condiciones meteorológicas de la zona, el edificio donde se recargan y reparan estos vehículos ha sido diseñado sin techo. Cualquier técnico en la materia sabe que las instalaciones de recarga de baterías utilizan material eléctrico antideflagrante y volúmenes importantísimos de renovación del ambiente mediante ventilación forzada. Garantizar que los vehículos no emitan H2 en sus lugares de aparcamiento, ni siquiera por accidente, es una condición sin la cual la mayor parte de los actuales garajes no podrían ser utilizados.


Viabilidad medioambiental.
Existe consenso científico acerca de que la humanidad se enfrenta a dos grandes retos globales: el cambio climático y la seguridad del suministro energético, según la Agencia Internacional de la Energía los yacimientos petrolíferos se están agotando a mayor ritmo del previsto y según algunos científicos la producción de petróleo ya está en su cenit. Si recordamos las cifra de 800 millones de vehículos circulando en base a hidrocarburos y las correspondientes emisiones de CO2, óxidos de nitrógeno y azufre, etc., una conclusión aparece en primer plano: el actual modelo no es sostenible, tiene límites evidentes y estos están muy próximos o incluso superados.
Para analizar la posible evolución del modelo conviene saber que antes de haber recorrido el primer kilómetro un automóvil ya habrá producido un gran parte de su polución. Para producir un vehículo se habrán utilizado 300.000 litros de agua, y unas 25 ó 30 toneladas de otras materias primas, entre ellas unos 1.500 litros de petróleo. Utilizar no es lo mismo que consumir, ya que recientes decisiones de la UE han situado en el 90 o 95% la posible reciclabilidad de un vehículo terminado destinado a su mercado. Pero está claro que un vehículo eléctrico, más pesado que los actuales, utilizará en principio más materia prima que los que hoy son estándar, y que solamente contribuirá a paliar el calentamiento global y mejorar la seguridad energética si la fuente primaria usada para sus recargas proviene de las renovables.
Otros límites los marcan los recursos existentes sobre la tierra, o al menos los hoy conocidos. Comencemos por el más abundante el hidrogeno, se encuentra en cantidades inmensas en el agua y en la atmosfera además de en los hidrocarburos, pero no está disponible de forma natural, 1º es imprescindible aportar la energía capar de romper la molécula de agua o del gas correspondiente, esta energía será superior en cantidad a la que posteriormente liberará para el trabajo útil, por lo que, dejando a un lado el coste, solamente las energías renovables pueden ser utilizadas; y 2º no existe platino o paladio suficiente para fabricar las pilas de combustible, solo son necesarios unos gramos por unidad pero hay que recordar las millones de unidades anuales necesarias.
Analicemos otro elemento básico en las nuevas alternativas. Todos los proyectos eléctricos más o menos avanzados tienen un punto común: el litio. Como en el caso del platino las cantidades no son importantes por unidad. Cada vehículo necesitaría unos 2 kg de litio, para unas decenas de kilos de batería, con las reservas de mineral hoy apenas se garantizan, a precio razonable, las necesidades para ordenadores, teléfonos móviles, video consolas, etc., que llevan unos 0,6 gramos por unidad, para los próximos 30 años, si todas ellas se dedicaran a fabricar vehículos en cifras de producción similares a las actuales, ¿Por cuánto habría que dividir?
Sin poder considerarla como tecnología alternativa, ya que la práctica totalidad de los vehículos con motor de explosión existentes admiten en mayor o menor medida biocombustible, los biocombustibles son ya una realidad en uso. Alguna de las limitaciones se han puesto de manifiesto con la reciente crisis de precios de los cereales, a raíz de los proyectos de incremento de fabricación de biocombustibles, quedando manifiestamente claros riesgos de desequilibrios económicos y sociales, de dependencia energética de los escasos posibles suministradores y éticos y medioambientales, si la producción de biocombustible entra en competencia con los recursos destinados a la alimentación humana y animal. Otro límite, dado por la escala que supone el parque de automóviles de un país desarrollado, sería la necesidad de duplicar o más que duplicar la superficie de tierra cultivable para sustituir de forma decisiva el suministro de petróleo por biocombustible.


Conclusiones
La primera y más evidente es la necesidad de revisar el modelo en cuanto al tamaño, para garantizar una cierta sostenibilidad en el tiempo.
La segunda, que todas las tecnologías disponibles serán necesarias adaptándolas al segmento de usuarios al que pueden ser útiles, aún cuando el coste pueda resultar elevado.
La tercera, y quizá la más importante, para un país desarrollado, con usuarios y consumidores que no pueden prescindir de “su vehículo”, en el medio plazo, ya que tienen asumido el automóvil como un componente de la cultura e identidad propia, el sector continuará siendo durante mucho tiempo un sector estratégico.
Isidoro Gracia.
Verano 2007 (actualizado en 2013)

lunes, 3 de diciembre de 2018

LA CONSTITUCION: Cantando los cuarenta.

Desde la ínclita Pepa nacida en la Tacita de Plata entre zambras y fandangos y el eco próximo de algunos bombazos de los invasores franceses y que en su articulado hablaba con ingenuo desconocimiento, de los españoles generosos y benéficos, se sucedieron una granizada de constituciones, un Estatuto real, y el Fuero de los Españoles, la hoja de parra de la dictadura franquista. De por medio tres coronas partieron al exilio (Isabel II, Amadeo de Saboya y Alfonso XIII), amén de dos experiencias republicanas y entre horas, incontables espadones efímeros, en el siglo XIX tanto se encaramaban al poder como al tálamo de la lozana Doña Isabel.

En el periodo constituyente del 78, las dos España machadianas vuelven a asomar su turbia faz, en medio de un caos económico. ¿Alguien recuerda boyante nuestra economía?. El virus terrorista envenenaba la convivencia y cabe recordar que durante la redacción de la Constitución, ETA asesinó casi 80 personas. El pan nuestro de cada día, era el llamado rumor de sables, eco de un ejército franquista con casi todo el generalato protagonista de la “Cruzada”. Por cierto a los que hoy se escandalizan y rasgan las vestiduras, es en aquella época cuando alguien tan poco sospechoso de radical, D. Gregorio Peces Barba, acuña un término que no está nada desencaminado: “nación de naciones”.

La Comisión de Asuntos Constitucionales y Libertades Públicas del Congreso, presidida por el diputado centrista valenciano, D. Emilio Attard (lo que daría pié al juego de palabras del grandioso cronista parlamentario D. Luis Carandell al calificarlos “Locos de Attard”), constituyó en su seno la ponencia redactora con un representante de cada grupo parlamentario. En ese momento, por el afán de recortar las alas al profesor Tierno Galvan y a su sempiterna suficiencia escasamente crítica, e incómoda presencia en el espacio socialista, el PSOE cometió un error de bulto que derivó por razones técnicas en dejar fuera de la ponencia al grupo vasco. Con lógica molestia no participaron plenamente en el proceso, algo que si harían los catalanes. Lo que derivó en que no votasen la constitución y formalmente se entendiesen fuera del pacto constitucional, desperdiciándose la oportunidad de incluir en el proceso al político vasco D. Xavier Arzallus, con gran ascendencia en el territorio.

El Presidente Sr.Suárez  se vio en la necesidad, ante la deriva derechista que tomaban los trabajos y las críticas que se producían, de relevar de la Comisión al piadoso y puntilloso D. Landelino Lavilla cuyo brazo armado en la Ponencia era D. Miguel Herrero, imponiendo al caótico pero mas dúctil Abril Martorell. La de 1978 fue la primera Constitución a la que se llega por consenso (con bastante de forzado por supuesto), que tenía un antecedente interesante en los  Pactos de la Moncloa. Quizás en ello resida su larga vigencia, caso singular en nuestra historia política.

Entre los grandes escollos estuvo el diseño territorial y ¡cómo no¡…la Santa Madre Iglesia... Lo de la monarquía y la bandera bicolor había quedado atado y bien atado por la voluntad omnipresente del “instrumento de los planes de Dios sobre la Tierra” que decía D. Isidro Gomá y Tomás, cardenal primado de España y la ambigüedad de un PSOE de perfil. Desde el PCE, D. Santiago Carrillo daría la última vuelta de tuerca al tema declarando, La opción hoy no está entre Monarquía o República, sino entre dictadura o democracia.”

Desde el “café para todos” de D. Manuel Clavero, hasta las preocupaciones económicas del Sr. Fernández Ordoñez; desde “los dos niveles” que solicitaba el Sr. Herrero de Miñon hasta la insinuación del Sr. Sánchez de León que intuía la visión de “una España entre nacionalidades y colonias”, el gabinete suarista estaba muy dividió. A trancas y barrancas, mas al calor de los fogones de buenos restaurantes que en sede parlamentaria, no es gratuita la frase “de grandes cenas están las Constituciones llenas”, fue avanzando mientras un impulsivo D. Manuel Fraga recriminaba a un imperturbable Sr. Álvarez de Miranda, presidente del Congreso…”qué puñetas hacemos aquí, si se está cocinando todo fuera”…Sería injusto señalar cocineros especiales al elaborar el menú…pero menos justo sería pasar por alto tres señalados chefs : D. Alfonso Guerra, D. Fernando Abril y el perfecto muñidor D. Miquel Roca.

La fortuna del momento, no todos habrían de ser desasosiegos, deparó un cardenal Tarancón, que tenía claro “a quien le tengo miedo es a los políticos de comunión diaria”, reflexión que seguro no sería ajena a las pintadas reclamando sin ambages “Tarancón al paredón”. Tenía el apoyo de Pablo VI y en ello se acomodo para aplacar a los obispos el Presidente Sr. Suarez. La Iglesia española, y no es descubrir nada nuevo, se resistió de siempre a la laicidad del Estado y a la autonomía de lo temporal. El nacional-catolicismo tenía sólido anclaje no solo en las instituciones, sino en muchas mentes. Y de siempre estuvo sobre la mesa el problema de la enseñanza confesional, las asignaturas religiosas y las subvenciones por lo que significaban de ingresos económicos y mediatización de la sociedad. El cardenal Tarancón se vio obligado a frenar al cardenal D. Marcelo González y al obispo Sr. Guerra Campos y sus no pocos seguidores que pretendían condenar el proyecto constitucional. Finalmente la declaración de la Conferencia Episcopal exponía escueta, “que en el texto no había nada contrario a la doctrina católica”.

Cuando los líderes políticos tras el trabajo, sino hecho a la perfección, al menos finalizado pasaron por la Zarzuela, el Sr. Solé Tura proclamaba con encomiable optimismo “no hay vencedores ni vencido”. El centrista Sr. Pérez Llorca, muy centrado saludaba “hemos salvado los peores escollos”. Y el Sr. Peces Barba, siempre beatifico “todo hemos ganado”. Por su parte, ya hacia un par de meses el pupilo del dictador decía a los periodistas con inocultable alegría “al hablar de lo suyo”…”felicitadme, he sido ratificado”…

Han sido cuarenta años de servicio eficaz a la democratización del país. Bajo su paraguas se lograron transformaciones sociales que han derivado en una sociedad distinta de la hace cuarenta años en derechos, objetivos, cultura, talantes civiles, comportamientos, perfeccionamiento de la igualdad, desarrollo, adquisición de valores solidarios, etc. Fomentando mentes abiertas y plurales que alumbran un escenario difícilmente reconocible hace cuatro décadas.

La herramienta era y es útil. Quienes no siempre mostraron toda la pericia ni generosidad interpretativa y sentido de estado, fueron los obreros que la manejaron. No vale aproximarse a ella con adanismo estéril, o con urgencias impropias. Es un texto que requiere una reforma importante que contemple las demandas de un presente que cada día tiene menos en común con los momentos de su parto y con muchas demandas no concebibles en momento de su redacción. Y, desde luego subsanar la sevicia cometida con el derecho de la ciudadanía a pronunciarse sobre la forma de estado. Pero la inmensa mayoría de los valores que consagra tienen pleno vigor.

Acomodar la Constitución a la demanda actual, es simplemente reformarla y enmendarla en los aspectos necesarios, para que cumpla su objeto centra, SERVIR AL PAÍS Y A SU CONVIVENCIA... No que el país la sirva y sea sometido a través de ella.


 Antonio Campos Romay

El lento declinar del socialismo andaluz


Parece claro que doña Susana Díaz, electoralmente, no aporta nada al Partido Socialista; en otros aspectos sí: su gestión como Presidenta . Así se puso de manifiesto en las elecciones de 2015 y ahora se confirma en las de 2018, con los peores resultados del socialismo andaluz durante el actual régimen. Puede que potenciales electores socialistas se hayan sentido decepcionados por las andanzas conspiradoras de doña Susana de hace dos años, en vez de ocuparse de los asuntos andaluces. Aquellos episodios vergonzosos debieron pasar factura en la primera ocasión que se presentó, sin perjuicio de los casos de corrupción del socialismo andaluz, de tal gravedad que solo les superan los muchos y sistémicos del Partido Popular. La prepotente doña Susana debe pensar más y gesticular menos.

Otro aspecto de las elecciones del 2 de diciembre es la entrada de un partido de extrema derecha en el Parlamento andaluz. Esos electores estaban en el PP agazapados, además de en la juventud que no ha votado hasta ahora (obviamente una parte). La presunción de que en España no había extrema derecha ya no se sostiene, sobre todo porque el PP, con su corrupción, ha permitido que aparezca fuera de sus filas.

La pérdida de votos y de escaños de los dos partidos más importantes de Andalucía se explica por la desafección de sus electorados respectivos, además de por la baja participación electoral: entre todos los partidos no han conseguido movilizar sino al 58% de los electores.  Ahora tiene el PP la oportunidad de ser fiel a su máxima de que gobierne la candidatura más votada, pero pedirle coherencia a dicho partido es como pedirle peras al olmo.

Hay un aspecto que al socialismo andaluz no le pasará desapercibido, y es que en siete de las ocho provincias, el PSOE ha sido el más votado, lo que habla de una implantación que es parte importante de su capital político y factor fundamental para recuperar el poder en las próximas elecciones. El desprecio de doña Susana a Izquierda Unida (me remonto al año 2015), prefiriendo gobernar con Ciudadanos, no habrá gustado, igualmente, a parte de su electorado. El señor Vara, en Extremadura, sabe algo de esto.  

Dejo el análisis más pormenorizado a otros sobre lo que los andaluces han pretendido decir con sus votos, pero sí hay una fórmula, que se le habrá ocurrido a varios, para impedir el acceso del PP y Vox al poder: ofrecer por parte del PSOE la Presidencia de la Junta a Ciudadanos y solicitar la Presidencia del Parlamento para sí, pero para eso se necesitaría el concurso de Podemos (o como se llame). Lo veo difícil en este verso libre. ¿Permitiría Podemos que se formase un gobierno presidido por el PP? ¿Preferirá Ciudadanos apoyarse en Vox y el PP para gobernar, antes que hacerlo en el PSOE? Además, a este partido tendrá que tenerlo en cuenta cuando le falle alguno de esos supuestos socios de la derecha y la extrema… Es el momento de la altura de miras y de la responsabilidad, no de mirarse el ombligo.

En otro orden de cosas, si las campañas electorales van a seguir siendo lo que en las últimas convocatorias, podría prescindirse de ellas: risitas, despropósitos, ataques vacuos, chistes malos… pero ni una sola idea para un electorado que quizá esté ávido de ellas en momentos de tribulación.

L. de Guereñu Polán.

jueves, 22 de noviembre de 2018

Gamberros

Se ha instalado en el Congreso de los Diputados y en el Senado una mala suerte de gamberrismo que nada tiene que ver con "hacer el jabalí" de Ortega. Insultos y mentiras se prodigan contra el adversario político de acuerdo con el bajo nivel político y parlamentario que vive España. No es casualidad que se haya acentuado el gamberrismo del que hablamos desde el mismo momento en que el Partido Popular perdió el gobierno.

¿Que sentido tiene que el dirigente máximo del Partido Popular acuse al Presidente del Gobierno de participar en un golpe de Estado? ¿Está tonto aquel o cree que aporta algo con tal exabrupto? ¿Que sentido tiene la brutalidad exhibida por el señor Ribera cuando trata cualquier tema sin distinción, ya en relación con Cataluña, los méritos académicos del Presidente del Gobierno o la renovación del órgano de gobierno de los jueces? Algún personajillo que se dice de izquierdas y que ha irrumpido con mucho ruido y poco seso en la política española, suele alardear de gestos y exageraciones, insultos incluso, sin más razón que la del que cree tenerla en exclusiva. 

Hace poco leí un artículo de Manuel Vicent en el que, citando a The Economist, señalaba que España goza de un nivel democrático superior a Bélgica, Italia o Francia; España es líder mundial en donación y trasplantes de órganos, en fecundación asistida, en sistemas de detección precoz del cáncer, en protección sanitaria universal gratuita, en esperanza de vida solo detrás de Japón, en energía eólica, en producción editorial, en conservación marítima, en tratamiento de aguas, en energías limpias, en construcción de grandes estructuras ferroviarias de alta velocidad...

España es el país de menor violencia de género en Europa -sigue diciendo Vicent- muy por detrás de las socialmente envidiadas Finlandia, Francia, Dinamarca o Suecia; es el tercer país con menos asesinatos por 100.000 habitantes y, junto con Italia, el de menor tasa de suicidios. 

Pero aparte de la corrupción de banqueros, grandes empresarios, políticos y otras especies, hay personas que, aprovechando su derecho a estar en el Parlamento, quieren ensuciarlo, desanimar a la población, hacer el gamberro y no contribuir a la prosperidad nacional, no mereciendo lo que se les paga. Son los gamberros actuales. 

L. de Guereñu Polán. 

domingo, 18 de noviembre de 2018

Ministros nada ejemplares


La ingenuidad que me inspiran no pocos ministros del actual Gobierno de España, que han incurrido en declaraciones innecesarias, contradicciones y se han beneficiado de forma inconveniente de una legislación laxa en materia fiscal, contrasta con la verdadera catástrofe que ha vivido nuestro país con los ministros conservadores al frente de los cuales han estado los señores Aznar y Rajoy.

El señor García-Margallo no tiene empacho en compatibilizar dos pensiones públicas cuando tal cosa no le es posible a ningún otro español. El santón Margallo, que predica aquí y allá regeneración, se ampara en un subterfugio legal del Parlamento Europeo cuando sabe que es inaceptable el beneficio de que se está sirviendo política y moralmente hablando.

Otro es el caso de don Pedro Morenés, que no ha tenido empacho en compatibilizar sus intereses personales, como empresario armamentístico, con ser Ministro de Defensa. Más claro aún es el caso de don José M. Soria, a quien se pilló evadiendo sus obligaciones fiscales mediante operaciones de “ingeniería”, que no son otra cosa que delitos en toda regla, mientras mentía hasta a su Presidente.

Mención aparte merece el señor Arias Cañete, el cual procuró a su esposa una amnistía fiscal mientras él formaba parte del Gobierno de España que decidió dicha amnistía. Doña Ana Mato tuvo que dimitir, después de feroz resistencia, por varios casos de corrupción que ya están prescritos, pero lo que se sabe a estas alturas es que tanto ella como el que fuera su esposo participaron con denuedo en el caso Gürtel “a título lucrativo”.

Don Rodrigo Rato está en la cárcel por apropiarse de dinero ajeno aprovechando que gestionaba una entidad bancaria, además de los muchos casos judiciales que le esperan. El señor Aznar, quizá en condiciones políticas distintas a las que vivimos, estaría acusado ante un tribunal internacional por crímenes de guerra, pero en un tono menor, ahora se va sabiendo que pudiera verse implicado en la trama Gürtel (una o varias de sus ramificaciones) que asola a su partido y a España.

Don M punto Rajoy nunca ha reconocido haber percibido dinero ilícito, pero las pruebas han sido publicadas y los tribunales las han dado por más que suficientes. El muy pillo, sabiendo que el delito está prescrito, se ha ido de rositas… por ahora. En el mismo orden de cosas ha dado amparo a la mayor trama de corrupción que haya conocido España en las décadas de régimen democrático que vivimos, en competición muy reñida con su predecesor Aznar.

¿Qué decir de la señora Cospedal, que está implicada en un caso de espionaje y posible ocultación de pruebas para entorpecer la labor de la Justicia? Ha sido siempre partidaria de acoger en su regazo a los suyos sin miramientos, como se vio con el caso de la señora Cifuentes y otros que sería prolijo resumir, sobre todo tras sus explicaciones públicas en una bochornosa comparecencia donde habló de “diferido”, pagos”, “Bárcenas” y otras lindezas.

Don Íñigo de la Serna no ha tenido empacho en aceptar ser contratado por una poderosa empresa tecnológica sin haber transcurrido el plazo legal para poder hacerlo, cuando habiendo sido Ministro de Fomento son evidentes los intereses en colisión. Don Luis de Guindos tiene como principal guinda haber contribuido, aunque en pequeña porción, al hundimiento del banco Lehman Hermanos, pues fue miembro de su Consejo asesor… ¿Qué decir de don Jaume Matas? Se hace con un palacete a base de corromperse hasta el tuétano, colabora con el conocido Urdangarin para que este delinca al por mayor y se encuentra incurso en varios procesos judiciales por corrupción, su afición favorita.

Así podríamos seguir con los señores Zaplana, Acebes, Trillo (a este último no parece pesarle en la conciencia el accidente del Yak-42 que se llevó a más de setenta personas a la tumba). Hizo que se procediese a la entrega de los restos a los familiares sin tener la certeza fehaciente de que efectivamente lo eran. Como publicó un medio de comunicación, se trata del caso más vergonzoso de insultos y maltratos a fallecidos y familiares de los mismos.

Hay también casos de ineptitud, como los de doña Dolors Montserrat, que al frente del Ministerio de Sanidad hizo la peor gestión que imaginarse pueda, lo que mereció su reprobación por el Congreso de los Diputados. El otro caso digno de mención es el de doña Fátima Báñez, que solía recurrir a la virgen del rocío para dar solución a los problemas de su competencia…

Y estos son los que ahora piden explicaciones y exigen dimisiones a los incautos ministros del señor Sánchez. Bien les vendría a estos saber con quién se la juegan porque tienen enfrente a lo peor del país.

L. de Guereñu Polán.

sábado, 17 de noviembre de 2018

Separatismo y violencia


Creo que cuando se produzcan las sentencias sobre los políticos catalanes imputados por los actos en los que incurrieron hace poco más de un año, habrá mucho ruido. Creo también que  dichas sentencias serán condenatorias y que, posiblemente, los afectados recurrirán a tribunales internacionales que forman parte del ordenamiento judicial español. Y creo por último que, más tarde o más temprano, el gobierno de que se trate indultará a los condenados siempre que se den las condiciones para dicho indulto: que lo soliciten los afectados, lo que según el ordenamiento jurídico español, implica el reconocimiento de la culpa. Se entrará así, si otros asuntos no enturbian el ambiente, en un nuevo ciclo político en el que las aspiraciones independentistas de parte de la población catalana, como parte de la vasca, permanecerán por los cauces lógicos en toda democracia.

Si todo esto se produce como pretendo intuir, España habrá superado una grave crisis política e institucional sin que, como en otras etapas históricas, haya intervenido el ejército, lo que sí ocurrió repetidamente durante el siglo XIX y durante la tan alabada II República española. Y esto será así no solo porque ningún partido español aboga por la intervención del ejército (aparte individualidades alocadas) sino porque es absolutamente innecesario. Los catalanes de uno y otro signo, el resto de los españoles de uno y otro signo, lo saben.

Cuando se dieron las insurrecciones cantonales en no pocas ciudades y villas de España, curiosamente también durante una república (la primera) el ejército reprimió los levantamientos siendo presidentes Nicolás Salmerón y luego Emilio Castelar: Pavía y Martínez Campos ocuparon varias de las ciudades sublevadas. El primero en Córdoba impidiendo que los cantonalistas declarasen la independencia; Sevilla fue tomada por asalto; otros cantones como Tarifa y Algeciras cedieron antes de que el ejército interviniese, pero tras la amenaza de hacerlo a instancias del Gobierno. El ministro Palanca amenazó con provocar una crisis ministerial si actuaba el ejército en algunos cantones, particularmente Málaga y Cartagena, para lo que estaba preparado Pavía. El Presidente Salmerón dimitió y Pavía entró en Málaga, luego en Cádiz.

Durante la presidencia de Castelar se decidió aplicar la pena de muerte (era la I República española) y se reorganizó el cuerpo de artillería, que había disuelto Ruiz Zorrilla. Cartagena fue derrotada por el marino Lobo y, al dar comienzo el año 1874, por el general López Domínguez.

La Asociación Internacional de Trabajadores protestó, algunos de cuyos miembros se habían reunido en Cádiz en agosto de 1873. Sabido es que el movimiento cantonalista estuvo muy ligado a reclamaciones de emancipación por parte de las clases trabajadoras, sobre todo las que se habían organizado bajo inspiración anarquista. Es comprensible que se intentase aprovechar el régimen republicano, donde la figura de Pi i Margall permitía suponer cierta condescendencia, para arrancar mejoras sociales… pero de eso a destruir un país y dividirlo en cantones sin más “lógica” que la coyuntura política, iba un abismo.

Durante la II República española, el general Batet consiguió que se rindiese la Generalitat de Companys tras la declaración por parte del Gobierno del estado de guerra. Se dio entonces una situación algo parecida a la del 1 de octubre de 1917: los mozos de escuadra se encontraron entre la espada y la pared ante dos legitimidades posibles. El general Batet, a quien todos elogian por su destreza, llegó a bombardear el palacio de la Generalitat… Nada de esto se piensa hoy, por la sencilla razón de que vivimos otros tiempos, el estado español es más fuerte que durante el siglo XIX y durante la II República y todos hemos aprendido algo de la historia.

En cuanto a la violencia que todavía quede por producirse en Cataluña dado el estado de división social existente, que a nadie le quepa duda de que el único que puede ejercerla legítimamente es el Estado (otra cosa es la mesura y oportunidad con que lo haga). A nadie le cabrá duda de esto salvo a los descerebrados o a los que queden como epígonos de aquellos esforzados anarquistas que, inspirados en los más nobles ideales de justicia, equivocaron sus métodos, como la historia también ha demostrado.

L. de Guereñu Polán.

Alcoa, Meirama, Puentes, Automoción, Ence,…., suma y sigue, estos lodos vienen de aquellos polvos. (I)



Hace muchos meses e incluso años, he venido sosteniendo en este medio que la falta de política industrial de la Xunta lleva a Galicia a la irrelevancia en ese ámbito.
Ya en 2013 analizábamos lo que iba a suponer la inevitable realidad de la llegada del coche eléctrico. Si tenemos en cuenta que entre el sur de Galicia y el norte de Portugal más de un centenar de multinacionales disponen de instalaciones en producción, además de unos de los centros de I+D+i del sector más importante de Europa (CTAG), parecía lógico que este sector sería una apuesta segura si la masa crítica, de la que ya disponemos, se completaba en aspectos sobre los que la Xunta tiene competencias y un papel relevante: la detección y extracción de materias primas minerales. Tengo constancia de dos hechos relevantes, uno, la investigación minera ha encontrado, en Galicia, esas materias en cantidades explotables y competitivas con las existentes en otras partes del mundo, y dos, el proceso de puesta en explotación se ha estancado por dos factores, entre los cuales la inoperancia burocrática de la administración autonómica es el principal obstáculo a superar, el otro es la contestación social a cualquier iniciativa minera.
Desde 2014, a raíz del informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el cambio climático, en otros medios desde hace décadas, he venido demandando “decisiones urgentes” para adaptar nuestro sistema de producción industrial y de generación de energía a la nueva situación. Pues bien las primera, y una de las más importantes, decisión de la actual Xunta en esta materia fue la suspensión del Concurso Eólico de la anterior, bloqueando la implantación de más de 2.300 Mw (equivalentes a 2,5 grandes centrales nucleares), otra aprobar una propuesta del BNG de prohibir los parques eólicos en la costa gallega. Ambas decisiones sumadas al abandono por el Gobierno del Estado en 2012 de la política de incentivos a las renovables,(el del impuesto al sol)  además de detener “sine die” la transición del modelo energético español y gallego, tuvo la virtud de liquidar la mayor parte de las iniciativas empresariales gallegas, que con tecnología y mercado propios, intentaban consolidarse tanto en el subsector eólico como en solar, y simultáneamente evitar futuros usos de las infrautilizadas instalaciones de Astano y Bazan, para los complejos artefactos como los puestos en marcha para los mercados del Reino Unido en septiembre, o el mercado alemán en octubre del presente año, este pilotado por Iberdrola.
Frente a la propuesta de mantener las tarifas y otras condiciones especiales para mantener las actividades industriales de grandes consumidores eléctricos, se ha sostenido desde estas líneas como medidas alternativas subvencionar, en las instalaciones consideradas estratégicas, soluciones similares a las utilizadas por otras empresas con instalaciones de gran consumo para consolidad su futuro competitivo.  La solución lógica para una industria que declara que el 40% o 50% de sus costes es la energía, es disponer en propiedad, o bajo su control, ese componente. Algunos grandes consumidores europeos, y en otros países desarrollados (p/e USA) han optado por estrategias de ahorro y autogeneración de su propia energía, mediante inversiones en las tecnologías más avanzadas y económicas existentes en su entorno. Solo en una ocasión la Xunta ha adoptado esta posición, al oponerse a la segregación de las centrales hidroeléctricas ligadas a Ferroatlántica y su producción de silicio en Sabón. En lo que considero una de las pocas apuestas acertadas, cara a la consolidación en territorio gallego de actividades con futuro, a pesar de su alto consumo específico de energía. Si se consigue superar el actual conflicto de Alcoa y se gana algo de tiempo, será necesario ligar el futuro de la industria del aluminio a inversiones en la generación de su propia energía. Claro está que antes será necesario que tanto el conjunto de la UE como España consideren que el subsector aluminio es un sector estratégico para su sector secundario.
Noviembre 2018
Isidoro Gracia

Jueces


No conozco ningún método mejor para la elección de los miembros del Consejo del Poder Judicial que el que sean elegidos por el Parlamento, que representa al pueblo español. Si por mí fuese todos serían elegidos por el poder legislativo oídas las asociaciones de jueces y fiscales.

Creo que el poder judicial es independiente en España, o por lo menos tan independiente como en cualquier país democrático, sin perjuicio de que existan sentencias que no nos gusten (porque gustarán a otros).

Se habla estos días de que se ha dado publicidad al nombre del magistrado que ha de ser Presidente del Consejo del Poder Judicial y del Tribunal Supremo sin que todavía lo hayan elegido los vocales de dicho Consejo: es una imprudencia por parte de quien lo haya hecho, máxime si tenemos en cuenta que son esos vocales los que pueden hacer ver que realmente son independientes votando en conciencia y no atendiendo a consignas de ningún tipo. ¿Serán atendidas esas consignas de existir? Entonces la elección del Presidente es cosa de los jueces y magistrados, de nadie más. No es el Parlamento el que incurre en vicio, sino los jueces que se prestan (si así lo hacen) a ser instrumentalizados.

¿Qué pasaría si la mayoría progresista (eso se dice) que compondrá el Consejo del Poder Judicial, votase a un Presidente progresista y no al conservador anunciado. Pues que muchas bocas se tendrían que callar. Muy probablemente tal cosa no ocurrirá, con lo que se dará pábulo a lo de que las consignas si funciona: repito, es cosa de los magistrados que las acatan, de nadie más.

Podría establecerse un método de escalafón (como en los militares) para que los jueces y magistrados pudiesen alcanzar, mediante concurso, las altas instituciones del poder judicial, pero quizá este método plantease otros problemas en los que no entro por no ser ducho en la materia. Que el órgano de poder de los jueces sea elegido por el Parlamento parece lo más democrático y justo.

No es cierto que este sistema haya sido un coto cerrado para los dos partidos hegemónicos en España: siempre –salvo en una ocasión- han participado en los pactos para elegir al Consejo otros partidos como el PNV, CiU, la minoría canaria, Izquierda Unida, ahora Podemos… Lo que quiere decir que la composición del Consejo no suele ser cosa de la voluntad exclusiva del Partido Socialista y del PP, sino de otros minoritarios. Como debe ser.

Pretender que no haya puntos de contacto entre los poderes del Estado es absurdo: en el Reino Unido la Cámara de los Lores actúa como Tribunal Supremo en determinados casos (recuérdese el asunto Pinochet). En Estados Unidos el Presidente nombra a altos cargos judiciales (me parece el peor ejemplo de separación de poderes) y así ha sido siempre hasta que, en las últimas décadas, la independencia judicial está garantizada salvo cuando un juez no quiere ser independiente y se deja arrastrar por esta o aquella influencia. Eso es ya otra cosa.

L. de Guereñu Polán.